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Una exposición conecta las esculturas y dibujos de Lipchitz

"Nunca hice dibujos como obras de arte independientes", dejó escrito el escultor de origen lituano Jacques Lipchitz en 1972, poco antes de morir. "Todos mis dibujos están relacionados con mis esculturas". El Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró ayer una exposición dedicada a Lipchitz que confronta los dibujos, bocetos en gran parte, con las esculturas a que dieron lugar, subrayando la importancia que, al igual que otros artistas de las vanguardias, concedió a las obras sobre papel como elementos de reflexión y experimentación. "La conexión entre dibujos y esculturas permite descubrir el proceso de trabajo de Lipchitz", señaló el director del museo, Javier Viar. "Es una radiografía del autor".

La muestra dedicada a Lipchitz (Druskieniki, 1891-Capri, 1973) reúne un centenar de dibujos y 70 esculturas que permiten recorrer toda la trayectoria del artista, desde sus primeros pasos en el París de comienzos del siglo XX a las obras de madurez realizadas en su exilio de Estados Unidos, en donde se exilió al inicio de la II Guerra Mundial. En ese recorrido se descubre lo esencial de su obra vinculada al cubismo, las influencias recibidas de la escultura primitiva y las referencias figurativas.

La exposición, que permanecerá abierta al público en Bilbao hasta el próximo 1 de junio, ha sido realizada en colaboración con el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), donde el pasado verano pudo verse una colección de sus dibujos. El IVAM ha sido también receptor de una veintena de obras del escultor, con un valor de mercado calculado en más de 18 millones de euros, legadas por la Fundación Lipchitz a principios del pasado año.

Artista prolífico

Lipchitz fue un dibujante prolífico desde su juventud y ejecutó sus dibujos en todo tipo de técnicas y formatos. La exposición permite descubrir los dibujos que están en el origen de esculturas y también los realizados posteriormente, para "clarificar ideas" y "sugerir posibles variaciones", según el propio artista. Junto a las esculturas también aparecen los primeros estudios en bronce.

La muestra está ordenada cronológicamente, a partir de las obras que Lipchitz creó en París en la primera década del siglo XX en contacto con los cubistas y con el arte primitivo y la escultura clásica arcaica que descubrió en el Museo del Louvre.

El núcleo fundamental de la exposición está formado por las obras creadas entre 1915 y 1925, en plena etapa de compromiso con el cubismo. Posteriormente, Liptchitz experimentó con la representación de la figura humana y creó obras marcadas por la situación política europea de los años treinta.

El recorrido se cierra con el trabajo realizado en el exilio americano. Las series de pequeños bronces experimentales contrastan en esa época con los grandes encargos para obras públicas.

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