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Valencia inaugura el mayor acuario construido en Europa

L'Oceanogràfic exhibe más de 45.000 animales de 500 especies

La Generalitat Valenciana abre hoy las puertas de L'Oceanogràfic, el mayor parque oceanográfico de Europa, que permite contemplar más de 45.000 animales entre peces, mamíferos marinos y aves de humedad, en 110.000 metros cuadrados repartidos en dos niveles. Las nuevas instalaciones, que no tienen equivalente de tamaño en el continente, forman parte del megaproyecto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Con una inversión de 108 millones de euros, las nuevas instalaciones de L'Oceanogràfic son desde hoy -serán inauguradas oficialmente por el presidente valenciano, José Luis Olivas- el nuevo polo de atracción de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que ya tiene en funcionamiento el planetario, el cine hemisférico denominado L'Hemisfèric y el Museu de les Ciències Príncipe Felipe, ambos diseñados por el arquitecto Santiago Calatrava. El macrocomplejo lúdico y cultural lo completará en 2004 un gran palacio de la ópera.

L'Oceanogràfic ha reconstruido un total de 10 zonas temáticas en las que se representan, entre otros, los hábitats del Mediterráneo, los humedales, el Ártico, el Antártico y el mar Rojo. Además, hay un espectacular restaurante submarino en el que se podrá comer mientras la vista se deleita con bandadas de jureles (6.000 ejemplares en total) que nadan alrededor del local.

Las dimensiones del recinto y las actuaciones necesarias para ponerlo en marcha han supuesto un ingente trabajo. Uno de los más delicados ha sido el transporte de animales, algunos procedentes de lugares como Japón, Arabia Saudita, Argentina o Estados Unidos. El resultado es un recinto en el que se mezclan los objetivos lúdicos, con los culturales y los de investigación y que permitirá observar ballenas belugas, tiburones, cangrejos gigantes, pingüinos, delfines y peces que habitualmente sólo se ven en los documentales de televisión, así como un buen número de las aves que habitan en humedales y marismas.

Desde hoy y hasta el 14 de febrero la entrada de público será controlada -inicialmente en cupos de 500 personas- para evitar que los animales se inquieten y tengan problemas de adaptación a las personas. Hasta 10.000 visitantes se podrán congregar en el recinto en un futuro inmediato. Para evitar avalanchas de visitantes, la empresa de la Generalitat, Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA), ha habilitado un número de teléfono específico, el 902 100 031 para explicar cuáles son las condiciones de acceso.

El parque oceanográfico, que gestionará la empresa Parques Reunidos, tiene previsto reciclar cada cuatro horas toda el agua necesaria para su funcionamiento. En total, 42 millones de litros de agua salada y otros 11 millones de agua dulce que conforman el lago de superficie.

Enclavado en el viejo cauce del río Turia de Valencia, L'Oceanogràfic dispone de dos sistemas para abastecerse de agua: un emisario de siete kilómetros de longitud, que permite obtener agua desde el Mediterráneo (150.000 metros cúbicos a la hora), y una estación de fabricación de agua salada que necesita de unas sales especiales importadas desde Israel.

Sólo en el área de biología y mantenimiento trabajan 110 personas, la mayoría de ellos especialistas que han sido contratados en diez países distintos, desde Australia hasta Argentina. En el recinto se han previsto un acuario seco, denominado de los sentidos, diseñado para público discapacitados, y un rincón de los niños.

Una obra póstuma

Aunque el tirón fundamental de L'Oceanogràfic se halla tras los impresionantes acuarios -el mayor, dedicado al Atlántico, de 30 metros de longitud y siete millones de litros de agua salada-, el parque dispone de un atractivo arquitectónico adicional. En el recinto se levantan dos edificios, el centro de visitantes y el restaurante submarino, que son obra del arquitecto Félix Candela (Madrid, 1910-1997). Fuentes de L'Oceanogràfic resaltan que es la última obra de este arquitecto exiliado a México en 1939 y que tiene un hueco en la historia por sus espectaculares cubiertas paraboloides hiperbólicas. Entre sus edificios más emblemáticos destaca el Palacio de los Deportes de México de los Juegos Olímpicos de 1968 o el restaurante Los Manantiales de Xochimilco de 1957.

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