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Gallo espera un nuevo amanecer

El principal productor de vino del mundo se replantea su entrada en el mercado español

Miguel Ángel García Vega

Hace unos meses se firmaba un acuerdo que llevaba la preocupación al mundo del vino español. El grupo Codorníu y Ernest & Julio Gallo (el mayor productor de vino del mundo) llegaban a un acuerdo para introducir en España 300.000 botellas de vino a través de la firma catalana, una cantidad que si resultaba algo limitada para las dimensiones de ambas compañías, sí suponía el principio de una estrategia de expansión que sembraba la incertidumbre en un mercado muy cerca ya de la saturación.

Por si fuera poco, Ernest & Julio Gallo se caracteriza por una política empresarial agresiva que le ha llevado a estar presente en 95 países, producir 144 millones de botellas anuales y facturar en 2001 unos 1.830 millones de euros. Unas cifras que impresionan más aún si tenemos en cuenta que Gallo tiene un volumen de negocio superior a firmas del sector de las bebidas de la talla de LVMH, Constellation, Alied Domecq o Diageo. Sin duda, todo esto no eran, "desde luego, buenas noticias para el vino nacional", reconoce un experto.

La estrategia de Gallo consiste en vender 300.000 botellas en España al año utilizando la red comercializadora de Codorníu
Ernest & Julio Gallo se caracteriza por una política agresiva que le ha llevado a facturar 1.830 millones de euros en el año 2001

Ahora bien, ¿en qué estado se encuentra el acuerdo? La colaboración se está iniciando y el vino no ha llegado a los lineales de los supermercados. Resulta evidente que la crisis económica está restando fuerza a una iniciativa que en un principio tenía todas las opciones para marcar un antes y un después en el mercado español. Poco a poco, el miedo inicial parece que ha dado lugar a una cierta despreocupación. Como explica una de las personas más importantes e influyentes en el sector enológico nacional: "300.000 botellas no parecen una cifra excesivamente elevada, sobre todo si la comparamos con las producciones de los grandes grupos riojanos y manchegos. Muchas o pocas botellas", continúa, "el principal problema será consolidar la marca en España y crear una imagen de buena relación calidad-precio en el consumidor".

En Gallo creen que aún es pronto para juzgar el éxito o el fracaso de la iniciativa. "Como estamos iniciando la colaboración es pronto para hablar de problemas. Sin embargo, éstos podrían ser los clásicos de una marca desconocida procedente de fuera de España", analiza Natalie Naval, de la dirección de comunicación. Y es que tanto el sector como la empresa coinciden al identificar el principal talón de Aquiles: posicionarse en un mercado con inflación de marcas.

La estrategia de Gallo consiste, pues, en vender 300.000 botellas en un año utilizando la red de comercialización de Codorníu. La introducción se haría a través de dos líneas. Una primera (de gama media y alta) utilizando la marca Ernest & Julio Gallo, que se distribuiría a través de la hostelería, y una segunda, empleando la enseña Rivercrest, que se comercializaría en grandes superficies, con un precio cercano a los cuatro euros. Para intentar sortear el abarrotado mercado español, la compañía americana "ofrecería vinos elaborados con la variedad de uva zinfandel , que no suele ser empleada en la elaboración de vinos en nuestro país", indican en Codorníu.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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