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Seguridad alimentaria

Plan de choque europeo para cortar de raíz el temor al mal de las 'vacas locas'

Quedará prohibido temporalmente el uso de las harinas cárnicas para todos los animales

La Comisión Europea propuso ayer un drástico plan de choque, con fecha de arranque el 1 de enero próximo, para hacer frente a la crisis de las vacas locas. Las medidas, que buscan restablecer la confianza del consumidor y equilibrar un mercado sacudido por la caída de ventas, pasa por imponer el test de la enfermedad a todas las vacas de más de 30 meses. El plan también incluye la suspensión durante seis meses de la utilización de harinas animales en la alimentación de cualquier especie. La tercera medida supone la inclusión de los intestinos de los rumiantes de cualquier edad en la lista de despojos que deben ser obligatoriamente destruidos. El coste de este plan, que deberá ser aprobado el lunes, superará en la UE los 900.000 millones de pesetas.

Dentro de unas semanas, probablemente a partir de enero, el consumidor europeo podrá tener la certeza de que la carne de vaca que pone en su mesa estará libre del prion de la encefalopatía espongiforme bovina, o mal de las vacas locas: será de un animal de menos de 30 meses o será una res adulta que ha superado la prueba de control de la enfermedad.Cada año se sacrifican en Europa entre siete y ocho millones de reses de más de 30 meses. También en breve, ningún animal europeo, rumiante o no, podrá ser alimentado con harinas cárnicas. Esta medida tendrá una duración de seis meses y luego se revisará. La Comisión Europea adoptó ayer ambas medidas, que serán debatidas el próximo lunes en un consejo extraordinario de ministros de Agricultura. Europa intenta así superar la peor crisis alimentaria de su historia, que obliga a extremar los controles y transformar buena parte de la política agrícola de los Quince. Las reses menores de 30 meses (20 millones son sacrificadas anualmente en Europa) se considera que no son capaces de transmitir la enfermedad. Además, los test disponibles, fabricados en Suiza, Irlanda y Francia, no tienen sensibilidad suficiente para detectar el prion en las mínimas concentraciones en que se pueda presentar en las terneras.

Margen amplio de seguridad

Para el comisario de Salud y Protección del Consumidor, David Byrne, el límite propuesto de 30 meses ofrece un amplio margen de seguridad porque no ha habido casos de vacas atacadas por la enfermedad menores de tres años (36 meses). Los últimos casos detectados en Alemania, Francia y España son en reses que superan los cinco años de edad. Italia, sin embargo, ha extendido las pruebas a las vacas mayores de 20 meses. El presidente del Consejo de ministros italiano, Giuliano Amato, de visita ayer en Bruselas, dijo que esta medida se ha tomado oyendo la opinión de los expertos. Las anteriores medidas aprobadas por la Unión Europea preveían la obligación de someter a la prueba del prion a todas las vacas adultas a partir del 1 de julio. Con el plan de choche actual esto va a cambiar: toda vaca de más de 30 meses que entre en la cadena alimentaria deberá ser sometida al test. Pero durante esos seis meses se establece que el ganadero pueda recibir una subvención por sacrificar y destruir aquellas cabezas que, por la contracción prevista del mercado, no puedan ser comercializadas. La prohibición total de las harinas animales es una medida provisional pensada, en principio, para seis meses, tiempo durante el cual los expertos de la Comisión, según explicó Byrne, analizarán la idoneidad de continuar con la prohibición. El Parlamento Europeo pidió recientemente esta prohibición de forma cautelar en tanto los países miembros de la Unión Europea no fueran capaces de garantizar sus propios controles. Las harinas animales ya estaban prohibidas para la alimentación de los rumiantes debido a que se considera agente transmisor de la encefalopatía y no hay datos científicos que avalen su peligrosidad para otros animales (cerdos, aves de corral y peces de piscifactoría), pero se ha optado por la prohibición total como medida de precaución. Byrne considera que los nuevos casos detectados en Europa (España entre ellos) demuestran que no se han cumplido los controles para evitar que las harinas lleguen a los rumiantes. Prohibir este tipo de piensos de forma absoluta, como ya hizo Francia y se disponía a adoptar Alemania, aporta más seguridad.

Recuperar la confianza

¿Qué pasará dentro de seis meses? Byrne admitió que duda mucho de que, pasado este tiempo, los países puedan demostrar que los controles de cada país son suficientes para levantar este embargo. Para Byrne, es evidente que la "confianza del consumidor" europeo se ha desplomado y que Europa necesitaba medidas drásticas y unificadas para recuperar dicha confianza. La exportación de harinas animales quedaría también prohibida. "Europa debe ser capaz de garantizar que no haya ninguna diferencia de trato en cuanto a los productos que se consumen dentro de la Unión como fuera", dijo Fischler a este respecto. La tercera medida puesta en marcha ayer fue de ampliar la lista de los llamados materiales específicos de riesgo (que deben destruirse) añadiendo los intestinos bovinos de cualquier edad. Desde el 1 de octubre pasado esta lista era la siguiente: el cráneo (incluyendo sesos y ojos), los tendones, la médula espinal y el íleon de las vacas mayores de un año y el bazo de las ovejas y cabras de todas las edades. En el Reino Unido y Portugal la lista de estos materiales es más amplia. Incluye la columna vertebral de la vaca mayor de 30 meses y los intestinos a partir de seis meses.

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