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GUERRA EN IRAK | El frente norte

La guerrilla kurda está a sólo 20 kilómetros de Kirkuk

65 desertores iraquíes se han entregado ya en Kurdistán mientras arrecian los bombardeos

Juan Carlos Sanz

Los bombardeos aéreos de EE UU siguen machacando las posiciones del Ejército iraquí en el frente norte, mientras las milicias kurdas aprovechan el repliegue de las fuerzas de Bagdad hacia zonas más seguras para estrechar el cerco en torno a la estratégica ciudad de Kirkuk. La aviación de combate norteamericana golpeó ayer con especial dureza las trincheras iraquíes en Kalak, a mitad de camino de Erbil, la capital kurda, y Mosul, principal ciudad del norte del país.

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La contundencia de los bombardeos ha favorecido un nuevo avance de los peshmergas (milicianos kurdos), que ayer estaban a 20 kilómetros al norte de Kirkuk tras rebasar la línea de defensa abandonada por las tropas iraquíes en Taqtaq, al sureste de Erbil.

La guerra era casi invisible hasta ahora en el norte de Irak. Pero en las últimas 48 horas EE UU ha intensificado sus bombardeos aéreos y los reporteros atrapaban con facilidad en sus cámaras las imágenes de las gruesas columnas de humo y polvo que provocaban las bombas al estallar sobre las posiciones militares iraquíes en los cerros del Kurdistán. Los soldados iraquíes tuvieron que ponerse a cubierto ayer en las alturas que rodean Kalak, a poco más de un kilómetro de esta población kurda situada en pleno frente norte. En Mosul, según la cadena de televisión Al Yazira, se registraban ayer nuevas explosiones.

"El aumento de los ataques aéreos ha causado grandes daños a los cuerpos 1º, 2º y 5º del Ejército iraquí, según datos de nuestro servicio de inteligencia", aseguraba ayer en Erbil Hoshiar Zebari, portavoz del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), que gobierna en el noreste del territorio autónomo kurdo. El portavoz del PDK afirmó que 65 desertores iraquíes se habían entregado ya a las milicias kurdas. Zebari había informado horas antes de que tres militares que habían intentado escapar hacia las filas kurdas fueron ejecutados por escuadrones de la muerte de los llamados fedayin de Sadam.

Son, en cualquier caso, informaciones mucho más difíciles de contrastar que la del avance kurdo hacia Kirkuk. Desde el pasado jueves, los peshmergas de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) han ocupado posiciones abandonadas por el Ejército iraquí en Qara Anyir, a 16 kilómetros al este de Kirkuk, según ha constatado, entre otros periodistas, el enviado de la cadena SER. Los milicianos del PDK han roto también el frente hasta el río Zab, a las puertas de Altun Kupra, a menos de 40 kilómetros de Kirkuk por el noroeste. Este enviado especial también comprobó ayer que las milicias de la UPK han atravesado el mismo río aguas arriba, en la localidad de Taqtaq, para avanzar, presumiblemente por una carretera sembrada de minas, hasta la población de Raider, a unos 20 kilómetros al noreste de Kirkuk, y cerrar una triple tenaza en torno a la capital de la principal región productora de petróleo del norte de Irak.

El portavoz oficial del PDK garantizó ayer que los peshmergas "no cruzarán la línea roja hacia Kirkuk sin recibir la orden de EE UU". Zebari dijo que confía en que los estadounidenses envíen una fuerza de "varios miles de soldados más" -además de los 1.200 paracaidistas y 300 comandos presentes ya en el Kurdisán iraquí- para abrir pronto un frente terrestre en el norte.

Al menos dos convoyes de vehículos y blindados de las fuerzas especiales de EE UU se dirigían ayer hacia Erbil desde Suleimaniya, después de haber participado durante el fin de semana en la batalla para derrotar a la guerrilla integrista de Ansar el Islam, a la que los líderes de la UPK aseguran haber causado hasta 150 muertos en sus filas.

Un miliciano kurdo fuma un cigarrillo en un control entre la zona controlada por los kurdos y por los iraquíes.
Un miliciano kurdo fuma un cigarrillo en un control entre la zona controlada por los kurdos y por los iraquíes.AP

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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