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El Guggenheim no construirá un nuevo museo en Nueva York

No habrá un nuevo Guggenheim en Nueva York. Los apuros económicos del museo, el reciente fracaso de su sede de Las Vegas y el escaso entusiasmo de una ciudad que lucha por recuperarse del 11-S pudieron finalmente con el grandioso proyecto de construir un centro cultural a imagen y semejanza del museo de Bilbao, a la sombra del puente de Brooklyn. Es el último fracaso de su director, el polémico Thomas Krens, que se ha visto obligado a reducir su visión iconoclasta del arte a una escala más rentable. Krens anunció la noticia muy discretamente, en un correo electrónico, el último día del año. El director reconocía que, "dada la actual situación, era necesario replantearse el proyecto Guggenheim quizá a menor escala, y en el contexto de un nuevo plan de desarrollo del bajo Manhattan".

La idea inicial era gigantesca: un presupuesto de 950 millones de dólares, la mayoría procedente de aportaciones privadas; una estructura tubular de titanio muy parecida al de Bilbao, diseñada por el mismo arquitecto, Frank Gehry; un edificio de 46.500 metros cuadrados construido sobre tres muelles medio abandonados del distrito financiero, con 36 galerías de entre 120 y 1.850 metros cuadrados y tres niveles que incluían hasta una pista de hielo.

Tras años de negociaciones, el proyecto fue aprobado por el anterior alcalde, Rudolph Giuliani, en noviembre de 2000. La ciudad iba a aportar una pequeña parte del presupuesto: 67,8 millones de dólares. Prometía ser una construcción incierta y difícil. El 11-S acabó por rematarla.

Reducir presupuesto

El Guggenheim desapareció por completo de los sucesivos proyectos presentados por la alcaldía para reconstruir la "zona cero". Fueron las primeras pistas de que el proyecto no saldría adelante. No se descarta sin embargo que un centro, mucho menor, se incluya entre los nuevos edificios que sustituyan a las Torres Gemelas.

Éstos no son buenos tiempos para los museos en general y el Guggenheim en particular. El centro ha tenido que reducir su presupuesto a la mitad (de 49 a 26 millones de dólares), despedir a 79 empleados de su sede en la Quinta Avenida, cerrar definitivamente sus instaciones del Soho y suspender las exposiciones estrellas de los próximos meses.

El 24 de diciembre, el museo anunció el cierre de su sede en Las Vegas, tan sólo 15 meses después de su inauguración. Era una apuesta arriesgada: tratar de atraer algo de la clientela ludópata y familiar de la capital del juego a unas salas diseñadas por el arquitecto holandés Rem Koolhaas y ubicadas en el lujoso hotel Venetian.

El proyecto también incluía otro centro, más modesto y que por ahora permanecerá abierto, organizado en colaboración con el Ermitage de San Petersburgo. La dirección del Venetian informó de que un millón de personas habían visitado las instalaciones este último año.

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