El encauzamiento del Guadalhorce se inaugura con tres años de retraso
El encauzamiento de los últimos siete kilómetros del río Guadalhorce fue inaugurado ayer, con tres años de retraso y sin que estén terminados los proyectos para proteger el paraje natural de la desembocadura y poner en valor el yacimiento fenicio de Cerro del Villar, a los que la Junta condicionó la autorización de los trabajos. La obra -proyectada tras las inundaciones de 1989 para impedir el anegamiento del polígono industrial del Guadalhorce y la urbanización colindante de Guadalmar- debería haber finalizado a principios de 2000, según el compromiso adquirido en abril de 1999 por la entonces ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino.
Sin embargo, el secretario de Estado de Aguas y Costas del ministerio, Pascual Fernández, que presidió la inauguración, destacó las bondades del encauzamiento, cuyo coste final es de 88.853211 euros: permite desaguar 4.000 metros cúbicos por segundo en caso de avenida, duplica el paraje natural al pasar de 67 a 146 hectáreas y recupera el delta mediante una bifurcación a partir del cruce con la carretera N-340. El delegado de Medio Ambiente, Ignacio Trillo, criticó la terminación de la obra hidráulica sin los proyectos complementarios exigidos por la Junta para garantizar el uso público de las ruinas arqueológicas del yacimiento y corregir su impacto, y cuya ejecución debía haber sido simultánea: "Hay ocho proyectos pendientes, seis de Medio Ambiente y dos de Cultura. Unos están en el inicio de la tramitación administrativa y otros ni eso".
Licitación inmediata
Fernández aseguró que la licitación se iniciará de inmediato y que en un año y medio estarán terminados. El alcalde, Francisco de la Torre, recordó que entre esas iniciativas se prevé un parque fluvial -cuyos trabajos se acometerán "en los próximos meses"- que permitirá la recuperación medioambiental de los márgenes y el disfrute ciudadano de ese espacio. Entre los proyectos pendientes, está prevista la reforestación de 1.700.000 metros cuadrados de bosque de ribera.
El encauzamiento ha eliminado el meandro que había en el tramo final del río para que el agua fluya mejor en caso de avenida y ha creado un brazo artificial que forma un delta a escasos 300 metros de la desembocadura. En contra de lo que en su día mantuvieron los ecologistas -que se opusieron al proyecto por su impacto ambiental-, el secretario de Estado definió la obra como "una solución blanda" porque se han usado escolleras sin hormigón y zahorras naturales. El encauzamiento, que comenzó en 1997, va desde el río Campanillas hasta el mar. La Junta calificó la inauguración de "precipada" porque en octubre de 2001 ambas administraciones se comprometieron a hacer el acto "una vez realizados los proyectos de compensación y adecuación ambiental y cultural".
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