El fuel del 'Prestige' acabará emergiendo
Expertos franceses temen, tras analizar el vertido, "una de las peores mareas negras de la historia"
La marea negra provocada por el naufragio del Prestige puede ser "una de las peores de la historia", según la valoración de Michel Girin, director del Centro de Investigación de la Contaminación de las Aguas (Cedre), una institución francesa en la que se han analizado dos muestras del hidrocarburo transportado por el barco hundido.
En contra de lo que se ha barajado hasta ahora, el fuel no se solidifica a 2,5 grados -la temperatura a la que se encuentra el agua a 3.500 metros de profundidad- y es menos denso que el agua, por lo que tiende a emerger. Estos datos refuerzan el temor a una marea negra prolongada sobre las costas atlánticas de Europa, si no se encuentra el modo de contener la salida, paulatina o violenta, de las 50.000 toneladas de carga almacenadas en el vientre del Prestige.
Las dimensiones del problema sólo admitirían comparación con la catástrofe del Exxon Valdez, que en 1989 contaminó 800 kilómetros de costa en Alaska. El vertido del Prestige se extiende ya -aunque de forma muy irregular- por un litoral de unos 600 kilómetros y continúa saliendo fuel al océano. Nunca se han producido en el mundo contaminaciones por petróleo tan amplias como éstas, si se exceptúan las registradas durante la Guerra del Golfo.
La primera pregunta que se hacen los expertos es cuánto fuel ha vertido ya el petrolero hundido frente a Galicia. "No creo que las fugas señaladas por el Nautile aporten más que unas decenas de litros de fuel a diario, a la sumo unos centenares. Sólo es una piedra en el zapato", afirma Michel Girin, que, pese a todo, explica sus preocupaciones de científico experimentado en mareas negras. "Se nos ha informado de que los barcos anticontaminación han recogido 10.000 toneladas de fuel en el agua. Desde la semana pasada calculábamos que podían haber salido al mar unas 20.000, pero empezamos a temer que el petrolero haya vertido una cantidad mayor".
El vicepresidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, admitió el viernes que hay dos grandes manchas en el lugar donde naufragó el Prestige, sin dar más detalles. El diario Le Monde atribuía ayer a "autoridades portuguesas y francesas" el dato de que en los últimos días de noviembre se descubrió una mancha de 42 kilómetros cuadrados en ese lugar.
El diario añade que el Instituto Hidrográfico de Portugal informó el jueves de una nueva mancha, de 52 kilómetros cuadrados. Entre tanto, la Prefectura Marítima del Atlántico -con sede en el puerto francés de Brest- elevó ayer a 300 el número de manchas menores descubiertas en el Cantábrico, frente a las 200 de las que informaba hace tres días.
El temor de los expertos es que se haya vivido en Galicia sólo la primera parte de una larga historia. Los análisis del Cedre avalan esa hipótesis. El fuel transportado por el Prestige no se coagula ni siquiera a 2,5 grados, la temperatura a la que se supone que se encuentra el agua a 3.500 metros de profundidad. Este resultado de los análisis choca con lo que afirmó Saybolt, el laboratorio que examinó el fuel del Prestige por cuenta de la compañía que fletó la carga en Tallin (Estonia). Saybolt aseguraba que el fuel se endurecería al bajar a temperaturas de seis grados. Sin embargo, a 2,5 grados, el hidrocarburo "continúa fluido, y puede manar lentamente bajo el efecto de una presión", según los resultados del análisis del Cedre, cuya investigación puede consultarse en Internet.
Otro organismo francés, el Ifremer -propietario del batiscafo Nautile- ha estudiado en laboratorio la tendencia a emerger del fuel, en función de la profundidad. La conclusión es rotunda: "El fuel presenta siempre una densidad más débil que el agua que lo rodea en el conjunto de la columna de agua". Por lo tanto, el hidrocarburo que se escapa del Prestige en forma de "hilillos", según la expresión de Mariano Rajoy, tenderá siempre a subir a la superficie.
Un tercer análisis francés es el del Museo Nacional de Historia Natural, según el cual la carga del Prestige se resiste a degradarse. Frente a una evaporación del 60% al 70% en el petróleo que transportaba el Amoco Cadiz -un naufragio registrado en marzo de 1978 y de triste recuerdo en las costas de Bretaña-, la evaporación del fuel del Prestige no pasa del 10% o el 15% de la masa. El fuel pesado, por otra parte, se mezcla con el agua del mar y forma una emulsión que duplica el volumen inicial.
De confirmarse estas previsiones, España no se enfrenta sólo a la dificultad de recoger unos miles de toneladas de fuel y limpiar el litoral de los vertidos que ya lo han ensuciado, sino a la gestión de un problema de dimensiones mucho mayores. Nadie sabe si los tanques del petrolero resistirán la presión o se romperán. Lo que se ha constatado, de momento, es que hay grietas y aberturas por las que se fuga un poco de fuel, como han mostrado las imágenes del batiscafo Nautile.
¿Qué se puede hacer para contener la enorme masa de fuel depositada en el fondo del océano? Michel Girin, el director del Cedre, admite que se puede jugar con varias hipótesis. Pero las dificultades que plantea cualquiera de ellas desafían la imaginación.
Teóricamente, puede intentarse recubrir el barco hundido en una especie de sarcófago de hormigón. Otra posibilidad es intentar el bombeo submarino del fuel que permanece en los tanques del Prestige, como se hizo en 1999 con el Erika. El problema es que en este último caso el petrolero estaba a 120 metros de profundidad, lo que facilitó la operación.
Según los expertos del sector, nunca se ha intentado nada parecido a una profundidad de 3.500 metros. Hay empresas que disponen de tecnología para la extracción de petróleo a más de 1.000 metros de profundidad en el Golfo de Guinea, pero nunca se ha intentado en los fondos abisales sobre los que descansa el Prestige en la fosa atlántica.
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