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18.000 empleos siguen sin cubrirse por falta de obreros cualificados

La mejora en FP ha sido insuficiente tres años después de que Confebask revelase la carencia

La escasez de mano de obra cualificada para cubrir puestos de alta tecnología, oficios tradicionales y ocupaciones de bajo relieve amenaza con convertirse en un problema crónico para Euskadi. Casi tres años después de que la patronal vasca Confebask advirtiese, tras realizar un pormenorizado estudio, de que la falta de especialistas dejaba sin cubrir 18.000 puestos de trabajo, todo sigue igual. La situación no ha variado, según destaca el director de Relaciones Laborales de Confebask, Jon Bilbao, para desgracia de la industria metalúrgica y de maquinaria, la construcción y las pequeñas empresas, que son las áreas donde más se siente la falta de profesionales cualificados.

"¿Las causas?", se pregunta Bilbao. Y se responde sin vacilar: "Pues que, a pesar de que la Formación Profesional ha ganado en prestigio en los últimos años, no hay alumnos suficientes. Tenemos una FP de lujo, la mejor de España de largo, pero cuesta convencer a los ciudadanos. Los hábitos sociales arraigan y es un trabajo lento cambiar las costumbres". Así resume el directivo de la patronal uno de los motivos del problema. En la actualidad, el 46,6% de los estudiantes vascos mayores de 16 años estudia FP, la cifra más alta de España, pero aún muy lejos del 72% de Alemania o el 64% de Francia.

Con los años, esta falta de especialistas podría suponer serios perjuicios a la economía vasca. El viceconsejero de Formación Profesional y Aprendizaje Permanente de Educación, Jorge Arévalo, incluso aventura que "en poco tiempo" va a ser un problema bastante grave porque "las empresas que ahora son competitivas necesitan tener una mano de obra cualificada para seguir siéndolo". El efecto inmediato sería el estrangulamiento en el crecimiento de esas compañías si la economía entra en un ciclo expansivo.

Bilbao ha recabado la impresión de las organizaciones empresariales que integran Confebask para concluir que la carencia de profesionales va menguando muy poco a poco, de una manera insuficiente. "Todos los sectores coinciden", remata. Un estudio realizado por Langai un año después del informe de Confebask constataba la misma situación. Posteriormente, una encuesta de la Federación Vizcaína de Empresas del Metal llamó la atención en julio de 2002 sobre los problemas de compañías del sector por la falta de profesionales cualificados en los niveles medio y bajo. El 75% de las casi mil empresas de dicha federación tiene dificultades para cubrir sus necesidades de personal, bien por falta de cualificación (62%) o por falta de experiencia (42%).

La patronal guipuzcoana Adegi cree necesario que el número de estudiantes de la rama industrial aumente un 21% para poder cubrir los puestos que generan sus empresas.

Profesión según el sexo

Las especialidades más demandadas son tornero-fresador, soldador, ajustador mecánico, calderero y electricista. Los oficios tradicionales de toda la vida. La incorporación de la mujer a este tipo de trabajos aliviaría de forma considerable la situación, según todos los expertos consultados. Arévalo asegura que la clave radica en que las chicas opten por las especialidades más industriales y menos por las de servicios. Los datos de matriculación son elocuentes: de los 30.000 alumnos que realizan los ciclos formativos de grado medio o superior, el 38,8% son mujeres. Sin embargo, en las ramas industriales, las que más demandan las empresas, sólo una de cada diez estudiantes es mujer.

Lo que no ha conseguido variar nadie hasta ahora es la elección de las futuras profesiones dependiendo del sexo. El textil y la confección, la sanidad, los servicios socioculturales a la comunidad y el área administrativa son los estudios más demandados por las féminas, pese a que son también los que menos garantizan encontrar un trabajo. Por contra, ramas como la mecánica (94% de estudiantes colocados) o la construcción (100%), siguen dominados abrumadoramente por los varones.

Arévalo añade que 30.000 estudiantes de FP es una cifra difícil de aumentar porque el bajo índice de natalidad vasco complica la captación de alumnos. En este curso hay 2.000 alumnos menos en Bachiller, con lo que se reduce los que pueden optar por un ciclo superior de FP. Por eso, "las chicas tendrían que decidirse". "A las empresas", añade, "les cuesta contratar a la primera mujer, pero después todo va rodado porque hay cosas que las chicas hacen bastante mejor que los hombres". Más que las mujeres, los prejuicios hacia la FP los tienen las familias, se lamenta. "Los padres no quieren ni oír hablar de que sus hijas realicen este tipo de estudios. No hay manera de convencerles".

Igual piensa Francisco Martínez de Contrasta, director de Diocesanas, el mayor centro de Formación Profesional del País Vasco. "Las familias aún no ven las ventajas que ofrece la FP. Algunas chicas nos dicen que estarían encantadas de hacer alguna rama, pero el problema lo encuentran en sus padres, cuya única opción pasa porque sus hijas vayan a la Universidad". Sin embargo, el director de Diocesanas atisba una esperanza en que el alto grado de inserción laboral de la FP convenza a los más escépticos. En 1998, fue del 78%, en 1999 llegó al 79% y en 2000 al 81%. Si la tendencia sigue en alza será una confirmación de que "el modelo funciona", concluye Martínez de Contrasta.

"Los inmigrantes no son la solución"

La cada vez mayor presencia de inmigrantes es una de las opciones que desde distintos sectores se ha lanzado como solución al problema de la falta de especialistas. "Los inmigrantes que llegan a Euskadi no están cualificados. Por lo tanto, no pueden acceder a los puestos que demandan las empresas. No son la solución a nuestros problemas", replica el viceconsejero de Formación Profesional, Jorge Arévalo. Según los datos aportados por la ONG Lankide, un total de 42.010 extranjeros estaban empadronados a finales del año pasado en los ayuntamientos vascos.¿Y cualificar a esos inmigrantes? Tampoco es una solución a corto plazo. Según Arévalo, el problema reside en que, con el nivel de conocimientos y la formación de base que tienen estos inmigrantes, cualificarles es un proceso "largo y complejo". Tan largo, que cifra en tres años el periodo de tiempo mínimo para que tengan la formación y destreza necesarias. "Vienen con formación bajísima o inexistente. Harían falta tres años para poner a un inmigrante sin preparación a trabajar en condiciones", añade.Ante este panorama, el viceconsejero adelanta que los departamentos de Educación y de Empleo están estudiando la manera de cualificar a los extranjeros. "Va a ser muy complicado", zanja. En la actualidad, las mujeres inmigrantes contratadas trabajan mayoritariamente como personal de limpieza (20%) y como camareras (15%). En cuanto a los hombres, el 23% de los inmigrantes trabaja como peón en la industria manufacturera y otro 19%, en el sector de la construcción.

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