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REENCUENTRO DE EE UU Y EUROPA | Protestas antiglobalización

Miles de manifestantes antiglobalización ocupan la frontera entre Suiza y Francia

Un británico residente en Barcelona sufre heridas graves en un oscuro incidente con la policía

Unas 90.000 personas, según los organizadores (22.000, según la policía) convergieron ayer en la frontera franco-suiza para protestar contra la cumbre del G-8, a unos 40 kilómetros del lugar. Por la tarde, más de 600 policías alemanes, encargados hasta entonces de custodiar el aeropuerto de Ginebra -lugar de llegada de los jefes de Estado y de Gobierno-, fueron trasladados apresuradamente a esta ciudad suiza ante la repetición de incidentes. Ningún manifestante, pacífico ni violento, pudo llegar a Evian a causa de la malla defensiva trazada por la Gendarmería francesa.

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En un confuso incidente ajeno a la marcha, el británico Martin Shaw, de 34 años y que reside en Barcelona, resultó gravemente herido al caer desde 20 metros. Él y otro manifestante trataban de desplegar un sistema de cuerdas para bloquear la autopista Ginebra-Lausana, haciendo de contrapeso con sus cuerpos suspendidos. Un agente cortó el cable que sujetaba a Shaw a una gran banderola y éste cayó sobre el asfalto. Un portavoz de la policía suiza reconoció que se ha abierto una investigación judicial. La caída fue grabada por Indymedia, que pertenece al movimiento antiglobalización. La policía suiza practicó numerosas detenciones en la búsqueda del vídeo.

En Ginebra, los enfrentamientos fueron continuos entre la policía y cientos de enmascarados armados con barras de hierro. Las autoridades del cantón de Vaud reaccionaron prohibiendo otra manifestación, lo cual sumó más alborotadores a la revuelta. "No tenemos nada que ver con esos vándalos. Esto es muy lamentable", declaró el trostkista Alain Krivine, uno de los protagonistas del Mayo francés del 68 y que ahora es la principal figura pública de la Liga Comunista Revolucionaria. En la parte suiza, el servicio de orden de los convocantes contuvo a unos 40 encapuchados que intentaban incendiar una estación de servicio.

Nada tuvo que ver esta sucesión de incidentes con el ambiente "hipercalmado" en que se desarrolló la marcha principal, según la expresión usada por David Friboulet, presidente de la sección francesa de Amnistía Internacional, que ha actuado como observadora de todas las concentraciones anti-G-8 para verificar si se estaban respetando los derechos humanos. Los 450 socorristas de la Cruz Roja desplegados apenas tuvieron trabajo en una manifestación realizada al son de varias orquestas, un modo festivo de denunciar la "ilegitimidad" del G-8, la guerra en Irak o la presencia de Bush.

La policía suiza bloqueó los accesos al casco viejo de Ginebra desde primeras horas de la mañana, después de que la zona fuera visitada por decenas de alborotadores, que atacaron algunas tiendas e intentaron incendiar edificios administrativos. Pero a diferencia de la organizada policía francesa, exhaustiva en el control, filtro y contención de todo lo que se mueve por su territorio -2.000 manifestantes intentaron cortar una carretera en la parte francesa y fueron dispersados con derroche de gases lacrimógenos-, los agentes antidisturbios de Ginebra daban la mano amablemente incluso al corresponsal que se acercaba para comprobar los destrozos.

Policías antidisturbios detienen a un participante en las protestas contra el G-8, ayer en la ciudad suiza de Lausana.
Policías antidisturbios detienen a un participante en las protestas contra el G-8, ayer en la ciudad suiza de Lausana.REUTERS

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