Quioscos de flores para discapacitados
Un empresario vasco pone en marcha un proyecto cuyos beneficios se destinarán a la reforestación
Fernando Orozco vive de las flores. En 1992 montó en Vitoria una empresa, Krabelin, que hoy factura 601.000 euros al año. El negocio le permite vivir bien; sin embargo, esto no le parece una satisfacción suficiente. Así, ha puesto en marcha la empresa Lorategia, un centro especial de empleo, con grandes aspiraciones, de la que es único socio. El objetivo es abrir 35 quioscos de flores en municipios de Vizcaya y Guipúzcoa en cuatro años en los que van a trabajar dos discapacitados por local. Cada quiosco requiere una inversión de 30.600 euros y su umbral de viabilidad está en 72.000 euros de ventas al año. Los beneficios los va a destinar a repoblación forestal.
Orozco ha lanzado el proyecto tras varios años de estudio y maduración de una idea. En la fiesta de su 30 cumpleaños, hace ya más de 10, cuando vivía en Londres, llegó a la conclusión de que había que dejar de quejarse y "hacer algo". Han pasado 10 años y tiene preparado el estudio de viabilidad y la apertura del primer quiosco en Leioa (Vizcaya). "Vamos a generar un dinero y se trata de saber qué uso vamos a hacer de ese dinero. Los árboles son uno de los mejores legados que podemos dejar a los que vienen detrás", señala Orozco, quien asegura que en Euskadi no hay una sola ONG que se dedique a la reforestación.
Cada local requiere una inversión de 30.600 euros y su umbral de viabilidad se sitúa en 72.000 euros de ventas al año
La financiación de los quioscos llega en gran parte del Inem por la contratación de personal discapacitado, el resto tiene que venir de su propio bolsillo y de las subvenciones por creación de empresas. Orozco está negociando con la sociedad de garantía recíproca Elkargi para ayudarle en la financiación. Lorategi precisa, además de la inversión por quiosco, de otros 90.071 euros en infraestructuras generales.
Aunque Orozco crea un proyecto sin ánimo de lucro, su empresa original, Krabelin, sale beneficiada de la aventura, ya que será el mayorista de todos los quioscos. La filosofía de Krabelin pasa por hacer que el consumidor se acostumbre a comprar flores. Mientras en Europa el gasto medio en flores por persona y año es de 36 euros, en España sólo es de 14,88. Además, el precio en España es muy superior ya que la flor se compra como regalo, no de consumo ordinario. "Ofrecemos flores frescas que están aún cerradas. No competimos con la floristería de toda la vida porque educamos a que la gente tenga flores en casa. Donde estamos instalados ha aumentado la venta de las floristerías tradicionales", asegura Orozco.
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