Los inspectores de la ONU visitarán un millar de lugares 'sospechosos' en Irak
Los expertos apuntan que lo más difícil será detectar las instalaciones civiles con uso militar
Los inspectores de armas de la ONU llegarán el lunes a Bagdad con una lista de las instalaciones que desde hace cuatro años han visto crecer y ampliarse en las fotos satélite. Pero no será fácil investigar un país más grande que España con un equipo de apenas cien personas. Los expertos apuntan que lo más difícil será detectar las instalaciones civiles con uso militar. El tono de quejas de la carta en la que Irak aceptó el pasado miércoles el regreso de los equipos de desarme no parece indicar que el Gobierno de Sadam Husein esté realmente dispuesto a cooperar.
¿Qué tiene Irak exactamente? Al abandonar el país hace cuatro años, Unscom dejó varias asignaturas pendientes. No tuvo tiempo de localizar y comprobar la existencia de 4.000 toneladas de agentes químicos, 17 toneladas de 'materia' bacteriológica y una lista de componentes esenciales para fabricar misiles. Desde entonces, EE UU y el Reino Unido han acusado a Bagdad de tener aspiraciones nucleares. La última 'prueba', hace unos meses, se refería a la importación de tubos de aluminio de 'doble uso' (civil y militar) que presuntamente podrían servir para construir una bomba con plutonio o uranio adquirido ilegalmente.
'No creo que Irak siga teniendo armas de destrucción masiva. A finales de los ochenta, principios de los noventa, Sadam salía de una guerra (con Irán) para meterse en otra (con Kuwait) y podía justificar de alguna forma su arsenal. Pero después de tantos años de aislamiento no tiene mucho sentido', aseguró sin embargo a este periódico uno de los responsables de Unmovic. La Comisión de la ONU para la Inspección, Vigilancia y Verificación (Unmovic) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) han establecido una lista de entre 700 y 1.000 instalaciones consideradas 'sospechosas'.
'No tenemos pruebas, pero hemos visto por satélite que algunos edificios, entre 50 y 100, han sido reconstruidos después de los bombardeos de 1998 e incluso ampliados. Puede ser algo perfectamente inocente o no', comentaba hace poco, el jefe de los inspectores, Hans Blix, 'hemos analizado más de un millón de documentos y 50.000 fotografías de Unscom (la antigua agencia de desarme) y hemos contratado satélites comerciales para tener una idea de lo que ha cambiado'.
Los responsables de Unmovic también han recibido información de los servicios secretos estadounidenses y británicos. The Washington Post publicaba ayer, citando a la CIA, una lista de centros que figurarían entre las prioridades de la agencia de desarme, la mayoría situados en los alrededores de Bagdad: el laboratorio de Al Dawrah donde se fabrica la vacuna para la enfermedad de las vacas locas; el Instituto de Amiriyah donde antes de la guerra del Golfo se almacenaban armas biológicas; las fábricas de Al Rafah y de Al Mutasim donde EE UU sospecha que se prueban misiles, o el centro nuclear de Al Furat, entre otras.
Pero las fotos satélite sólo revelan ampliaciones. Sobre el terreno, vigilar un país más grande que España con un equipo de cien personas (los 260 inspectores se relevarán por turnos) será una tarea difícil. No es un paisaje desconocido para Blix que pisó Bagdad por última vez en 1991 cuando era el jefe de la OIEA. Todos los expertos coinciden en asegurar que las instalaciones civiles que puedan tener uso militar serán las más difíciles de detectar. 'Cualquier sitio donde se fabrique pan, cerveza o vacunas puede transformarse en un centro de armas bacteriológicas', asegura David Kay, que fuera responsable de las investigaciones nucleares de Unscom, 'se sabe además que algunas de estas instalaciones pueden transportarse fácilmente y será complicado localizarlas'.
Los inspectores podrán acceder sin previo aviso a los ocho palacios presidenciales que provocaron una crisis entre la ONU y Bagdad en 1998. 'Lo más seguro es que no encuentren nada en los palacios. Serán las primeras instalaciones que Unmovic querrá visitar y los iraquíes han tenido tiempo de vaciarlas', dice Richard Spertzel, el experto estadounidense que durante cuatro años dirigió las investigaciones bacteriológicas de Unscom.
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