Bierzo en alza

De una manera todavía tímida están surgiendo, en la denominación de origen Bierzo, la gran productora de tintos de Mencía, algunos vinos sobresalientes que anuncian una incipiente revolución. Ya se habló del magistral Corullón, obra del insigne Álvaro Palacios. Y ahora le toca a este Ardai de 2000, elaborado con cepas centenarias -al igual que Valtuille, la marca gemela- por la pequeña bodega familiar Castro Ventosa, bajo la dirección técnica de Raúl Pérez.

Se trata de un tinto concebido un poco a la californiana, con una profusión embriagadora de notas frutosas producto de uvas muy maduras, con un ligero atisbo de sobremaduración, y el déficit de finura que ello trae consigo. Sin embargo, esta frutosidad casi insultante, que evoca una mermelada de frutillos aromatizadas de violeta, se reviste de sutiles notas especiadas con el fulgor atlántico de las notas minerales. El impacto frutal se impone también en boca, donde los taninos maduros muestran todavía cierta dureza que pide tiempo para dulcificarse.

Muy sabroso, bordeando la golosina, tiene suficiente amplitud y poderío para llenar, tal vez en demasía. Es una pena que la excelente crianza, las notas de pizarra, el contrapunto floral, la gracia del cassis, se vean agobiadas por el exceso.