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El BCE deja entrever que está dispuesto a bajar los tipos mañana

Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), el holandés Wim Duisenberg, ayer en Berlín, sobre la baja inflación y las expectativas de que se mantenga la estabilidad de los precios han desencadenado las especulaciones sobre una inminente bajada de los tipos de interés en la reunión del BCE mañana en Francfort. Los expertos coinciden en que la bajada de los tipos es cosa hecha y las quinielas se centran en la cuantía de la baja, que se espera entre un 0,25% y un 0,5%, desde el 2,5% actual.

Al mismo tiempo, en la Conferencia Monetaria celebrada en Berlín con asistencia de los presidentes de varios bancos centrales, el jefe de la Reserva Federal de EE UU, Alan Greenspan, declaró por videoconferencia que aunque "aún no hay signos claros de recuperación", espera "un crecimiento en los próximos meses".

"Vemos signos de estabilización", dijo Duisenberg, y atribuyó el retroceso del peligro de la inflación en buena parte a la alta cotización del euro. La frase de Duisenberg: "Esta apreciación se reflejará en nuestras deliberaciones sobre política económica", se interpretó casi como el pistoletazo de salida para la bajada de tipos de interés que el BCE va a decidir, salvo tremenda sorpresa, mañana en Francfort.

Dudas de Greenspan

El tipo de interés europeo actual, el 2,5%, es el doble del de EE UU. Los expertos esperan una bajada de tipos más sustanciosa que la del pasado marzo de un tímido 0,25%. No obstante, no faltan las alusiones a los llamados halcones de la estabilidad del BCE, que pueden resistirse a una bajada que los políticos reclaman para la renqueante coyuntura económica.

Los grandes jefes de los bancos centrales trataron también en Berlín los problemas de la coyuntura y parecen mostrar un cierto optimismo de que las cosas mejoren en la segunda mitad del año. Así lo manifestó Duisenberg, quien apeló a los países europeos a mantener la disciplina para cumplir con los criterios de estabilidad. Espera que la economía adquiera una cierta marcha en la segunda mitad del año.

Greenspan se mostró también optimista ante la posibilidad de que la actividad económica mejore los meses venideros, aunque no tanto como algunos pronostican. Para Greenspan, la baja de precios del petróleo y la subida de la productividad tienen un efecto positivo, pero expresó su preocupación por la debilidad del mercado de trabajo. Sostiene Greenspan que la economía de EE UU se ha estabilizado tras una fase de debilidad y pronostica un crecimiento moderado del producto interior bruto (PIB) en el segundo trimestre.

Coinciden los grandes banqueros en la conjura del peligro de deflación, caída de precios y baja de la demanda, que se agita como un fantasma desde hace semanas. Según Greenspan, la posibilidad de deflación es muy débil en EE UU y en este momento no le preocupa.

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