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PRIMER ANIVERSARIO DE LA MONEDA EUROPEA

El euro cumple el examen del año

La subida de precios erosiona la imagen de la moneda europea en sus primeros 12 meses de vida

Cristina Galindo

El lanzamiento del euro, el mayor cambio de moneda de la historia, se llevó a cabo con un éxito pasmoso. Monedas y billetes llegaron a tiempo, sin grandes incidentes, hasta los 300 millones de ciudadanos de la zona euro. Un año después, la maquinaria levantada en su día para preparar el estreno de la divisa se ha desmantelado, los billetes de 50 se han puesto de moda y de la rubia sólo quedan los cerca de 2.165 millones de euros en pesetas que aún no se han cambiado. Pero las subidas de precios han pasado factura a la imagen de la joven divisa y nueve de cada 10 europeos ya la relacionan con los incrementos. Incluso el presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, lo aceptaba hace unos días. "No hemos reconocido hasta ahora con claridad que el cambio haría aumentar un poco los precios".

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"8.000 pesetas me cundían más que ahora 50 euros", asegura Elsa Coelho, de 32 años, mientras realiza la compra en un hipermercado de las afueras de Madrid. "¿Qué le ha parecido el primer año del euro?". "Todo está más caro".

Coelho comparte la percepción del 77% de los usuarios de la zona euro que están convencidos de que, con el cambio de moneda, los precios se han ajustado generalmente al alza en todos los sectores, según los datos del Eurobarómetro de otoño de la Comisión Europea. Esta cifra es ocho puntos porcentuales superior a la registrada en primavera. Hay que añadir otro 15% que cree que las subidas sólo se han dado en algunos sectores. En total, un 92%.

En España, el 89% de los ciudadanos percibe que los precios han subido de forma general, mientras que en primavera lo pensaba el 80%. Un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas indica que el 82% de los españoles cree que el cambio al euro ha sido uno de los principales factores que han influido en el alza de la inflación. "Pero me sigue gustando el euro", puntualiza Coelho.

Precios, adaptación a monedas y billetes, pensar en euros, falsificaciones. Éste es un balance del euro 12 meses después de su entrada en circulación en España, Portugal, Italia, Francia, Irlanda, Alemania, Austria, Grecia, Bélgica, Finlandia, Holanda y Luxemburgo.

- (Casi) Todo más caro. Los economistas coinciden en que es difícil medir, de momento, el efecto del euro en la inflación española, situada ya en el 3,9%. A final de 2001, el Banco de España cifró entre un 0,2% y un 0,4% el posible impacto; y el Ministerio de Economía en un 0,25%. La firma Morgan Stanley calcula que el efecto euro podría haber añadido hasta un 1% al IPC. "La mitad de la inflación se puede adjudicar al euro", dice Antonio López, portavoz de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios.

A falta de datos globales, existen algunas pistas sobre las alzas de precios. Uno de cada tres alimentos básicos cuesta entre un 8% y un 30% más ahora que hace un año, según un informe del Ministerio de Economía correspondiente a noviembre. "Los comerciantes no somos los responsables; tenemos la cesta de la compra más barata de la UE", afirma Miguel Ángel Fraile, portavoz de la Confederación Española de Comercio. Aseguran que mantienen sus márgenes y, en todo caso, consideran que son más responsables algunos servicios públicos (al menos 16 grandes ciudades subieron el transporte urbano en enero del año pasado un 10% de media).

Los controles de precios realizados por la Organización de Consumidores y Usuarios en los primeros meses de vida del euro arrojaron subidas superiores al 10% en algunos sectores, sobre todo cafeterías y restaurantes.

- Menos entusiasmo. El resultado es que la nueva moneda entusiasma menos. Como señala el Eurobarómetro, tras la euroforia de los primeros meses se ha producido una "ligera erosión" en el apoyo de los ciudadanos: el 71% de los usuarios de la zona euro respalda la moneda única en la encuesta de otoño, frente al 75% que lo hacían en primavera.

- 50 euros no son 5.000 pesetas. El Ministerio de Economía ha recuperado a los García, familia protagonista de la publicidad que introdujo la nueva divisa, en unos anuncios que recuerdan que hay que fijarse en cuánto valen las cosas en euros, y que advierten: "50 euros no son 5.000 pesetas". La mayoría de consumidores todavía percibe más barato los precios en euros que en pesetas. "Se tendría que haber creado el billete de un euro, porque daría a la gente una idea más exacta de lo que representa el dinero", indica Andoni Monforte, director de Asedas, patronal de los supermercados.

- Pensar en euros. Cerca de la mitad de los españoles todavía traduce los precios a pesetas en muchas de sus compras, según las encuestas. Con el objetivo de que los consumidores se acostumbren cuanto antes, la Comisión Europea ha pedido a los comercios que retiren la indicación de precios en pesetas antes de julio de 2003. "Hemos de ser prudentes y no hacer un cambio brusco, sobre todo ahora que se está atacando al euro por las subidas de precios", explica Fraile, de la Confederación Española de Comercio, que teme que eliminar los precios en pesetas se traduzca en una mayor desconfianza del comprador.

- Los billetes más utilizados. Cuando el euro entró en circulación, los comercios estimaron que los billetes más utilizados serían los de cinco, 10 y 20 euros. Pues no. Quizás porque el euro cunde menos que la peseta, los billetes de 50 son los que más abundan en los bolsillos de los españoles. Según datos del Banco de España, su circulación aumentó un 57% entre enero y octubre de 2002. En cambio, el número de billetes de 20 disminuyó un 37% en igual periodo; el importe de billetes de cinco euros en circulación ha caído un 65%, y el de 10, un 53%. Respecto a las monedas, las de uno y dos céntimos son las que más circulan.

- Los más difíciles de usar. "No se aceptan billetes de 200 y 500". Éste cartel es habitual en cafeterías y restaurantes. A veces se alegan problemas de seguridad, pero su rechazo también tiene que ver con el engorro de tener cambio para tan altas denominaciones. De todas formas, el establecimiento no tiene la obligación de aceptar estos billetes. Aún así, el número de billetes de 500 euros casi se ha duplicado de enero a octubre pasado, hasta los 25 millones de unidades.

- Viajar, una ventaja limitada. Una de las principales bondades del euro es que permite viajar por los 12 países que han adoptado la moneda sin tener que cambiar y, por lo tanto, sin pagar comisiones. Sin embargo, sólo el 20% de los españoles, según datos del Eurobarómetro, ha tenido la oportunidad de experimentar sus beneficios viajando a otra parte de la zona euro.

- Ojo a las falsificaciones. En los primeros seis meses de 2002, se detectaron 21.965 billetes falsos en la zona euro, según datos del Banco Central Europeo, una cantidad que sólo representa el 7% de los requisados en igual periodo del año anterior. Pero hay que tener en cuenta que los falsificadores no han tenido mucho tiempo para aprender a imprimir copias de calidad. "Con el paso de los meses, es previsible que la calidad de las falsificaciones vaya mejorando", advierte el Banco de España.

No hay que despistarse y tocar el billete para comprobar sus elementos de relieve, mirar al trasluz para examinar la marca de agua y el hilo de seguridad, y girarlo para observar el holograma brillante y la tinta de color variable.

- Las pesetas que quedan. Ya sea por simple olvido, porque han quedado olvidadas en los cajones o estén en manos de coleccionistas, todavía faltan por canjear pesetas por un importe de 2.165 millones de euros, es decir, cerca del 4% del saldo en circulación existente a finales de 2001. Las pesetas se pueden cambiar indefinidamente en las sucursales del Banco de España que, sin embargo, no admite las antiguas monedas nacionales del resto de países de la zona euro.

- Del euro al turismo. Junto a las pesetas que se fueron, también desaparecieron los equipos creados para afrontar la introducción del euro. La Sociedad Estatal de Transición al Euro, dependiente del Ministerio de Economía, es desde septiembre la Sociedad Estatal de Gestión de la Información Turística y su misión es promover el turismo mediante las nuevas tecnologías. Mientras, el ciudadano que marque el teléfono de información del euro (901-1-1-2002) se encontrará con una voz que le advierte: "El número marcado no existe".

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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