Irak necesita menos deuda y una moneda nueva
El país, que debe 383.000 millones de dólares, arranca la nueva era sin sistema financiero ni monetario
Lo primero que Irak necesita para empezar a funcionar es un sistema monetario y la condonación o al menos la moratoria de los pagos de sus deudas. En esto están de acuerdo Washington, el FMI y el Banco Mundial y los economistas y analistas financieros consultados. Hay consenso en qué es lo más urgente, pero mucha polémica en cómo lograrlo. La situación arranca desde un punto crítico: la economía de Irak es prácticamente inexistente después de casi 25 años de declive, desde el comienzo de la guerra con Irán (1980), pasando por la guerra del Golfo de 1991, un decenio de embargo y otra guerra que aún no ha acabado.
Un portavoz del Banco Mundial reconocía ayer que poco saben de la economía iraquí, puesto que el último préstamo que el banco otorgó a Bagdad fue en 1973. "Lo que sabemos de la economía de Irak lo hemos visto en la publicación The Economist Intelligence Unit", decía ayer el portavoz del banco sonriendo, a pesar de que no era del todo una broma. En el atlas económico mundial que editó el ICEX (Instituto de Crédito Exterior) español hace unos dos años decía que no existían datos fiables de la evolución de la economía iraquí desde 1990, pero que se calculaba que el PIB se había reducido dos terceras partes. El ingreso per cápita de Irak estaba hace 25 años a la altura de un país como Portugal y ahora está en el rango del de Somalia.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington calcula que Irak acumula una deuda de unos 383.000 millones de dólares (Argentina suspendió pagos debiendo unos 140.000 millones). Del total, unos 127.000 millones serían deuda externa, otros 199.000 millones de indemnizaciones a viejos enemigos como Kuwait y otros 57.000 de pagos por contratos pendientes. El 90% de estos contratos son en favor de Rusia y el 10% restante se reparte entre Holanda, Francia, Emiratos Árabes, Egipto y China. La deuda externa se distribuye entre varios acreedores multilaterales, bilaterales, de gobiernos y bancos. A nadie escapa que Alemania y Francia son grandes acreedores de Irak y que este hecho complica las cosas para Washington.
El secretario del Tesoro de EE UU, John Snow, solicitó al Banco Mundial y al FMI que colaboraran en la reconstrucción de Irak y abogó por la condonación de la deuda (Bagdad debe 82.000 millones al banco y otros 71.000 al Fondo). El FMI, que no manda una delegación a Irak desde 1983, respondió que enviaría expertos para dar asistencia técnica. El banco, en cambio, enfrió el entusiasmo de Snow y dijo que sería el consejo (en el que Francia y Alemania tienen gran peso) el que decidiría "qué hará y qué no hará el banco en Irak".
Francia y Alemania, por su parte, han adelantado que la reconstrucción de Irak, incluyendo la reactivación de la economía del país, debe ser encabezada por Naciones Unidas. Añadido a esto, en la última cumbre de ministros de Economía de la UE en Atenas se dejó bien claro que ningún país debe ser excluido del proceso, en clara respuesta a la intención estadounidense de excluir a empresas francesas o alemanas. La relación es tensa y se nota en comentarios como el del vicesecretario estadounindense de Defensa, Paul Wolfowitz, de ayer. En visperas de la cumbre entre Chirac, Schröder y Putin en San Petersburgo, dijo: "Creo que deberían [los tres países] considerar condonar parte o todas las deudas de Irak, acumuladas por Husein por la compra de armas, la construcción de palacios e instrumentos de represión". Irak debe unos 8.000 millones a Francia y otro tanto a Rusia por la compra de armas durante la guerra contra Irán.
Si la cuestión de la deuda es un asunto que provocará más de un enfrentamiento, no menos difícil será la puesta en marcha de un sistema monetario iraquí, imprescindible para reactivar la economía. Actualmente hay dos clases de dinar, el nuevo o Sadam, y el viejo o suizo, que sólo se utiliza en la zona de Irak controlada por los kurdos. El primero, que llegó a cotizar a tres por dólar en 1990, ya no vale nada. De hecho, los billetes con el rostro de Sadam Husein se subastaban ayer a través de Internet para los coleccionistas. El segundo se cotiza a unos 6,5 por dólar, pero no tiene aceptación.
Como Irak vende petróleo y éste se comercializa en dólares, el país podría dolarizar su economía (como Ecuador o Panamá). Sin embargo, esta opción no contenta a Europa, que puja para que Irak tenga una nueva moneda respaldada por reservas en dólares y euros. Tampoco gusta a los nacionalistas árabes, que ven en el dólar la extensión de la ocupación de EE UU. Todo apunta a que la introducción de una moneda en Irak será mucho más una cuestión política que monetaria.
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