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Los turistas españoles compensan el descenso de los extranjeros y ocupan al 85% los hoteles de Cata luña

Los visitantes retrasan la decisión de emprender un viaje y se inclinan por destinos próximos

La guerra ha convertido los planes de viajar en una decisión de última hora. Y las decisiones de última hora, reforzadas por la preferencia de desplazamientos de proximidad por parte del turismo interior, han dado un respiro a los hoteleros catalanes en la actual Semana Santa. La Generalitat ha informado de que la ocupación media durante estas vacaciones en Cataluña ronda el 85%, un nivel similar al de 2002 por estas mismas fechas. Los hoteles de Barcelona, que se está resintiendo más de los viajes por congresos y convenciones, casi alcanzaron el lleno. En la Costa Brava, la ocupación roza el 95%.

"La experiencia nos dice que al final siempre logramos una ocupación plena o casi plena", señaló ayer al respecto el director general de Turismo del Gobierno catalán, Xavier Civit, que en una entrevista a Catalunya Informació se mostró cauto con vistas a lo que pueda ocurrir el próximo puente del primero de mayo.

Los niveles de ocupación alcanzados no desmienten el impacto sobre el turismo del conflicto bélico en Irak. De entrada, los catalanes no han sido ajenos a la creciente reticencia a subirse a un avión. De media, las agencias de viajes catalanas estiman una caída del 10% en las reservas para desplazarse fuera de Cataluña respecto de lo ocurrido en las vacaciones de Semana Santa de años anteriores, aunque este porcentaje es mucho más elevado cuando se trata de viajar a Estados Unidos (con una reducción del orden del 20%), mientras que los desplazamientos a los países del entorno de Irak y del Mediterráneo se han frenado en seco.

El temor a volar se ha notado en la menor presencia en Barcelona de turistas americanos y japoneses, pero según el Gremio de Hoteleros de la ciudad, este retraimiento se ha compensado con la presencia de más españoles y europeos de los países más próximos, como Francia. La Semana Santa arrancó en Barcelona con los establecimientos llenos en más del 90%.

La anunciada bajada del número de viajeros procedentes de Alemania, país marcado además por una importante crisis económica, se cumple, pero en estas fechas tiene mayor impacto en otras zonas turísticas como Baleares que en Cataluña, donde tradicionalmente los hoteles tienden a llenarse más de españoles de otras comunidades y de los propios catalanes, además de europeos, sobre todo franceses, que se desplazan en coche.

De ellos se han nutrido la Costa Brava -la Federación de Hostelería de las comarcas de Girona señala que registra una ocupación del 95%- y la Costa Dorada, donde el sector encajó un ligero descenso del 5% respecto del año pasado, sobre todo al principio del actual paréntesis festivo.

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El turismo rural y los hoteles de montaña, en especial los que se ubican cerca de las estaciones de esquí, han salido particularmente bien parados. Las últimas nevadas han permitido a los esquiadores pasar unos últimos días de nieve sin aglomeraciones.

No sólo los amantes del esquí -las estaciones de la Cerdanya y del Ripollès estaban al completo desde el pasado jueves- se han acercado al Pirineo. Las rutas culturales y los paseos por la montaña han motivado la afluencia de visitantes, sobre todo en la Alta Ribagorça, Pallars Sobirà y Alt Urgell. En la Val d'Aran, la ocupación hotelera no supera, sin embargo, el 70%, dato que el sector hotelero explica por la numerosa oferta de plazas y por la existencia de muchas segundas residencias en la comarca, lo cual deriva en dificultades para llenar los establecimientos.

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