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La cámara de Ansel Adams crea el paisaje americano

Xosé Hermida

En el corazón salvaje de Estados Unidos habitan sus montañas vertiginosas, sus descomunales monolitos de roca y sus desiertos rojizos, imágenes asociadas a la cámara de Ansel Adams (San Francisco, 1902-Carmel, 1984). Sus fotografías más célebres, parte inseparable de la memoria visual de los norteamericanos, podrán contemplarse hasta el 21 de septiembre en la Fundación Pedro Barrié de la Maza, en A Coruña (Cantón Grande, 9, www.fbarrie.org).

La ciudad gallega es la primera estación del peregrinaje internacional de la muestra de 150 fotografías de Adams, patrocinada por la George Eastman House, el museo que preserva la memoria del fundador de Kodak en Rochester (Nueva York).

Los norteamericanos creen en la "capacidad trascendental del paisaje", afirma Anthony Bannon, director del museo de cine y fotografía de la Eastman House. No podría ser de otro modo ante el espectáculo enmudecedor de su geología, que Ansel Adams descubrió a los 14 años, en el valle de Yosemite, un parque natural de la Sierra Nevada de California. Aquel paisaje que le llevaron a conocer sus padres en una excursión marcó para siempre su vida. El deseo incontenible de trasladar su asombro al papel lo empujó a la fotografía.

Después de Yosemite vino el resto del país. Adams recorrió y fotografió uno por uno todos los parques naturales de Estados Unidos. Conoció en Nuevo México la cultura de los indios taos, se hizo escalador y caminante y fue un activo miembro del Sierra Club, pionero del ecologismo. Sus imágenes se hicieron populares en postales, revistas y calendarios, al tiempo que, para costearse su trabajo más artístico, se dedicaba a la fotografía publicitaria y hasta realizaba murales para el Gobierno.

Hizo alguna incursión en el terreno social, como las imágenes en los campos donde fueron internados los japoneses americanos durante la II Guerra Mundial. Pero su fijación con el paisaje continuó hasta su muerte, en 1984. Cuatro años antes había recibido la Medalla Presidencial, la más alta condecoración civil.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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