Kosmopolis empieza a preparar la fiesta de 2004
Notable alto rozando el sobresaliente para Kosmopolis 2002, la Fiesta Internacional de la Literatura, que se ha celebrado este año por primera vez en Barcelona. Para muchos de los periodistas acostumbrados a cubrir la información de ferias del libro, encuentros de escritores y convocatorias similares, ha sorprendido el nivel de las conferencias: los participantes se lo han tomado en serio y se han preparado. Bastan algunos ejemplos: la excelente intervención de Claudio Guillén, que trazó una geografía de la literatura del exilio español, con muy pocas palabras. O la ponencia que presentó el colombiano Santiago Gamboa sobre la nueva narrativa latinoamericana. O Alfredo Bryce Echenique, que encandiló al público.
En el país de que a las siete de la tarde o das una conferencia o te la dan, aún parece extraño que la gente pague una entrada para poder escuchar en directo y hablar con un autor. Pero así ha sido o empieza a ser en esta convocatoria que se ha inventado el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).
Otro de los aspectos positivos de Kosmopolis 2002 ha sido la reivindicación de los géneros literarios considerados menores, la ciencia-ficción y la literatura de viajes. Y lo han hecho con autores de indiscutible interés. William Gibson o Brian W. Aldiss o los "grandes viajeros" Cees Nooteboom, Colin Thubron, Javier Reverte o Pankaj Mishra.
Nivel de calidad
A media tarde de ayer dieron sus cifras: han intervenido 140 escritores y artistas de 20 países; se han celebrado 70 actos, y se han vendido 5.011 entradas. "Kosmopolis ha tenido el nivel de calidad que esperábamos y el público ha correspondido", afirmó ayer el director del CCCB, Josep Ramoneda. "Kosmopolis tendrá continuidad", afirmó. Y, de hecho, los responsables del invento empiezan ya a preparar la próxima convocatoria. Prometen, aunque con cautela, que habrá un espacio dedicado a la novela negra, un género, quizá menor, que vive un auge extraordinario tanto en Europa como en Estados Unidos.
En la parte negativa, la a menudo insoportable oscuridad del CCCB. Cortinas negras en el espacio más luminoso o la negrura imposible del auditorio, bautizado para la ocasión como Hall Proteo, o la del Canal Alfa, adecuada quizá para la exhibición de películas, pero no para una conferencia de Kapuscinski. Y a parte de la fiesta nocturna de la literatura, con grupos musicales, de teatro y de narradores orales, ha faltado un punto de encuentro. Ramoneda explicó ayer que para 2004 se plantean un cambio de fechas, que no sea invierno, para aprovechar los patios exteriores del CCCB como lugar de encuentro.
Babelia
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