_
_
_
_
_
Reportaje:

Las personas, primero

Psiquiatras lamentan el olvido de los enfermos ante un nuevo proyecto para el sanatorio de Bétera

"La restauración de personas es más importante que la artística". Esta frase recogía ayer el sentir de uno de los psiquiatras de la Plataforma Valenciana de Salud Mental ante el anuncio de que el Institut Valencià de Conservació y Restauració de Béns Culturals se alojará en parte de las dependencias del sanatorio psiquiátrico de Bétera. No se trataba de una opinión aislada. Otros profesionales relacionados con la salud mental o trabajadores del centro se sentían de la misma forma ante una nueva noticia relacionada con la futura utilidad que se piensa dar a dependencias emplazadas dentro de este centro, aún en funcionamiento aunque, en opinión de los profesionales "desaprovechado". Pese a la demanda existente en recursos sociosanitarios y las excelentes prestaciones que podría ofrecer el centro de Bétera -espacioso, separado del centro urbano, repleto de vegetación-, los facultativos llevan años lamentando que en lugar de potenciar las instalaciones para reducir el déficit existente en la atención sociosanitaria, los proyectos relacionados con el psiquiátrico no abordan las necesidades de los enfermos para los que fue creado o los que podría asistir.

"Cualquier reconversión debería redundar en beneficio de los pacientes"

De esta forma, después de que se haya enfriado el proyecto de crear el Parc dels Pobles, que estaba a medio camino entre el parque temático y el museo vivo, especialistas en salud mental se desayunaron ayer con la firma de un futuro convenio entre la Diputación de Valencia -propietaria del centro- y la Consejería de Cultura, en virtud del cual la primera cedería algunas instalaciones en Bétera para el nuevo organismo.

Por un lado, comentaron su sorpresa, al no haber sido informados con antelación. Ni siquiera los trabajadores del centro con los que se puso en contacto este periódico. Además, lamentaba otro, "con el argumento de que hay sitio en desuso y parece que vale todo". Y es que, opina uno de ellos, "cualquier reconversión debería redundar en beneficio de los pacientes que están allí o que estén fuera".

Si bien es cierto que hay numerosos pabellones vacíos, no lo es menos que existe una fuerte actividad asistencial incapaz de atender las necesidades crecientes de la asistencia sociosanitaria. Cada año pasan unos 500 pacientes por el centro de desintoxicación, a los que se suman otros 140 enfermos crónicos repartidos en dos pabellones y unos 90 pacientes también crónicos de psiquiatría que atiende la firma Eulen.

Sin embargo, tres pabellones del sanatorio están destinados desde hace años a guardar las colecciones de arqueología y etnología, además de servir de depósito, de los museos de Etnología y de Prehistoria, ambos de la Diputación. De hecho, la elección de la sede del Instituto obedece a los amplios espacios con que cuenta el complejo, con casi medio millón de metros cuadrados, y al uso que ya tenían algunos de ellos, según fuentes oficiales.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_