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Entrevista:Nacho Cano | Músico y ex presidente de la Fundación Sabera

"Sólo he hecho lo que me pidió la madre Teresa de Calcuta"

Amelia Castilla

Todo en la Fundación Sabera parecía idílico hasta que estalló la crisis. Curiosamente fue en una fiesta benéfica, en casa de Antonio Banderas y Melanie Griffith y en presencia de varias estrellas de Hollywood, donde, al parecer, rompieron sus relaciones Nacho Cano y Carlos Durán. El problema surgió, según algunas fuentes, porque las Administraciones de Madrid y Calcuta actuaban cada una por su lado. Cano no quiere desvelar el origen de los problemas por "el bien de las niñas", dice, y la buena imagen de una asociación humanitaria.

Pregunta. ¿Cómo se gestó la grabación del disco Fundación Sabera, cuya publicación fue aplazada por la crisis?

Respuesta. Fue idea de Melanie Griffith y de Carlos Ituiño, el anterior presidente de Univeral. Me gustó porque no pretendía ser un refrito de celebridades, sino que cada canción suponía una aportación individual. Hicimos un estudio en Calcuta y allí estuvieron Ricky Martin o Rosario, pero no todos se desplazaron, el disco se ha grabado entre Calcuta, Los Ángeles, Londres y Madrid.

"La vida me ha ido poniendo en experiencias muy intensas, pero ahora quiero entrar en otra onda"
"Si Sting me hubiera pedido una limusina, le habría puesto la más grande"
"Prácticamente vivo de los derechos de autor que me sigue produciendo Mecano"

P. ¿Cómo consiguieron el permiso para grabar el Imagine de Lennon?

R. El actor irlandés Gabriel Byrne, miembro de Amnistía Internacional, tenía permiso de Yoko Ono para usar la canción, pero no sabía cómo hacerlo. Fuimos a un rodaje Melanie, Antonio Banderas y yo y le convencimos, luego le preguntaron a Yoko Ono y ella dijo que nos autorizaba si la cantaba Antonio.

P. ¿Da por zanjada la crisis ahora que todo está en manos del Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Trabajo?

R. El tema, y creo que en gran parte debido a cómo lo he montado en el sentido de dejárselo al Gobierno, se va a enfocar bien. De momento, el disco ya está en la calle. Desde el principio confié en una solución porque hay muchas vidas en juego y mucho por hacer. Al menos 1.200 personas dependen de Sabera, cuyo valor, aunque eso es muy relativo, podría estar en torno a los 3 millones de euros.

P. ¿Por qué creó Fundación Sabera?

R. En el 89 empecé a viajar a Calcuta y me hice muy amigo de la madre Teresa; trabajaba con ella de voluntario. Eso a mí me servía como terapia para bajarme de la nube de Mecano, y una de las veces que hablaba con ella me dijo que lo que tenía que hacer era acercar a los pobres a la gente que me conocía; ella era muy marketing, una persona muy práctica y me dio esa clave y para mí fue como un mandato. He estado todo este tiempo dedicado a eso y haciendo lo que he podido.

P. ¿La organización cubrió el hueco que dejó Mecano en su vida?

R. La Fundación le fue robando plano a la música pero ahora el cuerpo me pide volver a la música.

P. ¿Mecano le sigue proporcionando rentas millonarias?

R. Claro, prácticamente vivo de eso. Mecano es como The Beatles en español, es un grupo que forma parte de los ochenta y la gente cuando quiere recuperar la energía que tuvieron esos años vuelve a Mecano.

P. ¿Y cuál es la canción que más derechos de autor le ha generado?

R. Pues una canción que no es de Mecano y que, entre otros, grabó Olé Olé. Se llama No controles.

P. ¿Cómo afectó a su vida poner punto final al grupo español que primero rebasó la barrera del millón de ejemplares?

R. Hubiera querido pasar a ser una persona normal pero no sé qué tengo, que no acabo de conseguirlo. Me fui a vivir a Nueva York, luego a Londres, que es donde estoy habitualmente, pero no consigo pasar desapercibido. La vida me ha ido poniendo en experiencias muy intensas, pero ahora quiero entrar en otra onda, estoy con el yoga y la meditación. Necesito evolucionar hacia adentro, ya he hecho el pino de todas las maneras posibles. Ahora preparo el himno de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos y quiero volver a mis raíces instrumentales.

P. ¿Por qué ha tirado la toalla con la Fundación Sabera?

R. No soy un buen profesional. Nunca he tenido firma de nada, yo recaudaba el dinero y lo mandaba a Calcuta. Nunca tuve un sueldo, tengo preparada una lista con todo el dinero que he puesto, solamente en móvil me he gastado hasta medio millón al mes. A mí me han hecho rico, porque estaba dejando de serlo.

P. ¿La gente que ha confiado en usted para poner su dinero y su imagen le ha vuelto la espalda?

R. Los que me conocen saben que soy bastante transparente. Les he metido en una aventura muy bonita que, desgraciadamente, ha tenido que pasar por esta crisis. No desvelo porqué me he retirado porque no quiero ensuciar esta historia, todo esto es complejo y desagradable.

P. Veladamente se le acusa de haber despilfarrado los fondos de la Fundación, de haber llevando a los músicos en limusina.

R. Que cojan la auditoría del disco y que me digan dónde hay una factura de limusina. Si Sting me hubiera pedido una le pongo la más grande del mundo, porque eso luego se transforma en dinero, pero no es verdad. No sólo no viajaron en limusina sino que Banderas dejó su estudio gratis y el de aquí (Madrid) ha sido gratis. Tengo una decepción acojonante con la condición humana. Haces un disco con los mejores artistas del mundo y te reprochan que viajen en limusina. Los gastos que ha habido, cuando ha habido gastos, han sido para producir más dinero. Este disco hubiera costado 50 o 60 millones de pesetas y ha costado 20, que es una cifra ridícula. Ricky Martin estuvo gratis en Calcuta y cuando las niñas han ido a Los Ángeles han ido gratis. El tiempo pone a cada uno en su sitio, no tengo que defenderme de nada, tengo la conciencia tranquila. He descubierto que cuando tienes la capacidad de que te quieran mucho, también la tienes para que te odien. Me he leído todas las historias de Jesucristo y de Gandhi y a todos en algún momento les han pegado una somanta de palos. No es que yo me ponga a ese nivel, pero no te esperas nunca que cuando haces las cosas, con el corazón, te llegue algo así.

P. Penélope Cruz le ha apoyado incondicionalmente.

R. Porque me conoce muy bien y sabe lo que hay.

P. Y Esther Cañadas.

R. Ahí no quiero hablar, quiero hablar sólo de lo bueno.

P. ¿Su relación con Antonio Durán, con el que le unía una fuerte amistad, está rota?

R. De las personas en conflicto no quiero hablar. Prefiero, por las niñas y por la Fundación, hablar sólo de lo positivo. No quiero que la gente que lea esta entrevista salga con una mala referencia de la Fundación. Me he ido porque esto se tenía que profesionalizar, se había hecho muy grande y ha habido problemas internos, pero mi vida ha estado expuesta a la gente desde que era muy jovencito, que investiguen. Lo primero que pedí cuando fui al Protectorado de Fundaciones fue reclamar una auditoría. Esta Fundación se llama Sabera porque hay una niña que se llama Sabera a la que encontré hace años en un vertedero. ¿Está por ahí Sabera? ¡Que venga! Ella tiene 12 años, soy su tutor y es lo único que me queda.

Nacho Cano, con Sabera, de 12 años, la niña que da nombre a la Fundación Sabera y de la que es tutor.
Nacho Cano, con Sabera, de 12 años, la niña que da nombre a la Fundación Sabera y de la que es tutor.BERNARDO PÉREZ
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