Vargas Llosa reivindica la crítica literaria como un género fundamental

Mario Vargas Llosa reivindicó ayer el papel de la crítica literaria al recibir el Premio Bartolomé March por su libro de ensayos La verdad de las mentiras (Alfaguara). "La crítica literaria", manifestó en un acto celebrado en Barcelona, "es un género fundamental en la época de gran inflación de títulos y de gran confusión literaria que atravesamos. Vivimos en literatura una desorientación y una anarquía terribles en los que la crítica literaria puede poner un poco de orden".

En su ensayo La verdad de las mentiras, Vargas Llosa analiza 36 novelas y libros de relatos del siglo XX que, según él, han transcendido su tiempo y pueden considerarse clásicos. La lista abarca desde El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, de 1904, hasta Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi, de 1994.

El libro empezó siendo una recopilación de ensayos publicados para una colección de novelas de Círculo de Lectores. Se publicó en una versión reducida en 1990 en Seix Barral, y también este año, ampliado y corregido, en Alfaguara. "No fue concebido como un libro orgánico", afirmó Vargas Llosa, "ya que eran en principio ensayos independientes. Si bien los primeros estaban condicionados por la colección de Círculo de Lectores, los últimos 10 libros de esta obra los elegí porque me interesaron mucho. Entre ellos están Siete cuentos góticos, de Isak Dinesen; La condición humana, de André Malraux, y Sostiene Pereira, de Tabucchi. No descarto ampliar esta colección de ensayos en el futuro, pero que conste que todos ellos nacieron del placer que me proporcionó la lectura de estos libros".

El jurado del Premio Bartolomé March que premió La verdad de las mentiras como mejor libro de crítica literaria del año 2002 estaba formado por Basilio Baltasar, Guillermo Cabrera Infante, Félix de Azúa, Jean-François Fogel, Luis Goytisolo, Eduardo Mendoza, Elide Pittarello, Fernando Savater y Jorge Volpi. "Es un lujo recibir un premio como éste", señaló Vargas Llosa, "ya que no conozco ningún jurado en el ámbito de la literatura española que tenga la categoría intelectual, el rigor y el buen gusto de éste. Cualquier autor que lo reciba debe sentir una enorme satisfacción". Como miembro del jurado, Eduardo Mendoza elogió La verdad de las mentiras por ser un libro "con una calidad intrínseca en cada uno de sus artículos y por ofrecer una interesante visión del siglo XX a través de una serie de novelas. El libro es, además, fantástico porque incita a la discusión de por qué ha elegido ciertos libros y no otros".

Mario Vargas Llosa quiso distinguir entre la crítica académica, de la que dijo que "se ha distanciado del lector y se convierte cada vez más en una ciencia poco menos que esotérica", y la crítica más informativa, de la que afirmó que llega a un público más amplio, pero a veces sin creatividad y sin rigor. "Es una pena que la crítica literaria rigurosa dirigida a un público amplio vaya quedando cada vez más arrinconada", concluyó. "La ventaja es que cada vez es más pura, porque los que la practican la escriben por amor". Vargas Llosa se manifestó encantado de recibir este premio en Barcelona, "ciudad donde puede decirse que empecé mi carrera literaria y donde tengo tantos amigos que ahora he podido volver a ver".

Respecto al título de la obra, apuntó: "Creo que los seres humanos no podemos vivir sólo de verdades. Necesitamos fantasías, sueños... mentiras. La literatura es la expresión de esta necesidad: unas mentiras que convertimos en verdades cuando las integramos a nuestras vidas". Comentó Vargas Llosa que días atrás había visto una película, Balzac y la costurera china, que le encantó, porque pone de relieve la relación entre vida y literatura. "La literatura desempeña un papel fundamental cuando la vida es dura", dijo, "y ayuda a transformar la realidad".