España pugna con Italia por el control militar de una zona del sur de Irak
EE UU no encuentra suficientes países dispuestos a enviar sus soldados al Kurdistán iraquí
La conferencia que ayer celebraron en la base de Northwood, cerca de Londres, representantes militares de una quincena de países para diseñar la fuerza de estabilización que debe sustituir a las tropas anglo-estadounidenses en el control de Irak concluyó sin acuerdo sobre las aportaciones de cada uno y el reparto de zonas de responsabilidad, por lo que está previsto continuar la negociación en los próximos días. Mientras en el sur del país hay un exceso de ofertas, faltan tropas dispuestas a desplegarse en las zonas más conflictivas, como el Kurdistán.
El contraalmirante del Estado Mayor de la Defensa que representó ayer a España en la reunión de Londres, continuación de la celebrada la semana pasada, ofreció el despliegue de hasta 1.500 militares, que se encargarían de garantizar la seguridad en la zona de responsabilidad española y colaborarían en tareas de desminado y eliminación de armas de destrucción masiva, si es que aparecen, al tiempo que mantendrían las tareas de ayuda humanitaria que actualmente llevan a cabo.
En una primera fase, España enviaría una unidad de Infantería de hasta 350 soldados y una compañía de la Guardia Civil con entre 125 y 150 agentes, así como otra unidad de apoyo y comunicaciones. Más adelante, se desplegaría un cuartel general de brigada, del que dependerían no sólo las tropas españolas, sino también las aportadas por otros países, preferentemente latinoamericanos (como Argentina, Honduras y Nicaragua) o del norte de África (como Túnez).
El problema de Polonia
España condiciona su oferta a que la brigada española se despliegue en el sur, junto al puerto de Um Qasr, donde está atracado desde el pasado 9 de abril el buque hospital Galicia, dentro de la zona controlada por la división británica con base en Basora. El problema radica en que la misma pretensión tienen otros países, como Holanda o Italia, que han ofrecido entre 2.000 y 3.000 efectivos de las Fuerzas Armadas y los Carabinieri, y también pretende, en consecuencia, el mando de una brigada.
Mientras sobran ofertas para la zona de Basora, una de las más tranquilas y la única con acceso al mar, faltan para otras. El diseño inicialmente previsto por Washington, y ahora sujeto a revisión, dividía Irak en tres áreas: la sur para el Reino Unido, la central para EE UU y la norte para Polonia, que participó en la guerra con un contingente simbólico de 200 soldados.
El problema es que Polonia, cuyas tropas ha prometido financiar el Pentágono, carece de medios de mando y control para hacerse cargo de un tercio del país, precisamente el más conflictivo, dada la presencia de las milicias kurdas, foco de tensión permanente con Turquía.
Polonia intentó sin éxito convencer a Alemania y Dinamarca para que se trasladara a Irak el cuartel general de Cuerpo de Ejército que los tres países comparten desde 1999. Las dudas ante la magnitud del reto al que se enfrenta llevaron al ministro de Asuntos Exteriores polaco a plantear el pasado martes la necesidad de que la futura fuerza de estabilización cuente con el aval de la ONU, lo que EE UU rechaza y España no cree necesario.
Para apuntalar la participación polaca, EE UU sugirió a Madrid la posibilidad de codirigir con Varsovia una división que no se desplegaría al norte, sino al sur de Bagdad, en una cuarta zona en torno a Nayaf. España declinó la oferta no sólo porque Nayaf es una de las ciudades sagradas del chiismo y posible foco de tensiones, sino porque rechaza alejarse del puerto de Um Qasr, que ya conoce y donde el Galicia garantiza el apoyo logístico a sus tropas, al menos hasta que llegue una unidad de 85 soldados con este cometido.
La previsión del Gobierno español era que la unidad de Infantería y la compañía de la Guardia Civil salieran para Irak a primeros de mayo, pero el envío se ha aplazado ante la falta de acuerdo sobre el reparto de zonas y cometidos. Es poco probable, según las fuentes consultadas, que se desplieguen antes de las elecciones del día 25 de mayo.
La reunión de ayer, calificada como "de trabajo", estuvo rodeada de una gran discreción y el Ministerio de Defensa británico ni siquiera quiso revelar la identidad de los países asistentes. La Embajada alemana en Londres desmintió que hubiera acudido un representante de su país, como informó la agencia Reuters, en lo que habría significado un giro de la postura mantenida hasta ahora por Alemania que, con Francia y Bélgica, encabezó el bloque de oposición a la guerra. El ministro de Defensa germano, Peter Struck, ha dicho que sólo está dispuesto a mandar tropas a Irak en el marco de la OTAN y a petición de Naciones Unidas.
De su lado, el secretario general de la OTAN, Gorge Robertson, dijo que la organización no tomará ninguna decisión sobre una eventual implicación en Irak hasta que la situación sea más estable. Robertson defendió el derecho de los países que acudieron a la reunión de Londres, muchos de ellos miembros de la OTAN, a decidir por su cuenta si participan en la fuerza de estabilización y negó que ello suponga una quiebra de la Alianza Atlántica, informa Bosco Esteruelas desde Bruselas. Lo más probable es que, en una primera etapa, la OTAN se limite a facilitar apoyo logístico, sistemas de comunicaciones e información, como hace desde enero pasado con la operación que se desarrolla en Afganistán.
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