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Una novela relaciona el Holocausto con la economía actual

La cuestión humana (Losada) tiene exactamente 100 páginas y engancha desde la primera a la última. Simon, el protagonista de la novela, es un psicólogo que trabaja en el departamento de recursos humanos de una multinacional alemana. Un día, el director adjunto, Karl Rose, le pide que haga un informe sobre la salud mental del director general, Mathias Jüst. Simon opina que se trata de un enfrentamiento entre ejecutivos, pero pronto averigua que ambos tienen un pasado que los vincula con la Alemania nazi y con el genocidio de los judíos.

El escritor belga François Emmanuel (Bruselas, 1952) tardó 12 años en escribirla. "Tenía la idea desde hacía mucho tiempo, pero el tema era tan turbio que me resultaba muy difícil", explicó Emmanuel la semana pasada en Barcelona. "He tardado, pero creo que he acertado".

Mundo inquietante

La cuestión humana tiene estructura de novela policiaca pero, como dijo en la presentación la crítica Ana Nuño, "eso es un anzuelo que te atrapa". "A medida que avanzas te introduces en un mundo inquietante. Es un magnífico relato de lo que Hannah Arendt calificó como la trivialidad del mal".

No se habla apenas del Holocausto pero tiene una presencia aterradora en el libro. Emmanuel traza un paralelismo entre la planificación del genocidio y el funcionamiento de las grandes empresas. "El punto central está en el lenguaje que utilizaron los nazis para deshumanizar a las personas y convertirlas en objetos. Se hablaba eufemísticamente de la solución final, se hablaba de unidades, nunca de personas. Ahora, lo singular tampoco interesa en economía. Ahora la herencia de la revolución industrial y de la revolución tecnológica ha conseguido que sean importantes las cosas contables, no las singulares. He querido denunciar un modo de pensamiento, una presión social que se ejercer muy sutilmente".

Este paralelismo entre la antigua "cuestión judía" y la actualísima "cuestión humana" está escrito con un estilo "sorprendentemente neutro, de profundo calado y significación", dijo Ana Nuño. "No se sale incólume de la lectura de este libro, se sale enriquecido", concluyó.

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