Francia y Alemania tienden la mano a los países pequeños de la UE
Fischer y De Villepin defienden su plan ante la Convención europea
Joschka Fischer y Dominique de Villepin, ministros de Exteriores de Alemania y Francia, defendieron ayer ante la Convención sobre Europa su propuesta conjunta para que el Consejo Europeo (los máximos líderes de la Unión) tenga un presidente estable durante varios años en lugar de los actuales turnos semestrales, pese a las numerosas críticas recibidas desde los países pequeños y medianos, desde la Comisión y la Eurocámara.
Fischer y De Villepin tendieron a la vez la mano a sus detractores y anunciaron que su fórmula no excluye que se mantengan turnos rotatorios en las presidencias de algunos consejos de ministros de la UE (hay nueve).
Hanja Maij-Weggen, eurodiputada de Holanda, uno de los países más críticos con la propuesta franco-alemana, se molestó en contar cuál fue el sentido de todas las intervenciones habidas en la Convención entre ayer y anteayer: 64 rechazaron el plan de París y Berlín, 15 nadaron entre dos aguas y sólo 15 la apoyaron. "El mensaje es claro y hay que transmitirlo a Francia y Alemania".
Lo que no dijo la eurodiputada holandesa, pero sí lo recordó el lunes Giscard d'Estaing, presidente de la Convención, es que los seis países más grandes de la UE en 2004 (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España y Polonia), que son los que apoyan la fórmula de París y Berlín, representarán el 74% de la población de la Unión. Conscientes de esa fuerza, Fischer y De Villepin contraatacaron ayer y se reafirmaron en las tesis pactadas la semana pasada. El ministro alemán explicó que Alemania y Francia "han intentado aunar dos visiones de Europa" (la federal y la actual), mientras su colega francés señaló que ambos países quieren "conciliar la doble legitimidad de Europa: la de los Estados y la de los ciudadanos".
Los dos respondieron directamente a sus detractores. Fischer dijo que mantener las presidencias semestrales por turno "traerá dificultades" y, aunque De Villepin dijo "compartir" la aspiración de que todos los Estados deben ser iguales en la UE, también agregó que los turnos actuales "son un factor de inestabilidad". El ministro alemán afirmó que el presidente de la Comisión y el del Consejo Europeo "tendrán que cooperar", en lugar de convertirse en rivales, como presumen los críticos. De Villepin agregó que ambos tendrán competencias diferentes y que ambos saldrán reforzados.
Palacio defiende el plan
También la ministra española de Exteriores, Ana Palacio, se sumó a defender la fórmula franco-alemana en aras de lograr una mayor "continuidad" del máximo órgano de la Unión. Pero tanto Palacio como De Villepin abrieron la puerta a sistemas que puedan mitigar los temores de los pequeños. De Villepin habló de que se puede mantener el sistema de turnos en las presidencias de consejos de ministros, mientras Palacio, el vicepresidente italiano Gianfranco Fini y el alemán Jürgen Meyer citaron la posibilidad de que el presidente del Consejo Europeo sea asistido por vicepresidentes o por un grupo de líderes por turnos.
Pero los representantes de los países pequeños mantienen las espadas en alto. El eurodiputado portugués Luis Marinho calificó de "no igualitaria" la propuesta franco-alemana, y Henning Christophersen, en nombre del Gobierno de Finlandia, exigió que Alemania y Francia expliquen cuáles serán las funciones de ese superpresidente y en qué intervendrá. "Mientras no se nos explique, no tendremos una idea clara de qué quieren", añadió.
Los socialistas españoles José Borrell y Carlos Carnero también pidieron en sus intervenciones que se aclaren las funciones y el modo de elección de ese presidente estable de la UE. Borrell fue más lejos y, en línea con lo aprobado por su partido el año pasado, pidió que en el Consejo de la Unión se cree una segunda cámara parlamentaria, "o cámara de los Estados, que actúe como un Senado". Se trata de una fórmula federal como la defendida en el pasado por los socialdemócratas alemanes.
Ayer quedó claro que suman apoyos, todavía escasos, los partidarios de que haya un único presidente. El comisario francés Michel Barnier y el italiano Fini apostaron por esa hipótesis, que también defendía hasta ahora el alemán Fischer. Aunque las discrepancias en el terreno institucional siguen siendo numerosas, Valery Giscard d'Estaing destacó ayer algunas propuestas que, pese a ser innovadoras, no ha recibido crítica alguna. La más importante es la de contar en el futuro con un ministro europeo de Exteriores. Dispondría de un servicio diplomático europeo y presidiría los Consejos de Exteriores. Otro consenso consiste en que todo el mundo quiere mantener el equilibrio entre Comisión, Consejo y Parlamento, pero es obvio hasta ahora que las propuestas de mayor peso dan más poder a estas dos últimas instituciones.
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