Enki Bilal: "El 11-S me paralizó porque parecía el mal como arte total"

La obra del dibujante Enki Bilal (Belgrado, 1951) se ha caracterizado siempre por tratar temas de importancia geopolítica a partir de ficciones fantásticas. A principios de los años ochenta, su álbum Partida de caza se anticipó al desmembramiento de los regímenes comunistas y ahora está trabajando en 32 de diciembre, un álbum en el que un personaje defiende el mal como suprema creación. Confiesa que lo paralizó el 11-S porque le recordó una gran performance, "el mal como arte total". Desde hoy, presenta en Barcelona el proyecto Enkibilalbarcelona2003, integrado por tres exposiciones.

El proyecto -que cuenta con la página web www.enkibilalbarcelona2003.com- incluye la exhibición de obras sobre tela y papel en la galería Maeght (Montcada, 25, hasta el 19 de junio), una exposición de originales de cómics en Norma Gallery (paseo de Sant Joan, 7-9, hasta el 18 de junio) y la proyección hoy de su película Tykho Moon en el Instituto Francés (Moià, 8).

Su visita a Barcelona tendría que haber coincidido con el lanzamiento internacional de 32 de diciembre, álbum que trata de forma futurista la guerra de los Balcanes, pero el atentado del 11 de septiembre le paralizó totalmente. "Aparece un personaje que se llama Warhole, que cree en el mal como la más suprema de las creaciones artísticas. Cuando hubo el atentado me hizo pensar en ello la imagen de cruel performance artística que tenía el choque de los aviones en directo. El mal como arte total. Esto me paralizó el trabajo durante meses.". En esta obra, Bilal continúa su tratamiento fantástico de la realidad. "No creo que haga ciencia-ficción, porque siempre hablo de cosas que han pasado o que acaban por suceder", explica. El álbum aparecerá finalmente el mes de junio en Francia y en julio en España. 32 de diciembre es la continuación de El sueño del monstruo, publicado en el mercado español.

Cine, pintura y cómics. ¿Su preferencia? "Los cómics me gustan, porque son un medio que me permite expresarme con mucha libertad", explica Enki Bilal, para quien la historieta no es sólo un entretenimiento, sino un medio de expresión que exige a los autores un compromiso con la sociedad. "Un dibujante de cómics, como cualquier artista, tiene la obligación de plantear preguntas a la sociedad, pero sobre todo de plantearles preguntas a los que tienen el poder", afirma. Esta obsesión ha marcado sus álbumes, publicados en España por Norma Editorial. En la feria de los Inmortales planteaba, en plena época de la transición, el regreso a Barcelona de un grupo de ex combatientes de las Brigadas Internacionales 40 años después de que hubiera finalizado la contienda. Su objetivo: combatir a un grupo terrorista que como ellos habían luchado en la Guerra Civil, sólo que en el bando contrario. Bilal siempre ha demostrado una especial sensibilidad por todos los temas que representan la unión o el desmembramiento de Europa debido a sus orígenes yugoslavos. A los diez años, en 1961, abandonó Belgrado para instalarse en París junto a sus padres, pero su sensibilidad y preocupación por todo lo que acontecía en su tierra de origen le acompañó en la mayoría de sus obras.

En la galería Maeght, junto a telas y dibujos, presenta un reportaje realizado por él mismo mientras trabajaba en su última obra. Su objetivo es mostrar a los jóvenes el proceso de creación de una historieta. También se emitirá un montaje a ritmo acelerado que alterna secuencias de sus dos películas, Bunker Palace Hotel y Tykho Moon. Los originales que expone en la Maegth no están a la venta, excepto una serie litográfica. "Mi intención no es vender, sino mostrar. Aunque creo que los cómics tienen la misma consideración que cualquier obra artística".