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ESTRENOS

Carmen Maura interpreta a una abuela de pelo blanco en 'El sueño de Valentín'

Dirigida por el argentino Alejandro Agresti, la película se sitúa en Buenos Aires en 1969

Elsa Fernández-Santos

Se me saltaban las lágrimas. Siete horas en la peluquería y con un dolor de cabeza tremendo". Para Carmen Maura (Madrid, 1945), lo más difícil de interpretar a la abuela, anciana y malhumorada, de El sueño de Valentín (la película hispanoargentina que se estrena hoy en España) fue teñirse el pelo de blanco. Ni las arrugas. Ni la bata. Lo duro fue el pelo. "Es que una buena melena siempre da seguridad. El resto no es tan complicado", afirma la actriz, que a lo largo de su carrera ha interpretado a un par de abuelas más ("pero no tan abuela como ésta") y que, además, lo ha sido recientemente -de una niña- en la vida real. "De todas formas, hacer de abuela es más fácil que cuando tienes que ir de estupenda. Aquí, al menos, puedes estar tranquila; cuanto peor te sienta la luz, mejor para el personaje".

Alejandro Agresti: "Elegí a Carmen Maura por sus ojos, los ojos de mi abuela eran así"
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La película, dirigida por Alejandro Agresti (El viento se llevó lo qué, Una noche con Sabrina Love), se presentó ayer en Madrid. "Elegí a Carmen Maura por sus ojos, los ojos de mi abuela eran así", dice el director. Acompañado por el niño de nueve años Rodrigo Noya (Valentín) y dos de los productores de la película (Julio Fernández y Massimo Vigliar), Agresti confesó que se trata de un filme totalmente autobiográfico en el que narra sus recuerdos infantiles, semiabandonado por sus padres y viviendo sólo con su abuela. "Es difícil trabajar con los recuerdos, existe una cuota de vergüenza y de pudor. Había días que mi humor no era el mejor para un rodaje. Me daba la sensación de que todo el mundo manipulaba mi vida personal".

Agresti interpreta en el filme al padre de Valentín, al hijo ausente de Carmen Maura. "Es un personaje que sólo aparece en dos momentos, tenía que definirlo con convicción: es una bestia, un seductor barato. Imito bien a mi padre. Le conozco y, además, me parezco".

"Trabajar con Agresti no es muy fácil", dice la actriz española. "Y lo digo, y no pasa nada, porque ya se lo dije a él cuando terminó el rodaje. Estoy muy contenta con la película y sus resultados, pero él es muy bruto y yo no me enteraba de nada de lo que quería hacer, rueda de una manera muy extraña. Yo ya no sufro por un rodaje, sufro por otras cosas de la vida. Soy superpositiva, muy práctica, y me mimo todo lo posible. A estas alturas, no me pone nerviosa nadie. En los rodajes he aprendido a obedecer siempre y en éste fue muy importante Rodrigo [el niño que interpreta al nieto Valentín]; él, inconscientemente, me ayudó mucho".

Maura, que ahora rueda en Bruselas la ópera prima de Stephan Vuillet, estará durante los próximos meses volcada en proyectos cinematográficos. Aunque se había rumoreado que sería la protagonista de la versión teatral española de El graduado, finalmente dedicará este año sólo al cine. "Me hubiera encantado hacer El graduado, incluso estuve en Nueva York viendo la obra y entrevistándome con el director y los actores de allí. Pero me hubiera obligado a rechazar tres películas que me apetece mucho hacer. El cine me sigue divirtiendo demasiado, me cuesta dejarlo por otras cosas. Además, hay papeles que o me doy prisa o nunca los haré. Una se va haciendo mayor, así que tengo que aprovechar bien el tiempo".

Carmen Maura y Rodrigo Noya, ayer en Madrid.
Carmen Maura y Rodrigo Noya, ayer en Madrid.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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