Los buques españoles estarán bajo control militar de EE UU cuando lleguen al Golfo
El 'Marqués de la Ensenada' zarpó ayer de Rota y el 'Galicia' y la 'Reina Sofía' lo harán hoy
El petrolero Marqués de la Ensenada zarpó ayer tarde de la base naval de Rota (Cádiz), mientras que el buque de asalto anfibio Galicia y la fragata Reina Sofía lo harán esta mañana sin la presencia de medios de comunicación y sin que se haya definido todavía cuál será exactamente su misión ni su zona de actuación. Lo que sí se sabe es que no entrarán en combate, porque así lo anunció el martes en el Congreso José María Aznar, y que, cuando lleguen al golfo Pérsico, pasarán bajo control operativo del jefe de las tropas de Estados Unidos en la región, el general Tommy Franks.
El Gobierno ha impuesto una despedida clandestina a los tres buques españoles, a pesar de que, según lo anunciado, van en "misión humanitaria". No sólo se vetó la presencia de los medios de comunicación, sino que hasta última hora de ayer se mantuvo en secreto la fecha y hora de su marcha, para evitar que se transmitieran imágenes de preocupación entre los familiares, como las que rodearon la salida de las fragatas en la guerra del Golfo de 1990.
Ayer tarde zarpó el Marqués de la Ensenada, que navega a menor velocidad, y esta mañana lo harán el Galicia y la Reina Sofía. A bordo de los tres buques viajan unos 700 militares, ya que los otros 200 se incorporarán por vía aérea en alguna escala, probablemente en Yibuti, donde el Ejército del Aire español tiene destacado un avión P-3 Orion.
El Galicia, con 16 camas para heridos graves y 150 para hospitalización, prestará apoyo sanitario a las tropas anglo-americanas que ataquen Irak, mientras que la fragata Reina Sofía le dará protección y el petrolero Marqués de la Ensenada suministrará combustible a ambos. La unidad de ingenieros, los equipos de protección NBQ (Nuclear, Bacteriológica y Química) y el Escalón Médico Avanzado, todos del Ejército de Tierra, tienen previsto desembarcar en una zona de Irak previamente controlada por las tropas de EE UU y el Reino Unido.
Ésas son las previsiones ya que, en realidad, no se sabe en qué zona del Golfo operará la flotilla española, ni si los tres buques estarán siempre juntos o se integrarán en una agrupación superior, ni en qué parte de Irak se establecerá el escalón médico, ni si los ingenieros y equipos NBQ serán reclamados para atender a contingentes de otros países.
Estos extremos deberían figurar en el plan de operaciones, pero dicho plan no existe. Lo que no es sorprendente, pues las Fuerzas Armadas recibieron la orden de estar listas para zarpar en 48 horas el lunes por la mañana.
Tampoco existe el Estado Mayor de la coalición a la que las tropas españolas van a incorporarse. Lo único que hay es el Comando Central de los Estados Unidos, con cuartel avanzado en Qatar, en el corazón del Golfo.
Al mando de la flota española va un contraalmirante, quien depende del jefe del Estado Mayor de la Defensa, Antonio Moreno Barberá. Pero, cuando los tres buques lleguen a la zona, dentro de dos semanas, Moreno Barberá transferirá su control operativo al general estadounidense Tommy Franks, con quien se reunió en secreto en Rota el pasado día 4. Para entonces, España debería tener un oficial en Qatar y una idea más clara de su misión.
Fuentes de Defensa aseguraron ayer que España cuenta ya con un enlace para la intervención en Irak en el cuartel de Franks en Tampa (EE UU), aunque declinaron explicar desde cuándo. Hasta ahora, Tampa era el centro de coordinación de la operación Libertad Duradera contra el terrorismo, pero su estructura no sirve para la guerra, pues en la misma participan países como Francia y Alemania.
En lo que sí se parece esta operación a Libertad Duradera es en que España aporta militares, pero carece del control político sobre la misma. A los cascos azules los controla el Consejo de Seguridad de la ONU y a las fuerzas de la OTAN, el Consejo Atlántico. Pero, en las coaliciones a la carta que EE UU ha puesto en marcha tras el 11-S, la única autoridad política es la Casa Blanca.
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