La rebelión de los campesinos
Millones de mexicanos afectados por el fin de los aranceles agrarios en la frontera con EE UU exigen una solución a Fox
Los vientos de lucha recorren nuevamente el campo mexicano, atrapado en una telaraña de atraso socioeconómico, y torpedeado ahora por la apertura casi total del apartado agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a la cual se oponen millones de campesinos agrupados en el Movimiento el Campo No Aguanta Más, que advierten sobre serios riesgos para la estabilidad nacional. En el campo se dan la mano la miseria, que reconoce el propio presidente Vicente Fox, los atrasos sociales y la ilegalidad. Incluso en algunas áreas surgen grupos guerrilleros.
La descomposición tiene como origen el paternalismo con que operó políticamente el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante 70 años, que después aplicó una apertura comercial indiscriminada sin que mediaran apoyos a los campesinos, y que el pasado día 1 alcanzó la casi totalidad de los productos agropecuarios. Los hombres del campo reclaman al Gobierno la revisión del capítulo agropecuario del tratado que mantiene México con EE UU y Canadá desde 1994, y exigen a Fox que establezca las bases para que se dé una nueva relación con los campesinos y se mantenga la voluntad política de llegar a acuerdos. Fox ha asegurado que se debe "evitar todo posible daño que pudiera ocasionar la apertura comercial", pero aclaró que el TLCAN "no es solamente un acuerdo comercial con derechos y obligaciones que hemos asumido como nación, sino que forma parte también de nuestras propias leyes".
Víctor Suárez, portavoz del Movimiento el Campo No Aguanta Más, afirmó que los agricultores llegaron con Fox a un acuerdo de diálogo para crear una "nueva política para el campo", que sería definida en una Convención Nacional Agraria, programada en febrero. Suárez explicó que, para los campesinos, "la piedra angular es la renegociación del apartado agropecuario del TLCAN". Fox no ha dicho, según los líderes del movimiento, que no sea posible reabrir la negociación del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá. "Hay que terminar con 20 años de desmantelamiento del campo y fomentar las capacidades internas de producción de alimentos para el mercado nacional", advierte Suárez.
El líder agrario reconoce que la celebración de una Convención Nacional Agraria "es una última llamada" para arreglar los graves problemas del campo mexicano, donde -ante el atraso existente- se da "no sólo el cultivo de estupefacientes, sino también tráfico de especies prohibidas, redes de prostitución, tráfico de órganos humanos, criminalidad y delitos como robos y secuestro, y tráfico de personas, de armas. Todo ilegal. La ilegalización se da como alternativa de sobrevivencia".
Incluso hay "focos de oposición armada", dentro de un marco de crecimiento de la pobreza en el campo, en zonas en las cuales operan grupos guerrilleros, especialmente en comunidades indias. "Hay desnutrición, hambre, pobreza y, obviamente, en este contexto se dan condiciones para los extremistas".
Las condiciones lacerantes en el campo son reconocidas por el propio Fox, quien admite que "el 13,43% de la población del país se encuentra por debajo de la línea de un dólar de ingresos al día, que es el que marca la pobreza extrema... En el caso del medio rural, el porcentaje es del 30%. Tres de cada diez familias viven o sobreviven con un ingreso inferior a un dólar per cápita al día".
Víctor Suárez apunta que, en realidad, es el 60% de la población del campo la que se encuentra sumida en la pobreza, y que de ella -como Fox admite- la mitad vive con menos de un dólar al día. Por la misma razón, un 48% de los menores de cinco años padece de desnutrición y este porcentaje aumenta en zonas indígenas. Más de tres millones de campesinos, además, sufren el subempleo.
Todo esto se da por la "desruralización compulsiva, las expulsiones al estilo de las dictaduras soviéticas, que ahora son del mercado, del neoliberalismo que ha decidido que deben salir cuatro millones [de personas] del campo porque sobran y no son competitivas en el contexto de la globalización". El campo mexicano está amenazado por la llegada de artículos agropecuarios de EE UU, cuyos productores reciben anualmente -por un periodo de al menos una década- subsidios por un importe de unos cerca de 18.000 millones de dólares, mientras que en México los campesinos sólo obtienen ayudas por unos 3.000 millones de dólares.
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