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AMENAZA DE GUERRA | El veto de Moscú

Rusia: "Es imposible cumplir el ultimátum"

El ministro de Exteriores Ivanov anuncia el veto ruso porque va en contra de la resolución 1.441

Pilar Bonet

Rusia vetará la resolución sobre el desarme de Irak que avalan Estados Unidos, Reino Unido y España si ésta se presenta a votación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ya no se trata de un juego de palabras que esconde más o menos la oposición de Moscú al uso de la fuerza; se trata de la afirmación más clara pronunciada hasta ahora sobre las intenciones del Kremlin. El ministro de Exteriores de Rusia, Ígor Ivanov, manifestó ayer que "si [la resolución] se presenta, Rusia votará en contra", por considerar que "contiene un ultimátum que, en primer lugar, no se puede cumplir y, en segundo, porque va en contra de la política que se está practicando sobre la base de la resolución 1.441" del propio Consejo, que favorece las inspecciones.

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"Consideramos que no sería conveniente presentar semejante resolución al Consejo de Seguridad de la ONU", dijo el ministro, quien advirtió contra el intento de derrocar por la fuerza al régimen de Sadam Husein. "La exportación de la democracia, tanto más a los países de una antigua cultura, está condenada al fracaso", señaló Ivanov, ya que "éstos se desarrollan según sus propias leyes". "Es necesario defender el derecho internacional y los valores universales, pero no es posible imponer la democracia y un único modelo de desarrollo", agregó el ministro, que exhortó a los miembros del Consejo a "afrontar esta dificilísima situación con responsabilidad y a decidirse a favor de una regulación política sobre Irak".

Ivanov emprendió ayer viaje a Teherán. Desde allí, se desplazará a Afganistán, el 12 de marzo, y, por último, a Tayikistán, donde concluirá su gira, el 13 de marzo. Irán es un "importante socio regional" de Rusia en el continente asiático, según reiteró ayer el portavoz de Exteriores, Alexandr Yakovenko. Washington contempla con desconfianza esa relación de Rusia con Irán en el campo de la energía atómica y analistas en Moscú no excluían ayer un posible endurecimiento de las críticas de EE UU a tal colaboración en el marco de las presiones psicológicas (positivas y negativas) que está ejerciendo sobre los miembros del Consejo para asegurarse su apoyo.

Como un gesto positivo se interpreta en Moscú la ratificación la semana pasada por el Congreso estadounidense (en vísperas de la sesión del Consejo de Seguridad) del tratado de reducción de arsenales estratégicos que Vladímir Putin y George W. Bush firmaron en Moscú en mayo de 2002.

Los debates sobre la posición de Moscú giran en torno a dos preguntas: ¿qué es lo peor que Estados Unidos puede hacerle a Rusia, si no apoya la resolución de Washington? ¿Puede la coincidencia y coordinación de posiciones entre Francia, Alemania y Rusia sobre Irak transformarse en un vínculo de cooperación más sólido?

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Petróleo como arma

El politólogo Vitali Tretiakov cree que Washington podría usar el petróleo como arma, ya sea no teniendo en cuenta los intereses de Rusia en la posguerra de Irak, ya sea forzando una caída de los precios. El alto precio actual ha generado beneficios inesperados para Rusia, que depende hoy más que en el pasado del crudo.

Según el vicejefe de Gobierno y ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, la economía rusa está preparada para una situación de guerra y las reservas del Banco Central permiten compensar cualquier oscilación seria de los precios. Para proteger a Rusia de la inflación, Kudrin anunció una subida de los aranceles fiscales con el fin de rebajar los "excesivos beneficios" de las empresas petroleras. El crudo protagonizará las conversaciones que mantendrá el miércoles en Moscú el secretario de Energía norteamericano Spencer Abraham. También el ministro de petróleo de Arabia Saudí viaja a la capital rusa esta semana.

Entre los instrumentos que EE UU puede usar para influir en Rusia, Tretiakov destacaba la posibilidad de que Washington, que ha añadido tres grupos separatistas chechenos a su lista de organizaciones terroristas, vuelva a criticar las violaciones de los derechos humanos en Rusia, una cuestión que ahora ignora.

En la balanza de los intereses de Rusia están, por una parte, sus relaciones económicas con la UE, que representa el 35% de su comercio exterior y es el principal cliente de su energía, y, por la otra, las perspectivas de la alianza estratégica con EE UU. Desde el 11-S, la Administración estadounidense ha encontrado más comprensión en Moscú para sus preocupaciones de seguridad que en la mayoría de sus aliados europeos. Putin no quiere perder la relación de confianza que mantiene con George W. Bush y, según Tretiakov, "sólo se decidirá a usar el veto contra la resolución patrocinada por Washington si está seguro de que Francia hace lo mismo".

[El presidente de la Duma (Parlamento ruso), Genady Selznov, entregó ayer a Sadam Husein un mensaje de Putin, sin que se informara de su contenido. Antes de abandonar Bagdad, la delegación rusa se entrevistó con el vicepresidente iraquí, Tarek Aziz, y con el presidente del Parlamento iraquí, Saadun Hammadi, confirmó la agencia oficial de noticias local INA. "Las conversaciones fueron fructíferas y en ellas se abordaron todos los asuntos, incluidas las amenazas de Estados Unidos de atacar Irak", explicó Selznov. Añadió que Rusia "no tiene dudas" de que Irak aplica la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad de la ONU, relativa a la eliminación de su arsenal de armas de destrucción masiva. Silznov dijo que "si EE UU decide iniciar una guerra, será una flagrante agresión", informa Efe].

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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