Pablo Aranda novela la dureza y la ternura de la ciudad

El novelista malagueño Pablo Aranda piensa, como Italo Calvino, al que cita, que el infierno de los vivos no está por venir, sino que existe y lo formamos todos. Este mundo infernal es el que retrata con una mirada crítica en su primera novela publicada, La otra ciudad, finalista del VII Premio Primavera de la editorial Espasa. "Paco, el protagonista de La otra ciudad, como el niño de la película canadiense Leolo, crea su propio espacio en el zaguán de su casa en Málaga e imagina que es un marinero que viaja por el mundo", contó Aranda, de 34 años. "Construye un mundo paralelo que le sirve para sobrevivir en un ambiente que le puede llevar a la perdición".

El autor no quiere encasillarse en la literatura marginal, aunque tiene otra obra escrita de la misma temática. Y es que conoce bien los bajos fondos por su trabajo como voluntario en el Proyecto Hombre, y, desde hace dos años, como educador de jóvenes con condena en régimen abierto. "Pablo es alguien que proviene del conocimiento real de las cosas que ocurren en el mundo, a diferencia de la mayoría de autores jóvenes, gente muy ilustrada pero poco vivida", afirmó el escritor Antonio Soler. "No tienen experiencias para tener material para escribir, a diferencia de Hemingway, por ejemplo, que iba a la guerra para tener de qué contar", prosiguió. "Pablo ha visto mucho mundo, pero, como dice Henry Miller, el único viaje es el que hacemos hacia dentro, y él lo ha hecho en esta novela muy cuajada", añadió Soler.

"Se mueve muy bien en los contrastes. A pesar de estar vencidos, sus personajes no están humillados", añadió. En opinión de Antonio Soler, "la estética y los planteamientos éticos de los conflictos" de las películas Barrio y Los lunes al sol se repiten en La otra ciudad.