Estudios para el 'empleo verde'
8.000 alumnos se preparan en 33 universidades para ser expertos en medio ambiente
La palabra ambientólogo deja todavía con cara de interrogación a la mayoría porque los licenciados en Ciencias Ambientales apenas superan el millar en España. La titulación comenzó como título propio de las universidades Autónoma de Barcelona y de Alcalá de Henares a comienzos de los noventa y se hizo título oficial mediada la década. En la actualidad hay cerca de 8.000 alumnos matriculados en las 33 universidades donde se imparten estos estudios.
Como en casi todas las carreras, hay más mujeres que hombres y, a decir de sus profesores, casi todos los alumnos comparten un par de características: "Son gente que demuestra sensibilidad y respeto por la naturaleza y una gran inquietud por mejorar las cosa con proyectos constructivos", explica el coordinador de esta titulación en la Universidad Miguel Hernández, de Elche, José Navarro. "Algunos alumnos incluso llegan con una idea demasiado bucólica de la carrera", añade el decano de Ciencias Ambientales en la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio Sastre.
El empleo depende de la sensibilización de las empresas y del tejido industrial de cada zona
La nota para acceder a esta carrera va del 5 al 7, pero son muchas las facultades que exigen algo más de un 6. Eso quiere decir que hay demanda. "La gente se ha dado cuenta de que la sensibilidad sobre el medioambiente, asociada a la actividad económica y social, es cada vez mayor. Antes, hablar de medioambiente equivalía a ir en contra del progreso. Con esta licenciatura tratamos de darle la vuelta a la tortilla", dice Navarro.
Como en todas las carreras jóvenes se parte de una situación en la que los índices de empleo se presumen altos, pero eso depende. ¿De qué? Por un lado, apunta Navarro, "del tejido industrial de la zona y de la sensiblización de las empresas", porque los trabajos que pueden desarrollar los ambientólogos están íntimamente relacionados con la actividad económica. Prácticamente todas las empresas, "desde una oficina a un laboratorio químico", podrían precisar un ambientólogo.
El despegue máximo del empleo para estos licenciados llegará "cuando las evaluaciones de impacto ambiental previas a las actuaciones empresariales o de la Administración no se queden sólo en eso, sino que se haga un seguimiento exhaustivo y se vigile que el plan se está cumpliendo", asegura Antonio Sastre. Y de que España vaya incorporando a su normativa las directivas europeas; "por ejemplo, la normativa ambiental estratégica, o la del agua", señala Sastre, quien sostiene que son los ayuntamientos los que tienen muchos de los problemas que un ambientólogo podría resolver. En este capítulo cabe hablar de problemas tan próximos como el botellón, el ruido en las calles, el urbanismo incontrolado, la contaminación.
En la actualidad, alrededor del 50% de los licenciados encuentran trabajo, aseguran los expertos. Pero, por otro lado, está la competencia con otros titulados. "Más que hablar de intrusismo hay que hablar de campos en los que mucha gente puede tener algo que decir, porque en la gestión de la biodiversidad también los biólogos tienen su papel, por ejemplo. La ventaja de los ambientólogos es que reciben una formación muy general y así pueden tener una visión global del asunto que se trate", explica Navarro. "Yo siempre pongo este ejemplo: cuando estamos enfermos sabemos que lo primero es acudir al médico de familia y será él quien decida a qué especialista habremos de acudir llegado el caso; pues lo mismo con los ambientólogos: ellos reciben una formación global y sabrán a qué experto hay que acudir para cada cosa.
Para fortalecer y delimitar con más claridad las competencias de estos nuevos titulados está en marcha ya el colegio profesional en Cataluña. "Esperamos que en el plazo de un año esté listo, ésa será la mecha para que arranquen todos los demás", dice Navarro.
Los planes de estudio también son fundamentales para formar titulados competentes. Antonio Sastre defiende una carrera muy práctica: "Nuestros alumnos tienen asignaturas que les obligan a salir al campo y ver sobre el terreno cómo pueden y deben actuar", explica. Y no sólo al lado de su casa, sino en otras provincias. "Hay muchas realidades".
En administraciones locales
La formación científica, económica y social que reciben los ambientólogos les relaciona en el terreno laboral con la gestión ambiental. "Para los estudios de impacto ambiental son sin duda los profesionales mejor cualificados y podrían llegar a asumirlos como competencia en exclusiva", explica José Navarro, coordinador de Ciencias Ambientales de la Universidad Miguel Hernández.Pero en manos de los ambientólogos quedaría también "el aire que respiramos, el agua que bebemos, la necesidad de esparcimiento y ocio, el desarrollo de la agricultura, las actividades forestales, la restauración del paisaje", añade. El empleo verde está muy relacionado con el desarrollo sostenible y con los problemas de las administraciones locales. En ellas tienen las mayores posibilidades laborales. Pueden también dedicarse a la formación para avanzar en la sensibilización medioambiental. La gestión de recursos naturales, laboratorios de control, análisis y calidad ambiental para determinar las claves para el mantenimiento de los ecosistemas serían otras de las actividades a desarrollar.
A iniciativa propia
Actea Gestión Ambiental es una iniciativa empresarial de un grupo de ambientólogos, geólogos, biólogos y técnicos de laboratorio con una edad media de 27 años. Laura Rubio es una los seis ambientólogos del grupo de 13 empleados. Se licenció en la primera promoción que salió de la Universidad Autónoma de Madrid. ¿A qué se dedican exactamente? "Tenemos varias ramas de trabajo. Una es la de sistemas de gestión medioambiental, que implantamos en empresas y administraciones oficiales: teniendo en cuenta la legislación que hay sobre medio ambiente, estructuramos planes que mitiguen los efectos de las actuaciones empresariales. Hacemos diagnósticos y proponemos cambios para mejorar la situación de las aguas, depuradoras o ruidos, y formamos a trabajadores de distintos sectores para que sepan mitigar en la medida de lo posible los residuos que generan, los vertidos". Elaboran estudios de impacto ambiental e inventarios de vegetación, fauna. "Nos va bien, pero la legislación debería ir más rápida, y hay que competir con las grandes empresas", añade.
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