La cooperación nuclear rusa con Irán abre una disputa con EE UU tras la guerra de Irak
Bush estrecha nuevos lazos con Putin en San Petersburgo y le invita a visitarle en septiembre
Irán se perfiló ayer como el escollo de turno en la relación ruso-norteamericana al término de la cita que los presidentes George W. Bush y Vladímir Putin mantuvieron en San Petersburgo, donde reafirmaron el vínculo estratégico entre sus dos países tras la guerra de Irak. Bush, que acudía a la ciudad del Neva por tercera vez en poco más de un año, invitó a Putin a visitarle en Camp David en septiembre. Además de la pomposa velada del sábado en los jardines del palacio de Peterhoff, Putin y Bush se reunieron ayer en el palacio de Constantino antes de partir ambos hacia Evian para participar en la cumbre del G-8.
"San Petersburgo ha sido un claro punto de inflexión en un periodo de frialdad de las relaciones", afirmaron ayer altas fuentes norteamericanas. Las heridas entre EE UU y los otros dos países europeos importantes que se opusieron a la guerra (Alemania y Francia) están en un proceso de curación que requerirá un poco de tiempo. De los tres líderes disidentes, Putin es el favorito de Bush. Tanto, que según una fuente diplomática estadounidense, a quien Bush querría encontrar en Evian es... a Putin.
"La base de las relaciones entre EE UU y Rusia ha resultado ser más firme que las dificultades con las que nos hemos encontrado en los últimos tiempos", dijo Putin. "A medida que avancemos, mostraremos que los amigos pueden no estar de acuerdo, superar sus diferencias y trabajar de forma constructiva", afirmó Bush.
La participación rusa en la construcción de la central nuclear iraní de Bushehr, el papel de las empresas y petroleras rusas en Irak y la situación en Corea del Norte fueron abordados ayer por los dos líderes. Dos breves comunicados, uno sobre la relación estratégica y otro sobre la cooperación en el espacio, sellaron la parte documental de la cumbre. Ambos presidentes intercambiaron también las cartas de ratificación del tratado de reducción de arsenales estratégicos que ambos firmaron en Moscú en mayo de 2002.
De todos los temas tratados, el que potencialmente es más conflictivo es la cooperación rusa con Irán. Putin quiso distinguir entre el compromiso de su país de evitar la proliferación nuclear, por un lado, y los intereses económicos de las compañías rusas que trabajan en Irán, por otro.
El presidente ruso señaló que las posiciones de Rusia y EE UU en el tema de Irán "son más cercanas de lo que parece", pero advirtió contra un uso instrumental de la bandera de no proliferación. "En lo que se refiere a Irán, hoy he dicho francamente que estamos en contra de que los programas nucleares, o cualquier otra cosa, se utilicen como medio de competencia desleal con nuestras compañías en el mercado iraní", señaló Putin. El líder ruso subrayó el deseo de su país de cooperar con EE UU y otros Estados contra la proliferación nuclear. "Esto afecta plenamente a Irán", sentenció.
"Rusia y EE UU comparten sus preocupaciones sobre el avanzado programa nuclear iraní. Entendemos las consecuencias de que Irán tenga armas nucleares y por eso queremos trabajar juntos y hacerlo con la OIEA [Organismo Internacional para la Energía Atómica]", manifestó Bush, que apreció la "comprensión" de Putin y su "disposición" a resolver este "problema potencial".
EE UU desearía que Rusia congele su participación en la central de Bushehr hasta que Teherán adopte compromisos suplementarios de no proliferación y hasta que el director general de la OIEA difunda su informe clarificador sobre las intenciones iraníes. Mientras tanto, "Rusia haría bien en no darse prisa en apoyar el proyecto de Bushehr", señalaron las fuentes, según las cuales Moscú y Washington están ahora más cerca a la hora de valorar la gravedad de la situación.
Algunas oportunidades comerciales entre Rusia y EE UU están bloqueadas por la legislación norteamericana concerniente a Irán (Iran Non Proliferation Act), señalaban ayer medios diplomáticos norteamericanos, para los que resulta prematuro decir si la colaboración de Rusia con Irán podría afectar a la colaboración en el marco del Escudo Antimisiles. Los rusos quieren promover proyectos de tecnología avanzada con los norteamericanos, según indicó ayer el ministro de Exteriores, Ígor Ivanov. Éste afirmó que Irán haría bien firmando un protocolo suplementario de garantías de no usar Bushehr en un programa militar, pero reiteró que Rusia no vincula su colaboración a este punto. El uranio que Rusia enviará a Irán volverá a territorio ruso una vez utilizado, aseguró Ivanov.
La preocupación de Washington por Irán no se traduce, por lo menos de momento, en un dilema entre sanciones o compensaciones a empresas rusas, según indicaron altas fuentes norteamericanas. Éstas señalaron que en los últimos años el Ministerio ruso de Energía Atómica ha extremado su control sobre las exportaciones de material sensible a Irán y afirmaron que la construcción de Bushehr debe ser vista en el contexto de otros programas iraníes, que se desarrollan al margen de la relación con Rusia. En lo que se refiere a Irak, las empresas rusas son "bienvenidas" y no serán discriminadas, por lo menos en lo que a intenciones de la Administración norteamericana se refiere. Putin reiteró el deseo de que las empresas rusas trabajen de nuevo en Irak, también en el marco del programa Petróleo por Alimentos.
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