Evru no ha podido desprenderse de Zush en su debut en solitario
El artista presenta una doble exposición en Barcelona tras abandonar su viejo nombre
"Como Evru he fracasado", dice, compungido, el artista antes llamado Zush y nacido Albert Porta (Barcelona, 1946). Mira las pinturas, dibujos y esculturas que exhibe desde ayer en las galerías Joan Prats y Artgràfic, de Barcelona, y reconoce que aún tienen mucho de Zush, nombre que abandonó en febrero de 2001. "Al principio fue inconsciente, pero después me di cuenta de que estaba revisitando la trayectoria de Zush. Aunque, como todos los jóvenes artistas, intento superar al maestro", afirma.
"Sólo me como las uñas de una mano y he adelgazado 20 kilos. Estoy consiguiendo ser Evru con el cuerpo, pero en la mente se mantiene la dualidad", indica Evru, que ahora luce un tatuaje de una línea que comienza en el cráneo y le atraviesa la espalda. "Algunos ven más color en mis obras y también he empezado a trabajar con pictogramas, cambiándoles el sentido", indica. "He vivido dos años como okupa en el taller de Zush y ya no lo soportaba más. He alquilado otro local". Hasta el 7 de junio ha instalado su taller, con todas sus cosas, en la galería Artgràfic, en donde continuará trabajando, y ocasionalmente durmiendo, al tiempo que exhibe una serie de obras de pequeño formato -además de una cerámica que integra las cenizas de su madre, fallecida hace poco más de dos años, naturalmente no a la venta- que se complementan con las pinturas, dibujos y esculturas que presenta en la galería Joan Prats hasta el 20 de junio. Una iluminación especial que reproduce la evolución de la luz natural y el perfume "olor mental" completan estas dos exposiciones que ayer se inauguraron con un concierto del mismo artista junto a Io Casino y Babel Agatha.
Evru, que, al igual que Zush, lamenta tener que exponer para poder vivir, exhibe un cuadro inacabado, titulado Víctimas del
neurocentrismo, en cuyo centro sitúa una pequeña bola del mundo medio podrida en la que destaca en rojo el continente africano. "Pese a lo dramático de lo que estaba pasando, las manifestaciones contra la guerra de Irak han tenido el efecto positivo de que mucha gente que antes no tenía conciencia política ha despertado", afirma Evru, que dedica un 2% de las ventas de la exposición a tres ONG.
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