Cuatro semanas de pulso político sin un horizonte claro
La oposición venezolana continuará "hasta sus últimas consecuencias" la huelga política, que cumplió cuatro semanas de duración sin haber podido expulsar a Hugo Chávez de la presidencia, pese a haber bloqueado el sector petrolero y paralizar parcialmente la vida ciudadana.
"Si es necesario radicalizar nuestra posición, vamos a hacerlo, pero no vamos a permitirle a este régimen que instaure una dictadura, que es la pretensión del señor Chávez", anticipó Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Junto a las movilizaciones callejeras y a la preparación de la temida marcha hacia el palacio de Miraflores, la oposición gestiona la posible convocatoria de una Asamblea Constituyente que fuerce la renuncia del gobernante.
El propósito no es sencillo, porque el Gobierno exige la renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE), que debe refrendar la creación de la Constituyente pretendida. Chávez no ha aceptado la convocatoria a elecciones generales durante el primer trimestre del año próximo, la principal exigencia de los negociadores de la oposición en la mesa presidida por César Gaviria, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Tampoco asume Chávez el referéndum consultivo del 2 de febrero, según la Constitución, porque difiere de su formato y con la pregunta redactada por la oposición: "¿Está de acuerdo con la renuncia del presidente?".
"Una docena de plomazos"
Chávez sólo admite hasta ahora el referéndum revocatorio fijado en la Carta Magna a mediados del mandato, a partir de agosto, y las elecciones generales, previstas para el año 2006. La oposición sostiene que el referéndum de febrero no es vinculante, pero sí "fulminante". Chávez no podría seguir en la presidencia, si los resultados le son adversos. "No sería un plomazo en el ala, sino una docena de plomazos", dijeron sus portavoces.
El gobernante reiteró que, aunque el 90% pidiera su renuncia, la rechazaría, porque el plebicisto sólo valoraría su gestión. La Asamblea Constituyente es otra de las soluciones en curso, según anunció ayer Andrés Velázquez, diputado de Causa R en la Asamblea Nacional, controlada por una precaria mayoría oficialista de cinco legisladores. "Si intentara burlarse de esto [una derrota en el referéndum consultivo] como se burla de todo, de toda esta presión democrática, tenemos el antídoto para eso", informó el diputado. "Es algo que estamos trabajando, que es la Asamblea Constituyente plenipotenciaria, con la cual le cortaríamos toda vía de escape".
El primer acto de la Asamblea Constituyente sería la destitución de Chávez. "Hacen falta 1.700.000 firmas, que creo que las recogeríamos en tres o cuatro días de actividad nacional en la calle con este pueblo activo. Es el sello cromado que le faltaba a esto", agregó Velazquez. El presidente de la cúpula empresarial Fedecámaras, Carlos Fernández, sospecha que el Gobierno nacional maniobra contra el referéndum consultivo.
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