Justicia

Habiendo leído en estas páginas un extenso artículo del señor Encinas ensalzando las virtudes del gerente de Urbanismo, Luis Armada, así como expresando lo injusto de su condena judicial a 16 meses de inhabilitación para ejercer un cargo público, quisiera exponer brevemente mi opinión apoyando dicha condena judicial.

El articulista defiende que la responsabilidad de no haber llevado a cabo la orden judicial de efectuar un derribo parcial en una iglesia cuya construcción vulnera la normativa vigente es de la policía y no de Armada. Quisiera recordar los innumerables casos de derribos inmediatos y desahucios para derribar llevados a cabo por esta Gerencia de Urbanismo con apoyo de cargas policiales contra sus moradores.

La diferencia es que en esos casos se trataba de okupas, es decir, ciudadanos corrientes, y en éste se trata de un edificio de la Iglesia. En aquellos casos nadie tuvo remilgos cuando la policía cumplía con su trabajo, incluso apaleando a la gente, mientras que en éste, por lo visto, había reparos a "montar un show", en palabras del articulista. Armada, que tenía la ley de su lado a la hora de pedir la actuación policial y la obligación de cumplir la orden judicial, no consta que lo hiciera, como tampoco consta que se opusiera a ello en los casos de ciudadanos normales que sí fueron desalojados de sus viviendas "a sangre y fuego", como dice el articulista.

Entiendo que se pretende presentar a Armada como un probo y cumplidor funcionario que se ha comido injustamente un marrón que no le corresponde. Yo, como el juez, disiento de esa interpretación. Y lo hago no sólo por lo expuesto, sino por la experiencia propia que tuve que padecer frente a la inoperancia y la inhibición de este gerente de Urbanismo, que pretendió mirar para otro lado cuando mis derechos como inquilino fueron irremediablemente vulnerados por unas obras ilegales que estuvo ignorando hasta que no le quedó más remedio que asumir su responsabilidad, ya demasiado tarde para mí.

En aquella ocasión tuve la oportunidad de publicar una carta en esta sección en la que afirmaba que Armada había faltado a la verdad (afirmación ésta que por cierto nunca fue desmentida por el interesado) cuando declaraba a la prensa sorprendido que "acabo de enterarme del caso", siendo que en los documentos de la Gerencia quedaba probado su conocimiento del mismo desde hacía meses, así como su voluntaria ignorancia de los hechos. Por lo tanto, estimo justa y oportuna esta condena judicial en nombre de todos aquellos ciudadanos que, no siendo la Iglesia, han tenido que padecer los abusos de promotores mafiosos sin contar con tantos remilgos por parte de este gerente de Urbanismo, que en lugar de hacer cumplir la ley tiene por costumbre ignorarla.