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China niega haber ocultado las cifras de la epidemia de neumonía

Jarro de agua fría para los presagios de una apertura informativa

China parece decidida a restañar como sea el daño provocado a su imagen internacional por la neumonía. Cai Fuchao, director del Departamento de Información de Pekín, negó ayer que el Gobierno haya encubierto en algún momento la epidemia. "Lo que pasó es que nuestras estadísticas no eran precisas. Al principio, los recursos médicos no estaban integrados y el sistema no era adecuado", dijo.

Tras decidir a mediados de abril informar con transparencia sobre la enfermedad, las autoridades amenazaron con "severos castigos" a quienes ocultaran casos. "Como los recursos médicos no estaban integrados, el 17 de abril el Gobierno decidió unirlos", insistió Cai. El director de Propaganda del comité municipal del Partido Comunista no mencionó que dicha reunión de urgencia del Comité Permanente del Buró Político (el mayor órgano de poder) se produjo en medio de la presión internacional y al día siguiente de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegurara que en Pekín existían al menos 200 casos no declarados y un millar de personas en observación.

La OMS, como ya habían hecho algunos médicos chinos, acusó al Gobierno de ocultar la magnitud de la crisis. Porque, entre otros problemas, los hospitales militares no informaban sobre sus pacientes.

La declaración de Cai Fuchao se produjo orquestada con la que el pasado viernes realizó el viceministro de Sanidad, Gao Qiang, quien rechazó las repetidas acusaciones recibidas por secretismo y aseguró que el Diario del Pueblo, en un artículo del 12 de febrero, advirtió a China y al resto del mundo sobre la epidemia. El artículo señalaba que habían muerto cinco personas y se habían infectado 305 en la provincia sureña de Guangdong, donde se detectó el primer caso en noviembre pasado.

Poco después, y según se acercaba la celebración de la X Asamblea Popular Nacional en Pekín, las noticias sobre la neumonía desaparecieron de los periódicos mientras el virus se extendía. "El problema fue que no pudimos obtener cifras exactas por falta de un sistema adecuado de recolección de datos", dijo Gao.

Las afirmaciones de los dos altos funcionarios, en el mismo tono y en días consecutivos, arrojan un jarro de agua fría sobre quienes pensaban que los fulminantes despidos a finales de abril de los entonces ministro de Sanidad y alcalde de Pekín, por no haber sabido gestionar la crisis, y el esfuerzo de transparencia realizado para luchar contra la epidemia podían presagiar una mayor apertura. Cai, sin embargo, insistió ayer en que el Gobierno "garantiza totalmente el derecho del público a saber".

Las declaraciones se producen cuando las cifras de infectados siguen bajando en China, que ayer registró un nuevo caso y cuatro fallecidos, todos ellos en la capital. Pekín ha decidido reducir de 16 a siete el número de hospitales dedicados a tratar sólo a los enfermos de neumonía. Desde el 26 de mayo registra menos de 10 casos al día.

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