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Libeskind está dispuesto a cambiar su diseño de la 'zona cero'

"Todo buen diseño puede evolucionar y tiene que ser flexible", afirmó ayer, en una reunión con la prensa extranjera en Berlín, Daniel Libeskind, el arquitecto polaco nacionalizado estadounidense que hace dos semanas se impuso en el concurso para llenar el vacío dejado por las Torres Gemelas en Nueva York. Esta postura le permitirá hacer frente a las "múltiples presiones que hay sobre el diseño" del rascacielos de 541 metros de altura, el circundante complejo de edificios y el memorial para las víctimas de los atentados, situado en el subsuelo. Las presiones, de hecho, han comenzado a aflorar ya en Nueva York, donde los organismos públicos y las empresas privadas involucradas en la reconstrucción están debatiendo los detalles urbanísticos del proyecto.

Libeskind, en todo caso, no está dispuesto a renunciar a los elementos centrales de su plan: una estructura que deberá ser construida de tal forma que cada 11 de septiembre no caiga ni una sola sombra sobre el lugar en el que se elevaron las Torres Gemelas; la cuidadosa reorganización de las calles aledañas; el monumento a las víctimas del atentado que, situado debajo del nivel de la calle, deja abierto el boquete causado por la caída de las torres; el carácter "cívico" y no "comercial" del complejo, que deberá albergar también un centro de las artes escénicas; y el rascacielos central, que tendrá exactamente 1.776 pies de altura, una cifra que rememora el año de la declaración de Independencia de Estados Unidos.

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