Un recorrido por el arte indio e himalayo abre Casa Asia
La entidad promueve la cultura del diálogo y la paz con la exposición 'Presencia divina'
"Una apuesta por el diálogo, por superar las barreras del desconocimiento que separan las culturas y por la paz". Así definió ayer el director general de Casa Asia, Ion de la Riva, la exposición Presencia divina. Artes de la India y los Himalayas, con la que hoy se inaugura la sede de la institución en el palacio modernista Baró de Quadras, en Barcelona. La exhibición, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 22 de junio, ofrece un recorrido por la espiritualidad del arte indio e himalayo a través de 60 obras de gran valor artístico que abarcan 17 siglos.
La elección del arte clásico de la India, Nepal y Tíbet, ligado a las prácticas religiosas e impregnado de espiritualidad, para inaugurar la sede de Casa Asia tiene el claro propósito, en tiempos de guerra, de abrir una puerta al diálogo entre culturas y pueblos. "Superar las barreras del desconocimiento, más altas que los Himalayas, que pueden desembocar en enfrentamientos, es uno de los propósitos que inspiran esta exposición. Es por ello que, pese a la grave situación internacional, por la que hemos aplazado la celebración de la inauguración de la sede para más adelante, hemos optado por mantener la presentación de la exhibición", explicó Ion de la Riva.
Presencia divina. Artes de India y los Himalayas reúne 60 de las mejores obras de arte indio e himalayo -"equivalentes en el arte occidental a las obras de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel", aseguró De la Riva-, pertenecientes a 26 museos y colecciones privadas de Estados Unidos y Europa, reunidas para la ocasión por la especialista estadounidense en arte oriental Jane Casey, comisaria de la exposición.
La selección, que incluye esculturas, piezas de bronce y pinturas sobre tela, abarca un amplio periodo que va del siglo I al XVIII y tiene una temática común religiosa y mitológica. "La relación entre la apreciación estética y la trascendencia espiritual es un tema recurrente en el arte de la India y los Himalayas, así como la práctica del darshan, la visualización en su forma iconográfica de los dioses", explicó Casey en la presentación de la exposición.
Esculturas y frisos de la escuela de arte de Gandhara (antigua provincia en el noroeste de la India, actualmente frontera noroccidental de Pakistán) que representan a deidades y Buda, labradas en esquisto y de clara influencia helenizante; esculturas indias de los periodos Gupta (320-600) y Chola (860-1279); representaciones de Buda en cobre de origen nepalí y tibetano; pinturas al temple sobre tela y madera tibetanas de los siglos XI, XII y XIII, y tankas (pinturas sobre tela), también del Tíbet, algunas con influencias chinas, de los siglos XIII al XVII, ofrecen un recorrido a través de 17 siglos de arte indio e himalayo que se cierra con una representación en cobre dorado de Marichi, la diosa del amanecer, de origen mongol del siglo XVIII.
De los autores de estas obras de arte nada se sabe. El interés occidental por el arte indio, nepalí y tibetano comenzó a principios del siglo XIX y desde entonces se han realizado investigaciones y publicado estudios que determinan las escuelas, periodos y el contexto cultural e histórico en que estas obras fueron creadas; sin embargo, el conocimiento de los artistas que las hicieron es todavía una incógnita.
Para centrar el interés sobre las obras, subrayar su componente espiritual y contribuir a crear un clima propicio a la "meditación", en palabras de Ion de la Riva, la exposición se presenta en un montaje sobrio, con fondo negro y una iluminación que sólo resalta las piezas y deja la sala en penumbra.
Babelia
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