El Reina Sofía lleva al Museo del Corso de Roma a los grandes pintores españoles del siglo XX

Los artistas españoles han sido decisivos en el siglo XX, aunque sólo un puñado de ellos ha conseguido el reconocimiento masivo del público internacional. La exposición España pinta el siglo XX, inaugurada el viernes en el Museo del Corso de Roma, pretende remediar esta laguna mostrando a través de 60 pinturas, dibujos, esculturas y diseños la obra de más de 40 artistas españoles ya clásicos. La muestra es una extraordinaria antología de obras del Museo Nacional Reina Sofía que abarca desde Picasso, Miró y Dalí a Canogar, Chillida, Barceló o Juan Navarro Baldeweg.

La España que dejaron Picasso o Miró a principios del siglo pasado carecía de una burguesía lo bastante culta y refinada como para olfatear la importancia de ambos artistas. "No había coleccionistas, ni grandes galeristas", explica el director del Museo Reina Sofía, de Madrid, Juan Manuel Bonet, para justificar las dificultades afrontadas por los responsables culturales españoles para crear la actual colección. A la muerte de Franco, en España había apenas un puñado de obras de Picasso -y eso porque el artista se olvidó de recoger uno de sus cuadros, Mujer en azul, de 1901-, Miró o Juan Gris. Un panorama desolador, al que se puso remedio en poco tiempo, con fondos especiales y acuerdos con los familiares de algunos de los artistas que permitieron al Estado español aceptar obras de arte a cambio del pago de impuestos. Eso sin contar con el legado expresamente dejado a España por Salvador Dalí o Picasso -que legó el Guernica-, por citar un par de ejemplos.

Sea como fuere, el Reina Sofía, que heredó la colección estatal del Museo Español de Arte Contemporáneo, ha conseguido ampliar esta herencia hasta crear una deslumbrante colección de la que son ejemplo las obras llegadas a Roma, que estarán expuestas hasta el 29 de junio próximo.

La muestra del Museo del Corso comienza con una novedad, el cuadro de Picasso El frutero, de 1910, recién adquirido, colgado junto a otras obras del artista malagueño en una de las pequeñas salas dedicadas a las vanguardias de principios del siglo. Hay obras de María Blanchard, Juan Gris -entre ellas, La botella de anís, de 1914-, Salvador Dalí, Julio González, Benjamín Palencia y Miró. Junto a los grandes se abren paso los artistas del periodo de la guerra civil, muchos de ellos exiliados en Rusia, París o Suramérica.

'El abrazo', de Genovés

La situación española, al menos desde el punto de vista artístico, no empieza a normalizarse hasta finales de los años cincuenta, cuando irrumpen en escena, al calor de la Bienal de Venecia de 1958, nombres como Antoni Tàpies, cuyas obras causaron un enorme impacto en los círculos artísticos europeos, y Eduardo Chillida. De esta etapa es también el grupo El Paso, de importancia vital para entender el arte español de mediados de siglo pasado, integrado por una larga lista de autores. Artistas como el escultor canario Martín Chirino, y los pintores Rafael Canogar, Manuel Millares, Lucio Muñoz, Antonio Saura y Manuel Rivera marcan decisivamente esta etapa, ilustrada también en la exposición por la famosa obra de Juan Genovés El abrazo, de 1976, símbolo de una reconciliación entre españoles que ahora parece tan lejana.

Del escultor Jorge Oteiza se exhibe la genial Caja metafísica, de 1958, junto a obras de Palazuelo, Gustavo Torner y Gerardo Rueda. En la exposición hay sitio para el realismo castellano de Antonio López, y para la ironía de Eduardo Arroyo, sin olvidar algunos de los nombres más famosos del arte español contemporáneo como Miquel Barceló, José Manuel Broto, y los escultores Cristina Iglesias, Blanca Muñoz o Juan Muñoz.