La exposición 'Suiza constructiva' une la vanguardia a la vida cotidiana
El Museo Reina Sofía presenta un arte concreto que incluye muebles, carteles y edificios
"Pasada la época de los manifiestos, la vanguardia llega a la vida cotidiana". Es la primera frase de la exposición Suiza constructiva, abierta hasta el 12 de mayo en el Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, www.museoreinasofia.mcu.es), que a través de 270 piezas de 70 artistas recorre el arte constructivo entre los años veinte y cincuenta del siglo XX. Las artes plásticas, el diseño gráfico, la fotografía, los muebles, el interiorismo y la arquitectura reflejaron arte y objetos de una "creación sistemática y objetiva, ejecución precisa y perfecta, formas claras, sobrias, escrupulosas".
La historiadora del arte Patricia Molins es la comisaria de la exposición Suiza constructiva, una producción del Museo Nacional Reina Sofía para el programa de Suiza en Arco 2003, que cuenta con el patrocinio de Pro Helvetia, Fundación suiza para la Cultura, y la Fundación Marc Rich. El museo planteó en 1992 la muestra Suiza visionaria, comisariada por el crítico Harald Szeemann.
El director del museo, Juan Manuel Bonet, distinguió entre aquella visión personal y crítica y esta que recoge la parte "exacta, purista, constructiva". En su opinión, el montaje recoge un tiempo de grandes debates, un sentido utópico y una interacción de las artes, "con un espíritu total que incluye matices propios y originalidad de los artistas suizos".
Patricia Molins, con un montaje de María Fraile y Javier Revillo, ha organizado un recorrido cronológico desde los años veinte, con espacios singulares dedicados a Max Bill, Sophie Taeuber Arp y Richard Paul Lohse, hasta los años cincuenta. Los objetos indican desde el arte concreto al minimal y termina con el reloj para estación de ferrocarril, diseñado por Hans Hilfiker en 1944.
Según la comisaria, el arte suizo en este tiempo refleja un papel de bisagra entre las vanguardias más experimentales y el formalismo geométrico posterior. La revisión del arte y el diseño de orientación constructiva en Suiza tiene sus antecedentes en los años veinte, con una búsqueda de una creación objetiva, de compromiso ético y soluciones universales que se acercaran a la realidad y a la vida cotidiana. "Es una exposición coral, en la que se pueden ver las relaciones entre el arte concreto, la fotografía objetiva, la nueva tipografía y la arquitectura y los muebles funcionales".
Estos aspectos se marcan en el montaje, que se contagia de un ambiente "riguroso y claro", con las plataformas metálicas para las esculturas y muebles, las paredes blancas para las pinturas y carteles y las pantallas para presentar los conceptos y los edificios de Alfred Roth, Werner Moser, Sigfried y Le Corbusier. Los nombres de artistas atraviesan las artes y las diferencias entre vanguardia y tradición y se pueden ver en distintas épocas en la pintura, la escultura, el diseño, la fotografía y la arquitectura. También aparecen otros artistas que viajaron a Suiza, como El Lissitzky, Hans Arp, Jan Tschichold y Anton Stankowski, junto a otros que ejercieron una clara influencia, como Alvar Aalto y Marcel Breuer. La exposición comienza con el arte concreto (sistemático, intelectual, riguroso), cercano a los postulados constructivistas, de la Bauhaus y del grupo Abstracción-Creación, con las aportaciones personales de Taeuber, Arp, Max Bill, Loewensberg, Graeser y Lohse. Los arquitectos proponen una obra "elemental, abierta, luminosa y funcional", que se traslada a la vivienda y al modo de habitar, con un "mobiliario práctico, racional, seriado, versátil" de artistas como Giedion, Moser, Bill, Breuer, Steiger. Aspectos que saltan a la fotografía y al diseño gráfico, con unas primeras identificaciones dadaístas y constructivistas y una posterior de posguerra, con composiciones geométricas y la incorporación de la tipografía.
Babelia
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