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Chávez anuncia un endurecimiento de su revolución y más reparto de tierras

Miles de manifestantes se lanzan a las calles de Caracas cuando la huelga cumple un mes

Juan Jesús Aznárez

La coalición contra Hugo Chávez reanudó ayer sus masivas movilizaciones, convencida de que sólo la ininterrumpida presión obligará al presidente a aceptar un adelanto electoral en la mesa de negociaciones, presidida por César Gaviria, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). La llamada Gran Marcha de la Victoria, en Caracas, discurrió paralela a una comparecencia de Chávez, en la que anticipó un endurecimiento revolucionario y la entrega de tierras a los campesinos.

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Cuatro semanas de pulso político sin un horizonte claro

La reconciliación nacional es todavía una quimera cuando se cumplen hoy las cuatro semanas de huelga contra el gobernante. Miles y miles de opositores con banderas y pancartas cortaron varias vías de comunicación y confluyeron en la avenida La Victoria, al sur de la capital venezolana. "Aquí estamos hasta sacar a Chávez", reiteraron. "Se va, se va, se va", cantaban.

El mandatario no tiene ninguna intención de hacerlo. "El 2003 va a ser un año de avance de la revolución, de aplicación a fondo de la Constitución y de las leyes de la República, de revolución agraria", afirmó en su programa dominical Aló presidente. Vigente la guerra psicológica, Chávez mortificó a su rivales tatareando una canción de Massiel: "Una lágrima en la mano, un suspiro muy cercano, unos cuerpos que se juntan, Aleluuuya...". "¿Te acuerdas Adán?", en referencia a su hermano, Adán Chávez".

La coordinadora de empresarios, trabajadores y partidos que promueven un paro político sin precedentes en Venezuela, consideró la marcha de ayer como "un ensayo" de la prevista sobre el palacio de Miraflores, sede presidencial. "Ya veremos cuando la hacemos, pero mientras tanto ponemos nervioso al Gobierno", comentó una fuente de la Coordinadora Democrática.

La marcha del 11 de abril acabó a tiros. "La nueva debe ser encabezada por los líderes de los partidos políticos, gente del petróleo, de los militares que están en desobediencia civil y de todo este espectro que nutre la Coordinadora Democrática", manifestó Antonio Ledezma, uno de sus portavoces. El diputado Juan Rafalli, uno de los negociadores de la oposición con Gaviria, pidió a los corresponsales extranjeros mayor precisión en sus crónicas: "Esto no es un problema de lucha de clases. Eso es una gran falsedad. Las gentes que marchan por las calles de Caracas no son unos ricachones. Un hombre que trabaja toda su vida para comprarse un apartamento, que debe la mitad, con unos intereses monstruosos, no es un ricachón". No es una lucha de pobres contra ricos, dijo. "Aquí hay el 80% de pobreza y el presidente Chávez tiene más del 75% de impopularidad. Aquí están planteadas dos visiones distintas del país". La visión del presidente sobre Venezuela choca con la de los cientos de miles de venezolanos que en las diarias manifestaciones la identifican con un modelo centralista, autoritario, excluyente y acaparador de todos los poderes e instituciones del Estado.

En la antípoda, los chavistas proclaman que las políticas sociales y económicas oficiales son justicieras pero saboteadas. "¡Mano dura!, ¡mano dura!", exigían durante la emisión de la alocución presidencial. "¡Prisión para los golpistas de PVDSA [la estatal Petróleos de Venezuela]!". Sepultado el país en las arengas, la dominical de Chávez fue especialmente virulenta y demostrativa de que poco cabe esperar de la negociación política bajo la mediación de la OEA y su secretario, César Gaviria.

El objetivo del Gobierno y el de la oposición, a juzgar por las declaraciones públicas y las impresiones recogidas en los cenáculos políticos de Caracas, es la aniquilación del contrario. La conciliación será posible si los contendientes llegan a la conclusión de que la derrota, por desmayo o defunción, del contrario es imposible.

"¡No dejaré a los venezolanos en manos de estos fascistas! ¡No permitiré que esta quinta columna de traidores que incita al odio y a la mentira, que esta oligarquía, que estos malos hijos de la patria, quiebren a Venezuela!, afirmó ayer Chávez. El Gobierno y la oposición acentúan sus gestiones para reventar o consolidar la inmovilización de PVDSA, la segunda petrolera del mundo. Su presidente, Alí Rodríguez, afirmó a la prensa extranjera que resurge de sus cenizas y que aunque la producción habitual, tres millones barriles diarios, cayó hasta cerca de 600.000, "en enero deberíamos estar sobre los dos millones de barriles diarios".

Las colas en los surtidores de gasolina, según prometió, irán desapareciendo. El presidente de la mayor organización sindical del país, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, niega que sea posible la resurrección del monopolio público, cuyo definitivo hundimiento para haber detenido el Gobierno. "No sigan mintiéndole al pueblo. El suministro de combustible es crítico, en más de 20 Estados ya no hay gasolina".

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, rodeado de seguidores recibe a un petrolero brasileño en Puerto la Cruz.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, rodeado de seguidores recibe a un petrolero brasileño en Puerto la Cruz.ASSOCIATED PRESS

Agresiones e insultos

"¡Que se lo lleve Gaviria!". La esposa de un petrolero jubilado no pudo contenerse y saltó sobre la sobremesa de un grupo de corresponsales que divagaba sobre la crisis venezolana."¡Por favor! Díganle a Gaviria que se lleve con él a Chávez!", exigió a gritos. En segundos, otros comensales tomaron asiento en la mesa de los periodistas. Aquello fue el acabose. Una objeción hubiera podido conducir al linchamiento del interpelante. "¿No sería posible un pacto de caballeros?", osó uno de los periodistas. "¿Un pacto de caballeros? ¡Hay que anularle con alambre de púas los... (citó la acepción tabernaria de los atributos viriles) y arrastrarle de Miraflores (sede presidencial)".La clase media, que constituye el grueso de la oposición a Chávez y dirige la embestida contra su permanencia en el poder, le aborrece hasta extremos preocupantes. Una solución que pase por su permanencia sería difícilmente aceptable. Aunque el hostigamiento social es recíproco, el activismo de las cacerolas opositoras es más intenso. El último, según un comunicado de la vicepresidencia, alcanzó al diputado oficialista Tarek William Saab y a su familia durante un vuelo comercial a la turística isla Margarita. "Un grupo agredió a su esposa Francis, embarazada, provocando el pánico entre sus dos hijos de siete y cuatro años".

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