Las riadas remiten en Vitoria mientras el Ebro se desborda en la Rioja y Navarra
El pantano de Ullibarri-Gamboa se quedó a un solo centímetro de rebosarse La patronal reclama que quien "se beneficia con el pantano" asuma los costes de las riadas
El descenso de las precipitaciones contribuyó a que remitieran ayer las inundaciones en la provincia de Álava, aunque los problemas se trasladaron a la ribera del Ebro, en localidades como Tudela o Castejón (Navarra), que vivieron la mayor riada desde 1961.
Después de llegar a un punto crítico en la noche del martes al miércoles, cuando el pantano de Ullibarri-Gamboa se quedó a un solo centímetro de desbordarse, en las horas siguientes se rebajó la alarma. El río Zadorra siguió desbordado en todos sus puntos durante la jornada de ayer y varios pueblos alaveses continuaban incomunicados. La salida de Vitoria hacia Bilbao por la N-622, en el enlace de Yurre, no se pudo abrir hasta las dos de la tarde.
Los pueblos de Asteguieta, Trespuentes y Víllodas fueron los más afectados. La riada obligó a varias familias a pernoctar en hoteles de Vitoria y generó cuantiosos daños materiales, sobre todo en empresas de los polígonos de Gamarra y Ali-Gobeo. La situación se fue normalizando a medida que avanzaba el día. Sin embargo, empeoró en el cauce del Ebro. En la Rioja alavesa, se cortaron las carreteras entre Labastida y Haro y entre Baños de Ebro y Elciego. La peor parte afectó a Navarra. Mientras la zona norte y Pamplona mejoraron después de la inundación del martes, la zona sur sufrió importantes riadas, las mayores desde 1961, según confirmó José Vicente Lacasa, presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
En Tudela, debieron desalojarse lonjas y garajes del Casco Viejo por la crecida del río. Allí y en Fontellas se preparaban para lo peor dado que el pico de la avenida está previsto que se alcance hoy entre las seis y las ocho de la mañana. En Castejón, las previsiones apuntaban a que el nivel máximo de las aguas se alcanzara entre las diez y las doce de la noche de ayer. Al filo de la pasada medianoche, el caudal del Ebro había subido hasta los 7,5 metros y arrastraba 3.200 metros cúbicos de agua por segundo.
Las carreteras que comunican Pamplona con Tudela y con Madrid quedaron cortadas y hubo que utilizar la autopista de Navarra como única alternativa. Otras diez carreteras secundarias repartidas por toda la provincia permanecieron cerradas al tráfico a causa de las balsas de agua o la nieve. El cinturón norte de Pamplona siguió cerrado al tráfico debido al desbordamiento del Arga, lo que dificultó el acceso a las instalaciones de Volkswagen, en el polígono de Landaben.
En Estella, el río Ega arrastró la pasada noche una pasarela peatonal y ésta provocó la rotura de diversas conducciones de agua, saneamiento y gas, lo que causó una estruendosa explosión que se pudo oír en buena parte de la ciudad y dejó sin suministro a ocho viviendas, aunque no causó daños personales.
Después de superar el momento más crítico en Vitoria y en Pamplona, las autoridades realizaron ayer una primera evaluación de las inundaciones. A la espera de conocer la cuantía de los daños, la Diputación de Álava se reunirá con urgencia para estudiar la posibilidad de habilitar ayudas a los damnificados. Sin embargo, se oyó ayer una reclamación unánime de las principales instituciones alavesas, tanto del alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, como del diputado de Obras Públicas, Antonio Aguilar, e incluso de la patronal provincial. Desde los tres estamentos se exigió rebajar la curva de garantía del pantano de Ullibarri-Gamboa para evitar desembalses tan masivos como los que han causado estas últimas inundaciones.
El diputado de Obras Públicas pidió la intervención directa del Gobierno vasco en esta vieja polémica, que enfrenta a la sociedad que gestiona el agua en Álava (Amvisa) y el Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia. La primera quiere rebajar el nivel del pantano para evitar inundaciones; el Consorcio prefiere garantizar el abastecimiento. La última decisión, sin embargo, corresponde a la Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. La capacidad del pantano se sitúa en 180 hectómetros cúbicos y en febrero la curva se ha situado en 134. Amvisa reclama rebajarla a 127, mientras que el Consorcio la quiere mantener en 180.
Ante las críticas, la Confederación argumentó ayer que la solución para evitar las inundaciones no es rebajar la curva de garantía y, por tanto, no depende de la cantidad de agua que se desembalsa, sino "del acondicionamiento del cauce" del río Zadorra. En Vitoria ya se han invertido casi 18 millones de euros en encauzar los ríos Alegría, Santo Tomás y Errekaleor, afluentes del Zadorra. Gracias a ello, el polígono industrial de Betoño apenas se ha inundado esta vez, mientras que en anteriores riadas, como la de 1981, fue el primer lugar afectado.
Ahora hay otro proyecto en marcha para acondicionar la ribera del Zadorra en Vitoria, entre Gamarra y Eskalmendi.
Sin embargo, el presidente de Amvisa, José Antonio Pizarro, insistió en que, aparte de estas actuaciones, resulta necesario rebajar el nivel del agua en el pantano para prevenir posibles inundaciones. Recuerda que ahora, a diferencia de la sequía de 1991, existen más recursos hídricos además de los embalses alaveses, en captaciones subterráneas, y que eso permitiría replantear la situación. La última vez que lo reclamó fue hace dos meses, y recibió una respuesta negativa.
El Consorcio se mantiene en sus tesis de dejar la curva en su nivel actual. Desde este organismo no se quiere contestar a las críticas por "evitar polémicas", según un portavoz de la entidad.
Las reacciones más ácidas llegaron desde la patronal alavesa. Su secretario general, José Manuel Farto, asegura que la causa de las inundaciones "no ha sido la lluvia". Y culpó, sin citarlo, al Consorcio: "Si alguien obtiene beneficios con el pantano, tendrá que asumir los costes y los riesgos cuando se desborda". Desde Amvisa también se recordó el elevado volumen de agua que se pierde en las tuberías vizcaínas por las fugas, en torno al 40% del total, mientras que la red vitoriana ha rebajado las pérdidas a un 15% en los últimos años.
El diputado de Obras Pública también reclamó, una vez más, el cumplimiento de la Ley de Territorios Históricos, de modo que el Gobierno vasco transfiera a las diputaciones las competencias sobre el agua.
Las inundaciones causaron daños en empresas. El hipermercado de Eroski en Asteguieta, el más antiguo del País Vasco, permaneció cerrado desde que se desalojara a primera hora de la tarde del martes. Ayer, sus responsables desconocían la cuantía de los daños y cuándo podrían abrir de nuevo.
En la agricultura los daños fueron cuantiosos. El sindicato alavés UAGA aseguró que unas 2.000 hectáreas de cultivo quedaron anegadas sólo por el Zadorra, a lo que habría que añadir los efectos del desbordamientos de algunos afluentes. En Navarra, el Ebro inundó cientos de hectáreas entre San Adrián y Castejón.
Polémica en Itoiz
Asimismo, la Coordinadora de Itoiz, el organismo opuesto al embalse, aseguró que el llenado parcial del pantano sobrepasó ampliamente en la noche del martes la cota 510, límite máximo legalmente permitido para el almacenamiento del agua mientras no haya plan de emergencia. Esta circunstancia se habría debido al gran caudal aportado por los ríos Irati y Urrobi.
Según la Coordinadora, las aguas aislaron la localidad de Itoiz al cortar una carretera de acceso y quedar inutilizada la segunda por desprendimientos. El Gobierno navarro negó estos hechos. Un grupo de personas se encerró ayer en el Ayuntamiento de Aoiz en protesta por la inundación.
Después de superar el momento más crítico en Vitoria y en Pamplona, las autoridades realizaron ayer una primera evaluación de las inundaciones. A la espera de conocer la cuantía de los daños, la Diputación de Álava se reunirá con urgencia para estudiar la posibilidad de habilitar ayudas a los damnificados. Sin embargo, se oyó ayer una reclamación unánime de las principales instituciones alavesas, tanto del alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, como del diputado de Obras Públicas, Antonio Aguilar, e incluso de la patronal provincial. Desde los tres estamentos se exigió rebajar la curva de garantía del pantano de Ullibarri-Gamboa para evitar desembalses tan masivos como los que han causado estas últimas inundaciones.
El diputado de Obras Públicas pidió la intervención directa del Gobierno vasco en esta vieja polémica, que enfrenta a la sociedad que gestiona el agua en Álava (Amvisa) y el Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia. La primera quiere rebajar el nivel del pantano para evitar inundaciones; el Consorcio prefiere garantizar el abastecimiento. La última decisión, sin embargo, corresponde a la Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. La capacidad del pantano se sitúa en 180 hectómetros cúbicos y en febrero la curva se ha situado en 134. Amvisa reclama rebajarla a 127, mientras que el Consorcio la quiere mantener en 180.
Ante las críticas, la Confederación argumentó ayer que la solución para evitar las inundaciones no es rebajar la curva de garantía y, por tanto, no depende de la cantidad de agua que se desembalsa, sino "del acondicionamiento del cauce" del río Zadorra. En Vitoria ya se han invertido casi 18 millones de euros en encauzar los ríos Alegría, Santo Tomás y Errekaleor, afluentes del Zadorra. Gracias a ello, el polígono industrial de Betoño apenas se ha inundado esta vez, mientras que en anteriores riadas, como la de 1981, fue el primer lugar afectado.
Ahora hay otro proyecto en marcha para acondicionar la ribera del Zadorra en Vitoria, entre Gamarra y Eskalmendi.
Sin embargo, el presidente de Amvisa, José Antonio Pizarro, insistió en que, aparte de estas actuaciones, resulta necesario rebajar el nivel del agua en el pantano para prevenir posibles inundaciones. Recuerda que ahora, a diferencia de la sequía de 1991, existen más recursos hídricos además de los embalses alaveses, en captaciones subterráneas, y que eso permitiría replantear la situación. La última vez que lo reclamó fue hace dos meses, y recibió una respuesta negativa.
El Consorcio se mantiene en sus tesis de dejar la curva en su nivel actual. Desde este organismo no se quiere contestar a las críticas por "evitar polémicas", según un portavoz de la entidad.
Las reacciones más ácidas llegaron desde la patronal alavesa. Su secretario general, José Manuel Farto, asegura que la causa de las inundaciones "no ha sido la lluvia". Y culpó, sin citarlo, al Consorcio: "Si alguien obtiene beneficios con el pantano, tendrá que asumir los costes y los riesgos cuando se desborda". Desde Amvisa también se recordó el elevado volumen de agua que se pierde en las tuberías vizcaínas por las fugas, en torno al 40% del total, mientras que la red vitoriana ha rebajado las pérdidas a un 15% en los últimos años.
El diputado de Obras Pública también reclamó, una vez más, el cumplimiento de la Ley de Territorios Históricos, de modo que el Gobierno vasco transfiera a las diputaciones las competencias sobre el agua.
Las inundaciones causaron daños en empresas. El hipermercado de Eroski en Asteguieta, el más antiguo del País Vasco, permaneció cerrado desde que se desalojara a primera hora de la tarde del martes. Ayer, sus responsables desconocían la cuantía de los daños y cuándo podrían abrir de nuevo.
En la agricultura los daños fueron cuantiosos. El sindicato alavés UAGA aseguró que unas 2.000 hectáreas de cultivo quedaron anegadas sólo por el Zadorra, a lo que habría que añadir los efectos del desbordamientos de algunos afluentes. En Navarra, el Ebro inundó cientos de hectáreas entre San Adrián y Castejón.
Polémica en Itoiz
Asimismo, la Coordinadora de Itoiz, el organismo opuesto al embalse, aseguró que el llenado parcial del pantano sobrepasó ampliamente en la noche del martes la cota 510, límite máximo legalmente permitido para el almacenamiento del agua mientras no haya plan de emergencia. Esta circunstancia se habría debido al gran caudal aportado por los ríos Irati y Urrobi.
Según la Coordinadora, las aguas aislaron la localidad de Itoiz al cortar una carretera de acceso y quedar inutilizada la segunda por desprendimientos. El Gobierno navarro negó estos hechos. Un grupo de personas se encerró ayer en el Ayuntamiento de Aoiz en protesta por la inundación.
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