Aznar pone a prueba los efectos de la alianza con EE UU para su política en Iberoamérica
El presidente sondea a Fox en México sobre la crisis de Irak antes de visitar a Bush en Tejas
La coordinación de España y Estados Unidos con el objetivo de favorecer el desarrollo económico de América Latina y la estabilidad del subcontinente, en el que las inversiones españolas compiten con las norteamericanas, es un eje declarado de la política exterior de José María Aznar y un motivo probable de la fidelidad del presidente del Gobierno a las tesis de Washington sobre Irak. La visita que Aznar hizo ayer al líder mexicano, Vicente Fox, para aproximar su posición sobre la crisis, antes de ver hoy al presidente George W. Bush en Tejas, es una prueba de fuego para esa estrategia.
El pronóstico no es claro. El anuncio de la llegada de Aznar a México fue recibido con marcado recelo por la opinión de un país que por razones históricas y sociales desconfía de EE UU, sobre todo cuando suenan tambores de guerra. "Nos unen muchas cosas [a México y España], pero la guerra no nos junta", ha declarado Enrique Jackson, presidente del Senado mexicano, mientras su correligionario del PRI -el partido de la oposición- Gustavo Carvajal, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, opinaba que México no debe aceptar presiones extranjeras. Carvajal dijo que sería un "gravísimo error" que Aznar sugiera a Fox que México modifique su posición en el Consejo de Seguridad.
El izquierdista PRD, que tiene la alcaldía de la Ciudad de México, se ha expresado con más dureza. "No puede ser grata la visita de un mandatario que anda promoviendo la guerra por el mundo", dijo en un comunicado.
El propio Fox tuvo que lidiar hace pocos días con el tema. "Estoy seguro de que Aznar va a venir más a escuchar y ver alternativas que a intentar vender su posición", declaró el pasado miércoles.
- Encrucijada diplomática. Aznar se encuentra, sin embargo, en el centro de una encrucijada diplomática que bien podría desembocar en que España sea uno de los países que copatrocine con Washington la nueva propuesta de resolución que se espera en el Consejo de Seguridad para los próximos días. Además de visitar anoche a Fox (madrugada de hoy en España) y hoy a Bush en su rancho de Crawford, Aznar tiene previsto reunirse con el primer ministro británico, Tony Blair, en Madrid los próximos jueves y viernes, y baraja la posibilidad de viajar a París el viernes para ver al presidente Jacques Chirac, uno de los líderes que más reparos ha puesto a la conducción estadounidense de la crisis.
Con esa agenda, era imposible que Aznar no se interesara anoche sobre todo por las intenciones de Fox, que tiene uno de los nueve votos que Bush necesitará en la ONU para sacar adelante su iniciativa y unas relaciones con el vecino del norte tan estrechas que hacen difícil que pueda resistirse a la llamada de la Casa Blanca por muchos problemas que le plantee su propia opinión pública.
De ahí a pensar que Aznar viajó anoche a México con algún encargo expreso del presidente Bush hay un paso que ninguna fuente sólida permite franquear, pero que sí resume los problemas de imagen que la coordinación con EE UU en América Latina puede ocasionar a la política española.
Una muestra de esos riesgos fue la polémica visita conjunta que los embajadores de España y EE UU hicieron al efímero presidente Pedro Carmona durante la crisis de abril en Venezuela. Pese a las declaraciones de amistad y confianza reiteradas luego por las dos partes, el hecho es que Hugo Chávez puso muchas pegas a la presencia de España en el Grupo de Amigos creado el mes pasado, porque no la consideraba apta para mediar en su país tras haberse relacionado oficialmente con los golpistas.
- La comunidad hispana. Aznar ha reiterado, sin embargo, en varias ocasiones que considera que la concertación con Washington es fundamental para la política iberoamericana de España. Es una idea que plantea desde la convicción expresa de que, pese a las malas experiencias del pasado, la Administración estadounidense tiene hoy una fe genuina en el valor del mercado y la democracia como elementos estabilizadores de América Latina.
Paralelamente, dirigentes estadounidenses le han sugerido al presidente del Gobierno que podría contribuir a una labor similar con los hispanos de EE UU. Una comunidad hispana convencida de sus raíces occidentales podría ser mucho más estable que otra inclinada a veleidades indigenistas, según le comentó al presidente el pasado mes de diciembre en Washington Melquíades Martínez, secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de Bush.
Aznar, indican fuentes gubernamentales, planea realizar a comienzos del próximo verano un largo viaje con esa orientación por Estados norteamericanos de mayoría hispana. También los Reyes estudian un probable viaje por zonas de EE UU con fuertes raíces españolas.
Una prueba del interés de Aznar por concentrar su política exterior hasta el fin de la legislatura en las dos Américas es que, si se prescinde de los compromisos europeos y con países limítrofes, como pueden ser los del Magreb, que requieren una atención periódica, toda la agenda de viajes que prepara el gabinete del presidente es trasatlántica.
- Gira por América Latina. Antes de las municipales de mayo, Aznar quiere volver a Washington para atender una invitación a cenar de la Sociedad Judía Americana que podría servir de oportunidad para otras citas. También desea viajar al Brasil de Luiz Inácio, Lula, da Silva, y a la Colombia de Álvaro Uribe, que no ve con buenos ojos la campaña de Bush contra Irak.
Más adelante, dentro de este año, Aznar podría viajar a Argentina, tras las elecciones generales de abril, y no descarta visitar Venezuela si la situación se estabiliza, en una segunda gira por Latinoamérica. En noviembre, irá a Bolivia para asistir a la Cumbre Iberoamericana.
Antes de terminar su mandato, Aznar desearía también realizar la cumbre trilateral con Bush y Fox que el mexicano propuso hace dos años como expresión de que España y México son los dos polos de conexión de Europa con América Latina en conjunción con EE UU como potencia estabilizadora.
Naturalmente, todos estos programas están hoy condicionados al calendario impreciso de la guerra.
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