Taiwan y el SARS
Coincidiendo con la celebración en Ginebra el pasado 19 de mayo de la reunión anual de los miembros de la Organización Mundial de la Salud, Taiwan sufría el mayor incremento de casos de neumonía atípica registrados en su territorio. Esta coincidencia evidenciaba aún más lo absurdo de la no participación de Taiwan en esta organización, de la que se encuentra excluido desde que se vio forzado a abandonar la ONU hace más de 30 años. En efecto, este año, Taiwan ha intentado una vez más reunir apoyos para poder participar como observador en la Asamblea Mundial de la Salud y se ha encontrado, también una vez más, con la oposición de la República Popular China (RPCh).
Es bien sabido que por motivos políticos, Pekín ha ocultado de manera escandalosa el brote de SARS en la RPCh durante al menos cuatro meses, periodo durante el cual comenzó a exportar el virus a otras áreas y países, como Hong Kong, Singapur, Canadá, Taiwan o Europa. Ahora, el Gobierno de Pekín asegura que ha prestado "atención minuciosa" al desarrollo de la enfermedad en la isla; nada más lejos de la verdad: desde que el SARS fue detectado en Taiwan, Pekín no ha hecho nada por ayudar a la isla a combatir esta enfermedad.
Claros ejemplos de ello son la negativa del Gobierno de Pekín a participar en la conferencia internacional sobre el SARS celebrada en Taipei el 20 y el 21 de abril, así como la obstrucción por parte de las autoridades chinas a la participación de Taiwan en la conferencia del 29 de abril en Bangkok patrocinada por la ASEAN. Aún peor, durante los dos primeros meses tras la aparición de la enfermedad en Taiwan, la RPCh obstruyó los planes de la OMS para enviar expertos a la isla. Finalmente, la OMS envió dos especialistas a principios de mayo, pero a éstos no se les ha permitido reunirse con oficiales taiwaneses de alto rango encargados de la lucha contra el SARS.
La realidad es que la RPCh nunca se ha preocupado de las necesidades sanitarias de Taiwan, y tampoco tiene por qué preocuparse, puesto que es un hecho que desde su establecimiento en 1949, la RPCh nunca ha ejercido jurisdicción sobre la isla. Bastaría con que no impidiera la participación de esta última en organismos como la OMS y con que no obstruyera cualquier intento de ayuda de la comunidad internacional hacia Taiwan. Mientras en Taiwan mueren pacientes y profesionales médicos, resulta verdaderamente triste ver cómo Pekín continúa dando prioridad a la política sobre las vidas de las personas.
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