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Entrevista:JAMES WOLFENSOHN | Presidente del Banco Mundial

"Si Brasil fracasa, será difícil para el resto de la región salir adelante"

Fernando Gualdoni

James Wolfensohn (69), es presidente del Banco Mundial desde enero de 1995. Este australiano naturalizado estadounidense se ha marcado como meta reducir la pobreza mundial a la mitad para 2015 y su mejor referente ahora es el gobierno de Lula en Brasil. Mientras mira de reojo a Brasilia, Wolfensohn tiene frente a sí la reconstrucción de Afganistán y de Irak.

Pregunta. ¿Cuándo va a enviar una misión a Bagdad?

Respuesta. Tan pronto como haya un mínimo de seguridad irá un equipo para evaluar la situación del país. Necesitamos que esos hombres no sólo puedan moverse en Bagdad, sino también que puedan hacer su trabajo en otras zonas como el suroeste. El equipo que irá es experto en situaciones de posguerra e irá tan pronto como mejore la situación, muy posiblemente en un par de semanas.

"Enviaremos una misión a Irak cuando sea seguro, posiblemente en dos semanas"

P. ¿Qué saben de la situación económica iraquí?

R. Sabemos muy poco porque no estamos allí desde principios de los setenta. Ya hemos hecho todo el trabajo que debe hacerse desde fuera y como a lo largo de muchos años hemos adquirido el conocimiento y la metodología para evaluar una situación de posguerra, como hicimos en Afganistán, Congo o Bosnia, creo que podemos hacernos una idea de cómo está la situación en poco tiempo.

P. ¿Y qué han hecho por Afganistán?

R. Muy a menudo, una vez que un país pierde la primera plana, el interés por éste disminuye bastante. Sucedió en Timor Oriental, Kosovo, Congo e incluso en Afganistán. Nosotros seguimos trabajando en estos sitios y en caso de Afganistán ya hemos dado un préstamos de 100 millones y nos disponemos a otorgar otros cien. Pero lo que no puede hacer el Banco Mundial es dar todo el dinero que el Gobierno de Karzai reclama. Afganistán necesita que países a título individual le den su apoyo financiero, que muchos de esos Estados que prometieron ayuda, cumplan sus promesas. Cada país, además, requiere un tratamiento distinto. En el caso de Afganistán no hay más remedio que dar ayuda para poner en marcha una economía de la que más tarde se autofinancie el país, mientras que Irak puede obtener recursos de su petróleo y financiar con ese dinero muchos de los proyectos de reconstrucción.

P. ¿Quién administrará los ingresos por ventas de crudo iraquí?

R. No está claro aún y, desde luego, el Banco Mundial no tiene ninguna autoridad en esto. Tampoco se ha determinado qué parte de esos ingresos irán al fondo para la reconstrucción del país y cuánto, por ejemplo, para pagar deudas.

P. El desplome de los precios del café está perjudicando a más de 25 millones de familias. ¿Qué hará el banco para ayudarlos?

R. Es un problema muy serio. El descenso de los precios del café y también de otras materias primas, como el cacao, están socavando la sostenibilidad económica de países y millones de familias en América Latina, África y Asia. Hemos recolectado un fondo extra de 870 millones de dólares para ayudar a esos países, pero como política par el futuro lo mejor, tal vez, sería permitir a los productores de café vender a un precio futuro fijo, de modo que si la cotización cae, se pueda cobrar un precio garantizado con antelación.

P. El mercado del café está controlado por cinco grandes empresas. ¿Se puede llegar a un acuerdo para que paguen un precio justo?

R. Es una posibilidad. Pero el Banco no puede involucrarse en una negociación como ésa.

P. ¿Cuál será el impacto de la neumonía en la economía?

R. Ya hemos rebajado la previsión de crecimiento para China en medio punto y en este momento el impacto es difícil de calcular. Ahora todo está paralizado, nadie se mueve ni dentro ni hacia China, ni el turismo ni los hombres de negocios y esto sin duda afectará negativamente al país y la región. A pesar de que el número de fallecidos hasta ahora es inferior a las personas que mueren cada año en EE UU por una simple gripe, hay mucho temor en torno a la neumonía atípica. Es dificil calcular un efecto de la epidemia, pero hay que recordar que el PIB mundial es de unos 32 billones de dólares y la contribución de China es de 1,3 billones, por lo que si la neumonía se circunscribe a la región no tendrá un impacto significativo en la economía mundial.

P. ¿Más de un año después de la cumbre del desarrollo de Monterrey, qué se ha logrado?

R. La cumbre de Monterrey y posteriormente la de Johanesburgo han establecido el marco de actuación. Ahora corresponde a las dos partes involucradas, los países desarrollados y los en vías de desarrollo, cumplir. Estos últimos deben actuar para mejorar la gobernabilidad, combatir la corrupción, actuar sobre la base de planes efectivos y, si avanzan en estos temas, los países ricos aportarán los fondos que se necesitan para el desarrollo. No obstante, hasta que el mundo no se dé cuenta de que este problema debe afrontarse de forma conjunta, y no cada uno por su lado, difícilmente podremos reducir a la mitad la pobreza para 2015. No es sólo una cuestión de dinero, sino de voluntad política y al más alto nivel.

P. ¿Cree que el cambio en Brasil puede ser el germen de un nuevo modelo socioeconómico?

R. Brasil es el futuro de América Latina. Si Brasil fracasa, será muy difícil para el resto de la región salir adelante. Esto no significa que América Latina colapsará, pero sí será determinante para su futuro. Se está produciendo un gran cambio social en Brasil, un experimento del que ya participan todos. He visto como muchos hijos de la clase privilegiada renuncian a sus vacaciones en la playa para hacer labor social en las favelas. ¿Durará esto?, nos preguntamos. De momento, puedo decir que nunca he visto esta atmósfera en Brasil en 30 años y que me quedé realmente impresionado con Lula y su gente cuando hace poco pasé unos días con ellos.

P. ¿Cree que Argentina imitará este modelo?

R. Argentina sin duda está pasando un momento muy crítico. Ya se han hecho importantes reformas y Argentina está creciendo nuevamente. No obstante, el nuevo gobierno tiene mucha tarea por delante, muchas reformas que hacer y lo más duro será la de convencer a los argentinos y al mundo de que se está dispuesto a cambiar. Si no hay una reacción desde dentro, difícilmente se producirá algún cambio. Un país no puede pedir dinero prestado una y otra vez y creer que una y otra vez se le dará.

P. Un gran debate en Europa ahora es la reforma de las pensiones. ¿Cuál cree que es la mejor vía para hacerlo?

R. No soy un experto en el tema de pensiones pero si el sistema consiste en que unos pocos trabajadores financien sus propias pensiones y las de los que ya están jubilados, esto desde luego es inviable. Con el ritmo de envejecimiento de la población, en algún momento los que aporten no serán suficientes para sostener el sistema y el Estado, que ha hecho una promesa al que se ha jubilado, puede llegar a tener que recurrir al endeudamiento para cubrir los pagos de pensiones. La reforma es inevitable y cuanto antes se comience, mejor.Tal vez un sistema mixto, entre público y privado, sea una buena alternativa.

James Wolfensohn, durante la entrevista.
James Wolfensohn, durante la entrevista.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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