Sanidad dejará de pagar los fármacos que cuesten más que su genérico
El gasto se dispara al 16% en marzo debido al aumento de recetas
Ni el 6,5% que Sanidad considera deseable, ni siquiera el 9,9% que la realidad impuso el año pasado: el gasto farmacéutico público creció en marzo un 15,7% respecto al mismo mes del año anterior, una cifra que la propia ministra de Sanidad, Ana Pastor, no dudó ayer en calificar de "preocupante". En otoño, el sistema público dejará de financiar todo fármaco cuyo precio supere la media de sus tres genéricos más baratos.
La principal responsabilidad del gasto disparado de marzo no ha sido esta vez del incremento del precio medio por receta -la situación más común debido a la continua introducción de nuevos medicamentos más caros-, sino del número de recetas prescritas por los médicos. En marzo (siempre respecto a marzo de 2002), el precio por receta sólo aumentó un 3,7%, mientras que el número de recetas lo hizo en un 11,6%.
El incontenible aumento del gasto farmacéutico -en los últimos 12 meses ha superado los 8.200 millones de euros, casi una cuarta parte del presupuesto sanitario- ha llevado a Sanidad a forzar la introducción urgente de dos enmiendas (véase EL PAÍS del 12 de abril) a su propia Ley de Cohesión sanitaria, que se aprobará el mes que viene. La primera quiere eliminar las primas, regalos y bonificaciones con que algunas empresas del sector tratan de persuadir a médicos y farmacéuticos de que receten sus productos.
La segunda supone un endurecimiento de la política de precios de los medicamentos. Actualmente, para aquellos fármacos que ya han perdido la patente, Sanidad fija un "precio de referencia" que no necesariamente coincide con los genéricos (fármacos equivalentes pero sin marca) más baratos disponibles. A partir de otoño, ese precio de referencia se calculará como la media de los tres genéricos más baratos.
Sin financiación
Además, el uso de esa referencia cambiará drásticamente. Ahora, si un médico insiste en recetar la variante con marca, el sistema público financia hasta el precio de referencia, y el paciente pone el resto. A partir de otoño, la sanidad pública no financiará ni siquiera esa parte. Todo medicamento que supere el precio de referencia quedará excluido por completo de la financiación pública. [El sistema costea el 60% de los fármacos recetados, excepto en el caso de los pensionistas y los enfermos crónicos, con el 100%].
Según explicó ayer Pastor, el efecto práctico de esta medida será que los laboratorios se verán forzados a reducir el precio de sus productos con marca hasta que se igualen con los genéricos más baratos. "El 99% de los medicamentos están financiados por el sistema público", dijo la ministra. "Nadie quiere estar fuera del sistema". Pastor no quiso hacer públicas sus estimaciones sobre el ahorro que supondrá esta medida.
Aún hay otra novedad sobre el mismo punto. Actualmente, el sistema de precios de referencia sólo se aplica cuando el genérico existe en la misma presentación que el fármaco con marca. Es decir, no basta con que el principio activo sea el mismo, sino que también deben coincidir el soporte (comprimidos o cápsulas, por ejemplo), el contenido por pastilla (500 miligramos, por ejemplo) y el número de pastillas por envase. A partir de otoño, bastará con que el principio activo sea el mismo, lo que permitirá ampliar el sistema a muchos más fármacos.
La medida no se aplicará a los fármacos realmente novedosos, es decir, aquéllos que todavía están protegidos por una patente. "La idea", dijo Pastor, "es que, una vez finalizado el periodo de protección por la patente, el laboratorio deje de obtener beneficios extraordinarios". Si el laboratorio quiere seguir comercializando su producto, tendrá que hacerlo al mismo precio que sus competidores dedicados a los genéricos.
Una cuestión más: los envases grandes tienen ahora un precio que Sanidad juzga excesivo. Por ejemplo, si un jarabe de 100 mililitros cuesta 10 euros, la versión de 200 mililitros cuesta 16,8 euros (un factor de 1,68 cada vez que el volumen se multiplica por dos). Las enmiendas reducirán ese factor al 1,20 (el jarabe grande del ejemplo anterior costaría ahora 12 euros).
La secretaria de Políticas Sociales e Inmigración del PSOE, Consuelo Rumí, consideró ayer "alarmante" el crecimiento del gasto farmacéutico del mes de marzo, y conminó a Pastor a "abandonar la tozudez" de sostener su pacto con Farmaindustria, la patronal de los laboratorios. Por este pacto, firmado en 2001, las empresas aportan a la investigación pública 100 millones de euros anuales, pero sus firmantes sólo consideraron escenarios de crecimiento del gasto farmacéutico inferiores al 9%.
"Ya no pedimos a Pastor que rompa el pacto, puesto que entendemos que está roto por las cifras y hay que negociar uno nuevo", dijo Rumí. "Las enmiendas nos parecen bien, pero llegan tarde y son insuficientes. El gasto no podrá contenerse con medidas coyunturales, sino con un planteamiento integral. Está en juego la estabilidad del sector".
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