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Corriente eléctrica de padres a hijos

La empresa de la familia Pitarch, ya en tercera generación, suministra luz a 80 poblaciones

Ni setenta años de avatares ni las ofertas para vender han apagado el ánimo de las sucesivas generaciones de Eléctricas Pitarch, el tercer operador energético de Extremadura tras Endesa e Iberdrola. Este grupo ha desafiado a las estadísticas que afirman que buena parte de los negocios familiares mueren al pasar por vez primera de padres a hijos y hoy no es difícil que se crucen por los pasillos de su sede en Cáceres los miembros de las tres generaciones de esta saga.

La compañía, que empieza a diversificar, cerró el último ejercicio con 18 millones de euros de facturación y una plantilla de 60 trabajadores

El fundador, Eduardo Pitarch Renau, de 96 años, aún se deja ver cada 15 días por la oficina para ver qué tal va todo y saludar a los nietos treintañeros Alfonso, Eduardo y Javier, que son los que llevan las riendas del negocio más directamente.

Este grupo empresarial, cuyo principal negocio es la distribución de energía, suministra electricidad a 55.000 clientes de 80 poblaciones de la provincia de Cáceres y cerró el último ejercicio con 18 millones de euros de facturación y una plantilla de 60 trabajadores. Sin abandonar para nada la actividad propia de Pitarch durante sus 70 años de vida, el grupo empresarial ha dado el salto en los últimos años a nuevas actividades económicas, como la inmobiliaria (cuenta con locales y terrenos en Madrid y Extremadura), la sanitaria (participa en el capital de una clínica privada en Cáceres), la agroganadera y la vinícola (es propietario de una bodega en Valladolid). Alfonso Pitarch, de la tercera generación, no quiere darle mayor importancia a estos negocios anexos pues el grupo se plantea la entrada en estas actividades como una fórmula de invertir los recursos generados.

Pitarch cuenta con dos minicentrales hidroeléctricas operativas en la provincia de Cáceres, pero en realidad la actividad de la empresa se centra en distribuir y comercializar la energía que compra a Iberdrola -el operador dominante en Extremadura- en alta tensión. El boom inmobiliario de los últimos años ha hecho que su cartera de clientes se haya incrementado con los nuevos polígonos residenciales, lo que les ha permitido pisarle el terreno a la compañía que preside Iñigo de Oriol al haber conseguido el suministro de una de las principales áreas de crecimiento de Cáceres capital, dominada hasta ahora en exclusiva por Iberdrola.

Una larga trayectoria

La andadura empresarial de los Pitarch comenzó a escribirse por los años treinta cuando el fundador decidió crear una pequeña infraestructura para llevar la luz a unos cuantos pueblos de la provincia de Cáceres. En los sesenta se incorporó al negocio la segunda generación, el padre de los directivos actuales, los cuales entraron en liza en los noventa. La red eléctrica del primer tercio del siglo pasado en una provincia como Cáceres se reducía a una élite de pueblos que contaban con centrales de generación en sus cercanías, que "en la mayoría de los casos eran obsoletas y de mantenimiento costoso", explica Alfonso Pitarch. Durante las décadas centrales del siglo XX Pitarch centró su actividad en la conexión de estas poblaciones mediante redes de media tensión, para después unir estos núcleos con las plantas de generación. El paso siguiente fue adaptar todos estos ejes de transporte a tensiones superiores, lo que constituye el embrión de la red actual. Hoy, el grupo -como establece la legislación- está segmentado en varias empresas, cada una de ellas dedicada a una parte de la cadena del negocio eléctrico: generación, transporte, distribución y comercialización.

La negativa de la Junta de Extremadura a permitir la instalación de parques de generación eólica no ha ayudado a la voluntad de crecimiento de Eléctricas Pitarch, que sí ha participado junto con otros socios en una instalación en La Muela (Aragón).

Como toda compañía eléctrica que se precie, Eléctricas Pitarch recibe las quejas de clientes extremeños enojados por los cortes de suministro, que la empresa achaca en parte a la abundantísima población de cigüeñas que anidan en los tendidos. Extremadura figura entre las comunidades con un tiempo de interrupción del suministro mayor, a pesar de ser una zona totalmente excedentaria de energía.

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