Carlos Fuentes y Felipe González revelan los impulsos y las miserias del poder

El poder y sus miserias, sus impulsos y sus oscuras razones. Carlos Fuentes y Felipe González debatieron ayer en torno a La silla del Águila (Alfaguara), última novela del escritor mexicano. Moderados por el periodista norteamericano Alan Riding, corresponsal de The New York Times durante muchos años en México, el ex presidente del Gobierno y el autor de La muerte de Artemio Cruz coincidieron para hablar sobre política, sobre "los subterráneos", dijo Fuentes, del poder. "Las verdaderas relaciones del poder", aseguró González, "son siempre la parte sumergida del iceberg".

Felipe González afirmó que hablaba con absoluta "pasión" sobre un libro "que no es mexicano porque es profundamente mexicano". "Yo no suelo subrayar los libros, eso lo suele hacer Carmen Romero, pero éste lo he escrito y anotado de arriba abajo". "Éste es un libro", continuó, "sobre la pasión humana, sobre el poder, el dinero y el sexo o el amor, como prefieran. Como me decía hace un rato una amiga, todo lo exagerado es siempre ridículo, salvo las pasiones humanas".

Alan Riding fue el encargado de conducir un coloquio, celebrado anoche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que logró llenar los tres pisos del teatro Rojas. Asistieron, entre otros, Carmen Alborch; el embajador de México en España, Gabriel Jiménez Remos; Amparo Rubiales, Rosa Conde, Carmen Romero, Javier Gurruchaga, Concha García Campoy, Juan Mollá, Jesús de Polanco, Juan Luis Cebrián y Emiliano Martínez. "Nos vamos a divertir un poco, tanto como se ha divertido Carlos Fuentes escribiendo este libro", anunció Alan Riding. El periodista entresacó algunas frases del libro, que están en boca de los personajes, como ejemplos de su tono y de su manera de retratar el poder y sus diferentes caras. Píldoras que describen el conocimiento de Fuentes sobre el poder y sus maneras de manifestarse: "La política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos"; "mi moral es inferior a mi genio"; "para qué hacer las cosas simples si podemos hacerlas complicadas"; "ya que no somos profundos seamos oscuros"; "el peor enemigo del poder es el inocente".

Como recordó González, La silla del Águila ocurre en 2020, en ese momento en Estados Unidos gobierna Condoleezza Rice, y Fidel Castro sigue vivo. "Castro acaba de inaugurar un parque temático sobre Sierra Maestra, y ahora planea una visita a Chiapas", contó González. La novela, añadió, "tiene de todo, pero habla sobre todo sin dejar muy pocas notas de grandeza sobre las miserias del poder, sobre la parte oscura del poder. Y el libro lo hace, en esa parte que a mí me toca, con una increíble belleza y dureza. Habla de personajes imaginarios, pero es más real que la realidad misma".

La política, dijo Fuentes, es la actuación pública de las pasiones privadas, pero de dónde viene el poder, quién lo autoriza y quién lo da. En la política hay altos miradores y bajos subterráneos. Fuentes citó a Maquiavelo como ejemplo de claridad a la hora de entender las razones de la política y sus proyecciones. "Cuando él habla de necesidad o de virtud, lo hace de pasiones íntimas que se elevan al nivel público".

En La silla de Águila se centra en reflexiones sobre la esencia y el ejercicio del poder. De El Príncipe de Maquiavelo a Macbeth de Shakespeare. Fuentes narra de forma epistolar un libro en el que el poder y la ambición desmedida por el poder son su eje. El contexto de la novela es un país, "México, cuyas telecomunicaciones acaban de ser boicoteadas por Estados Unidos, por la protesta de su presidente a una ocupación norteamericana de Colombia. La consecuencia inmediata es un resurgir de las relaciones epistolares". Algo que, según Felipe González, niega uno de los principios de la política mexicana: no dejar nunca una prueba escrita.

Sobre Estados Unidos, tanto Fuentes como González dijeron que su nacionalismo implacable es lo que hoy triunfa, "y por eso fracasará". "Dios te oiga", le replicó Fuentes. El mayor error de esta pax americana es que no la necesitan y todo lo que quieren curar sólo lo van a agravar". "Los Estados Unidos son económicamente pragmáticos para sí mismos e ideológicos para todos los demás. Ahora se han vuelto ideológicos políticamente e ideológicos en las alianzas". Fuentes le planteó a González la cada vez mayor desilusión con la democracia en América Latina, y González aseguró que el mayor desafío del poder hoy en día en América Latina es cómo administrar las expectativas, "que son siempre superiores a lo que se consigue".