El poeta reflexivo y el hombre generoso
El mundo de la cultura destaca sus relaciones con la literatura, el arte y la música
El poeta Francisco Brines lamentaba, con voz apagada, la pérdida de un gran amigo. "Estoy profundamente triste, un amigo nunca está acabado de realizar, pero me queda el consuelo de saber que era una hombre vitalista que siempre vivió la vida a gusto, como él quería". Desde su residencia en Valencia, Brines apuntó que lo recordaba como un gran poeta que lo ha conseguido todo en cuanto a las letras. "Ha tenido la suerte de ser reconocido como el poeta que era. Era una persona enormemente generosa; modesto y orgulloso; siempre pretendió que su poesía fuera moral, no ética, incluso cuando predominaba lo estético. Tiene diversidad de voces y siempre defendió el misterio, no la oscuridad".
Para la Real Academia Española, apunta su director, Víctor García de la Concha, supone "la pérdida de la esperanza de tenerle con nosotros y de que no haya podido leer su discurso de ingreso, que él quería hacer sobre la prosa de Juan Ramón Jiménez, de la que estaba enamorado. Quería hacer un discurso importante, no de ocasión, y lamentablemente la muerte se le vino encima". La admiración y la amistad van unidas en la reacción del poeta Jaime Siles: "La poesía de Hierro ha aportado a la historia de la poesía española dos procedimientos poéticos interesantes: el testimonio de su tiempo histórico y lo que él llama la alucinación, que es un proceso lírico de conocimiento". Un poeta de las últimas generaciones, Felipe Benítez Reyes, opina: "José Hierro era un hombre aferrado a la vida y, por tanto, aferrado también a la poesía, a la poesía entendida como un testimonio esencial del vivir. Fue un poeta respetuoso con la realidad, pero tendente a sumergirse en las espirales de la alucinación, en las zonas de tiniebla de la emoción y el pensamiento. Lo más llamativo de su estilo es que, a pesar de ser muy complejo, provoca un espejismo de transparencia".
También poeta, Pureza Canelo sitúa sus comienzos en Alegría, premio Adonais 1947. "La poesía de Hierro va surgiendo con un compromiso ético civil desde su juventud, que irá creciendo en una rehumanización poética, sencilla y musical, en los diferentes modos de construir el verso. Hierro es un maestro en las formas clásicas, sobre todo en el eneasílabo. Profundo admirador de Lope, Juan Ramón y Gerardo Diego, es un poeta fiel a sus amigos, rebelde ante la vida, sencillo y libre".
El escritor Francisco Ayala destacó la "personalidad singular" del poeta y académico, que era "muy apreciado". "Lo siento mucho. De momento no puedo decir nada más". Miguel Delibes dijo que había muerto uno de los poetas con más registros y alcances de este siglo. "Era uno de los poetas más populares y estimados por saber torear el toro de la vida". Para Francisco Umbral es "un ejemplo de poeta y amigo". "A partir de los años cincuenta, él fue un gran amigo que me ayudó en lo que pudo, me dio su amistad y su vocación literaria, y también su honradez humana, honradez de hombre que había pasado por la guerra y por la cárcel, y se mantenía íntegro". El ensayista Gonzalo Santoja declara que su obra poética tiene mucha verdad y tensión, "pero como persona es absolutamente insustituible, un hombre admirable". El historiador José Carlos Mainer destaca su popularidad en los últimos años. "Estoy más cerca del Hierro reflexivo que el de las alucinaciones. Me gusta su proximidad al mundo de la música y el gusto por la pintura". Juan Manuel Bonet, director del Museo Reina Sofía, aprecia su trabajo como poeta y crítico de arte desde los años sesenta, "muy abierto y a favor del arte moderno".
Babelia
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